Julián Ruiz Martorell: “Por desgracia, la Iglesia sólo es noticia cuando es mala noticia”

Publicado por: Ana María Ruiz
19/05/2024 08:00 AM
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El Decano entrevista al nuevo obispo de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara cuando están a punto de cumplirse seis meses de su toma de posesión. 

 

El próximo 23 de junio se cumplen seis meses desde la toma de posesión de Julián Ruiz Martorell como nuevo Obispo de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara. Monseñor, que el pasado mes de enero cumplió 67 años, nació en Cuenca, en 1957. A los 14 años, se trasladó con su familia a Zaragoza, donde realizó los estudios eclesiásticos y donde fue ordenado sacerdote el 24 de octubre de 1981. Nombrado obispo de la Diócesis de Jaca y Huesca, recibió la ordenación episcopal el 5 de marzo de 2011. El 31 de octubre de 2023 fue nombrado obispo de Sigüenza-Guadalajara, Diócesis de la que tomó posesión, en la catedral seguntina, el 23 de diciembre de 2023.


Están a punto de cumplirse seis meses desde su toma de posesión como nuevo obispo de la Diócesis. En este tiempo ha ido conociendo la provincia y a sus habitantes ¿Qué sensaciones le transmiten esta tierra y sus gentes?


Estoy admirado con esta provincia y con la acogida y amabilidad de sus gentes. Conocía Molina de Aragón, había estado en Buenafuente del Sistal y había pasado en tren por Guadalajara, pero estoy admirado de la riqueza, de la naturaleza exuberante, con su variedad, con su diversidad, de su inmenso patrimonio histórico, artístico, documental y monumental y de la acogida y amabilidad de las personas. Doy gracias a Dios y a todas las personas que me han acogido, con las cuales voy estableciendo ahora vínculos de relación y fraternidad. Personas de distintos ambientes, de Guadalajara, Azuqueca, Pastrana, Molina, Sigüenza y de tantos sitios que visito por razones pastorales. Estoy encontrando una una fe de vida y una gran inquietud por ser testigos del Evangelio. Realmente estoy admirado, agradecido, sorprendido y comprometido con la provincia y con la Diócesis. 


La despoblación es un problema importante en Guadalajara. ¿Cómo puede llegar la Diócesis a todos esos núcleos pequeños? Porque no hay sacerdotes para toda la provincia. 


Efectivamente, he encontrado un gran problema de despoblación y dispersión geográfica. Hace unos años se establecieron las unidades de Acción Pastoral que pretenden vertebrar la presencia de los sacerdotes con la colaboración de seglares y de religiosos y religiosas. Los sacerdotes, ni podemos llegar a todo, ni sabemos llegar a todo, ni tenemos  soluciones para todo. Pero cuando en las poblaciones se van apagando muchas luces de casas, de barrios, de establecimientos, de comercios, de presencias significativas, queremos que la luz del Evangelio no se apague. Y allí donde haya personas que sintonicen con Jesucristo, con lo que él significa, con su vida y con su misión, queremos que la Iglesia esté presente. Los sacerdotes tienen que multiplicarse en desplazamientos, tienen que dosificar los horarios y no es posible que haya eucaristía dominical en todos los sitios. A través de horarios coordinados y de una presencia que sea significativa, las personas que viven solas, los ancianos y aquellos que sufren alguna enfermedad, encuentran ese alivio, es acompañamiento y esa cercanía de los sacerdotes que están con ellos y que en muchos casos han hecho una apuesta por el mundo rural. No sólo sirven en los pueblos sino que viven en ese ambiente participando de sus virtudes, de sus valores y de sus retos y desafíos.

 

 

Don Julián junto a Don Atilano, el día de su toma de posesión en Sigüenza//Imagen: Diócesis de Sigüenza-Guadalajara.
Don Julián junto a Don Atilano, el día de su toma de posesión en Sigüenza//Imagen: Diócesis de Sigüenza-Guadalajara.


¿Cómo es la relación con las distintas administraciones en Guadalajara? 


