Estos días se ha celebrado y recordado la efeméride del 3 de abril de 1979, cuando fueron las primeras elecciones municipales de la actual democracia después de 48 años en las que habían tenido lugar las ultimas, el 12 de abril de 1931, y los políticos de 1979 y los ciudadanos estábamos pendientes de cómo se elegirían sus representantes, de sus decisiones futuras y de las consecuencias que, todos esperaban, fueran al amparo de la Constitución Española, respetando los derechos, deberes y libertades recogidas en su texto.
Fueron aquellos años de ilusión y esperanza. Los partidos políticos trabajábamos para buscar los mejores candidatos en nuestros municipios. Yo me encontraba en el Partido Demócrata Cristiano (PDC), en el que inicié mi vida política, partido que se integró en abril de 1977 en Unión de Centro Democrático (UCD). En ese tiempo recorrimos la provincia para intentar ganar las elecciones, como así fue. Los electores de Guadalajara otorgaron la confianza a nuestros candidatos, obteniendo 248 alcaldías de un total de 288 y, de 1.592 concejales electos, 1.298 lo hicieron bajo las siglas de UCD, con una página negra para nosotros, la de la ciudad de Guadalajara, en la que la Unión de Centro Democrático no pudo presentarse al haber sido impugnada su candidatura y anulada la misma por considerar los magistrados que lo juzgaron que se había presentado con tres minutos de retraso sobre el plazo legal establecido.
En mi andadura política de 34 años (1977-2011), tengo que agradecer a los ciudadanos de Guadalajara su confianza. Gracias a ellos fui diputado del Congreso en la legislatura constituyente (1979-1982), senador en las legislatura IV, V, VI y VII, desde 1986 al año 2000. En política local fui elegido concejal del Ayuntamiento de Guadalajara en 1983 y lo abandoné el año 2003, 20 años en el Ayuntamiento: concejal (9 años ) y alcalde (11 años). Los primeros cuatro años compaginé mi puesto de concejal con el de vicepresidente de la Diputación (1983-1987). Fui candidato a la Alcaldía en 1987, 1991, 1995 y 1999, ganando en las tres últimas; portavoz de mi partido de 1987 a 1992 y alcalde desde julio de ese año hasta junio de 2003, en la que ya no me presenté. Después, diputado regional, de 2003 a 2011, año en que me retiré voluntariamente de la actividad pública.
En ese intercambio de experiencias que hemos tenido en estas fechas con los políticos de aquellos tiempos, contrastando con los jóvenes que se incorporan a ella llenos de ilusión y buenos propósitos, hemos hablado de los principios con los que deberíamos actuar en el ejercicio de nuestras funciones públicas. Yo he expuesto mi opinión, coincidente con la gran mayoría de los políticos españoles, de cómo intenté desarrollar mi labor, aunque no sé si lo conseguí, pero lo intenté. Y alguno al leerlos pueda decir "consejos vendo y para mí no tengo". El político debe ser el primer servidor del ciudadano. A la política se debe ir para servir, no para ser servido.
Humildad. no creer que se está 'allí' por ser el mejor, el más listo, el más sabio. Los puestos políticos no lo son a perpetuidad, uno siempre debe estar dispuesto a irse y, si estás en ese puesto que puede considerarse de privilegio, saber que son los ciudadanos los que te han llevado a él, te han dado su confianza, confianza que puedes perder en cualquier momento.
Cercania. Otro de los principios que debe ejercer el político. Escuchar, hablar con los ciudadanos, rectificar los errores que cometas. Cuando se toma una decisión que sea la de mayor interés general, tratar de ayudar a los más necesitados y cuando alguien te visite, ponerte en su lugar. No ver en los otros partídos políticos enemigos, sino adversarios, discutir sus ideas con respeto absoluto a las personas. Respetar a los medios de comunicación, que cumplen con su labor de informar, con su derecho constitucional de la libertad de expresión y, sobre todo, ser honrado. El político, cuando deja el servicio público y vuelve a su casa, debe de hacerlo con igual o menor equipaje con el que llegó a él.
Estos son los principios que quise fueran los que primaran mi vida en la actividad política a la que me dediqué durante 34 años, dejando mi puesto de Ingeniero Técnico en los Servicios de Catastro de Rústica del Ministerio de Hacienda cuando me llamaron para iniciar el camino hacia la democracia.
En estos años, debemos dar las gracias a los millones de ciudadanos que nos acompañaron en esta noble tarea de consagrar los derechos, deberes y libertades amparados por nuestra Constitución y también el recuerdo a los miles de políticos que, elegidos por ellos, han estado y están a su servicio dentro de las instituciones constitucionales, de los gobiernos del Estado, las comunidades autonomas, las provincias y los municipios de España.
José María Bris Gallego. Funcionario del Estado. Diputado del Congreso con UCD(1979-1982) Senador con el PP (1986-2000) Vicepresidente de la Diputación Provincial (1983-1987) Alcalde de Guadalajara (1992-2003) Diputado Regional (2003-2011).
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