Guadalajara ya cuenta con un ambicioso 'Plan Verde' que aúna la sostenibilidad con el cambio climático

El Ayuntamiento ha presentado el Plan de Infraestructura Verde y Biodiversidad y el Plan de Arbolado de Guadalajara, dos proyectos que pretenden poner en valor la biodiversidad de la ciudad, así como la adopción de medidas mediomabientales de divulgación, conservación, mejora y protección del medio natural urbano y su entorno.

Guadalajara ya cuenta con un ambicioso 'Plan Verde' cuyo objetivo es la articulación de una serie de acciones a llevar a cabo a corto, medio y largo plazo encaminadas a mejorar el medio ambiente natural urbano, así como para promover la sostenibilidad y caminar en mejores condiciones hacia los retos que exige el cambio climático. "La ciudad va a contar por primera vez con un Plan de Infraestructuras Verdes que va a situar a Guadalajara entre las ciudades punteras en cuanto al cuidado y mantenimiento de nuestra infraestructura verde. Se trata de conocer, respetar y conservar para conseguir una ciudad más verde, más conectada con la naturaleza y más resiliente con un clima cada vez más extremo", ha manifestado el concejal de Medio Ambiente, José Luis Alguacil. 

El estudio ha sido presentado esta mañana por el responsable del área junto a representantes de las empresas encargadas de la asistencia técnica: Atalaya y SDL Investigación y Divulgación M.A. SL. Bajo el complejo título de 'Plan de Infraestructura Verde y Biodiversidad del Término Municipal de Guadalajara y Plan de Arbolado y Zonas Verdes', se compone de dos bloques. 

Por una parte, se encuentra el Plan de Infraestructura Verde. Jaime Díaz e Irene Zúñiga, miembros del equipo redactor, estos planes vienen a completar el urbanismo tradicional, al que complementa. Zúñiga ha señalado que se ha partido de un análisis del municipio "que es muy rico desde el punto de vista medioambiental y de biodiversidad" y de su entorno. A partir de este análisis se han establecido un total de 50 líneas de actuación "con el objetivo de la mejora ambiental global".

Tras este diagnóstico se ha realizado un plantemiento de ecología del paisaje con siete objetivos: preparar la ciudad para mitigar el efecto de la isla de calor, mejorar la conectividad entre los espacios verdes urbanos y periurbanos; mejorar el estado ecológico general del municipio; mejorar la normativa ambiental y la planificación urbanística; contribuir a la generación de empleo verde; sensibilizar a los ciudadanos sobre uan adecuada relación con el medio ambientey mejorar los espacios de uso público creando ambientes que favorezcan el bienestar, la habitabilidad, la salud y la seguridad.

Este Plan, cuya vigencia se prevé para 12 años, incluye medidas a corto, medio y largo plazo. En opinión de Jaime Díaz, entre las más urgentes se encuentran "conseguir que la ciudad sea un sitio a salvo de episodios extremos de calor creando áreas de confort e itinerarios confortables". De hecho, se prevé que en un plazo de 30 años las tempuraturas suban una media de 4,5 grados en Guadalajara, con un 40% más de noches cálidas.

Otras de las medidas a corto plazo destacas en el Plan son potenciar el conocimiento de los ciudadanos sobre sus zonas verdes e implicarles en su cuidado, conservación y reorganización, con planes específicos barrio a barrio. Asimismo, se propone la creación de centros de divulgación en la finca de Castillejos, la Fábrica de Harinas Mora en Los Manantiales y una escuela taller en el Poblado de Villaflores.

Plan de Arbolado

El segundo bloque del PIV corresponde al Plan de Arbolado. Susana Domínguez, de SDL Investigación, ha destacado que Guadalajara posee un bosque urbano "muy importante" aunque reconoce que "se ha perdido mucho patrimonio natural". Según el informe de diagnóstico realizado por la empresa, la cobertura vegetal de Guadalajara está por debajo del 20% cuando lo deseable sería del 30%, existen más de mil alcorques vacíos; hay 30 especies de árboles en los viarios y 108 en los parques, que suman un total de 25.000 árboles, de los cuales sólo el 10% son grandes y maduros, un 17% están podados, un 10% son sensibles al cambio climático y sólo el 18% disponen de alcorques con el espacio adecuado.

De ahí que se hayan propuesto 35 líneas de actuación a desarrollar en 20 años. Entre ellas destacan la puesta en valor del arbolado y las zonas verdes; la mejora de la gestión; la corresponsabilidad de los ciudadanos; considerar el porte de los árboles antes de su plantación; realizar una correcta selección de especies, un mejor mantenimiento y mayor planificación en la plantación; realizar un inventario de árboles, actualizar la Ordenanza de Arbolado; ampliar el catálogo de árboles singulares; diseñar un estudio de las zonas de plantación y establecer un protocolo de actuación en caso de obras cercanas a los árboles. Además se prevé la plantación de especies más resistentes al cambio climático, cambiar el modelo de parque inglés y crear más praderas naturales y plantar especies de bajo consumo. El horizonte temporal para la puesta en marcha de ésta y otras medidas es de 20 años. 

La forma de hacer compatible los planes verdes y de arbolado con la gestión del agua viene determinada por la creación de sistemas de drenaje urbano sostenible para aprovechar las aguas de riego incluyéndolas en el ciclo integral del agua.