La relación institucional siempre es buena, independientemente del color o del signo de los partidos. Tengo que reconocer que aquí se da un vínculo especial de afecto y reconocimiento. Son personas que tienen una actitud de servicio público y, desde el planteamiento de sus propias convicciones políticas y sociales, son capaces de articular procesos de colaboración con gran generosidad. 

 

Usted comentaba antes que Guadalajara posee un gran patrimonio histórico artístico y en mucho de ese patrimonio tiene que ver la Iglesia ¿Como se plantea el tema de la conservación y la restauración? ¿Se ha encontrado con muchos problemas en este sentido?

 

En nuestra Diócesis hay 470 parroquias, lo que significa que también hay 470 iglesias. Pero también hay ermitas, casas parroquiales, muchos tejados deteriorados y bastantes goteras.Gracias a Dios, la mayor parte de las iglesias están en buen estado. En algunos lugares no llegamos y los recursos son limitados. Hay una excelente colaboración con la Diputación Provincial y los ayuntamientos. Hay convenios de reciprocidad donde gracias al entendimiento de ayuntamientos, la Diócesis y las parroquias se pueden llevar a cabo rehabilitaciones. El patrimonio está al servicio de todos y el modo que tenemos de garantizarlo es que entre todos pongamos los medios para que no se deteriore, que se conserve en su dignidad y para que pueda ser visitado, reconocido y valorado. 


Los fieles de Guadalajara suelen colaborar en el cuidado de sus iglesias. ¿Qué le parece esta implicación?


Hay una enorme generosidad. Procedo de dos diócesis, de Jaca y Huesca, que también padecen la triple herida de la despoblación, el envejecimiento y la dispersión. En la Diócesis de Jaca, pueblos minúsculos, prácticamente abandonados, ven cómo las iglesias se deterioran y hay deseo de rehabilitación y conservación. Pero aquí, a parte del deseo hay más posibilidades porque Guadalajara tiene más recursos económicos. Además, veo esa generosidad y ese deseo profundo no sólo de preservar las raíces, sino de legar a las próximas generaciones ese patrimonio que es herencia de toda una historia, que refleja una devoción pero también una cultura. Junto con la calidad humana hay una peculiar actitud para valorar, preservar, conservar y poner de relieve todo lo que significa el patrimonio como expresión del culto y de la cultura.

 

"Don Atilano ha dejado el listón muy alto. Aparte de ser una excelente persona ha sido un extraordinario obispo, con unas cualidades de relación humana extraordinarias"

 

Su predecesor en el cargo, Don Atilano Rodríguez, se granjeó el cariño de toda la provincia ¿Creé usted que le ha dejado el listón muy alto?


Sí, efectivamente. Don Atilano, aparte de ser una excelente persona ha sido un extraordinario obispo, con unas cualidades de relación humana extraordinarias. Es una persona muy atenta que recuerda los detalles, retiene los nombres, se ha hecho presente en muchos acontecimientos y ha trabajado intensa y profundamente por la Diócesis y en beneficio de todos, especialmente de las personas más vulnerables. Simpatiquísimo, afable, conocido de todos, apreciado por todos, el listón en ese sentido está muy alto. Yo soy una persona más tímida y más reservada pero también tengo el interés y la convicción de que hay que estar con todos, escuchar a todos, respetar a todos y ser amigo de todos. 


Con motivo del Día de la Iglesia Diocesana, Don Atilano reconocía públicamente que la percepción de la sociedad con respecto a la Iglesia hace que muchos cristianos no muestren abiertamente su fe ¿Comparte usted ese planteamiento?

 

Respecto del discurso mediático, tenemos que reconocer, por desgracia, que la iglesia solo es noticia cuando es mala noticia. Es decir, el hecho de que un fin de semana se reúnan decenas de miles personas en la Diócesis para celebrar la fe o el hecho de que ante cualquier urgencia o emergencia haya respuesta solidaria y generosa no solo de las instituciones, sino también en cualquier parroquia, ante los medios, no es noticia. Tampoco nosotros buscamos reconocimiento y aplausos, queremos ser testigos de Jesucristo y del amor que lleva a nuestros corazones. Aparte de eso vivimos en esta sociedad y tenemos que contar con que no en todo momento nos van a aplaudir y nos van a reconocer. Y esa percepción no nos impide vivir con alegría nuestra fe y ponernos al servicio de todos. Ciertamente, tenemos que mostrar y narrar lo que hacemos, pero fundamentalmente queremos narrarlo con la vida y con la comunicación con las personas con las que nos encontramos a diario.


¿No cree usted que determinadas posturas de la Iglesia sobre temas como el uso del preservativo, el aborto, el divorcio, al reproduccción asistida y otras cuestiones morales hoy superadas por gran parte de la sociedad pueden ir en su contra?


La luz del Evangelio llega a todos los corazones y a todas las situaciones y permite discernir. Hay propuestas socialmente admitidas que entran en contraste con lo que leemos en las Santas Escrituras, con lo que Jesús propone y con lo que es la tradición de la Iglesia. En algún momento podemos entrar en debate. En otros veremos que las posturas son difícilmente conciliables porque el Evangelio anuncia una buena noticia, propone una denuncia de situaciones de injusticia que no respetan la dignidad de las personas y renuncia a un estilo de vida. El Evangelio no puede proponer como modelo el consumismo exacerbado, el aprovecharse de la naturaleza, depreciar los recursos, etc. Ciertamente, vemos que en algún momento hay un contraste, pero eso no significa que no pueda haber diálogo. 

 

"Si nosotros bendecimos tractores, cómo no vamos a bendecir a personas"

 


En este sentido ¿Qué opinión le merece que el Papa Francisco haya autorizado la bendición de las parejas homosexuales?

 

El Papa Francisco ha publicado un documento, ‘Fiducia Supplicans’, donde se nos invita a reconocer que las bendiciones no tienen simplemente un valor teológico, sino también pastoral. La Iglesia acerca a Dios padre a cualquier persona, lo cual no significa que se diga que todas las situaciones son igualmente dignas. La Iglesia no deja de bendecir a las personas que han cometido errores, a las personas que en un momento concreto contradicen el Evangelio con su modo de vivir. En esta situación está claro que se puede bendecir a las personas sin que signifique que se están santificando las situaciones. Pongo un ejemplo práctico: si nosotros bendecimos tractores, cómo no vamos a bendecir personas. Qué menos que acercar también el amor, la compasión y la ternura de Dios a las personas vivan en las situaciones en que vivan.


El Papa ha sido un gran reformador ¿Está usted de acuerdo con sus tesis o pertenece al ala más conservadora?


El Papa no puede ser considerado un hombre progresista. Tiene una historia, una edad y una tradición y sin embargo es tremendamente generoso e innovador en el modo en que formula sus afirmaciones y en la manera en la que se acerca a las personas. El Papa está siendo fiel a la doctrina social de la Iglesia, que es la gran desconocida. Parece que la Iglesia sólo tiene que inmiscuirse en cuestiones de fe, pero también hay otras cuestiones. Hay algunos rasgos que resultan tremendamente innovadores en el Papa, pero si vemos su recorrido como arzobispo y cardenal de Buenos Aires, ya vemos ahí el germen de su respuesta de aproximación del Evangelio a este mundo nuestro. El Papa, en su condición de pastor, expresa sus ideas con nitidez, transparencia y en un lenguaje que es innovador. Tiene su chispa y plantea interrogantes. Si me pregunta cuál es mi condición, todos los obispos estamos con el Papa, todos rezamos por él todos los días y compartimos su misión de maestro y su misión de servidor. 


Hay algunos sacerdotes que no rezan precisamente por él como ustedes. Ahí tiene a los participantes de un coloquio pertenecientes a una corriente ultracatólica que rezaron por el pronto fallecimiento del Papa.


Esto es una cuestión minoritaria. El arzobispo de Toledo ha tenido que llamar la atención por algunas expresiones desafortunadas de unos sacerdotes que han visto cómo el contraste con sus tradiciones y su modo de pensar era muy directo y han rezado públicamente para que el Señor se lleve a su gloria al Papa. Pero nosotros rezamos para que el Papa esté con nosotros el tiempo que Dios quiera y que esté en plenitud de condiciones físicas, psíquicas y espirituales. Tenemos que estar con él porque es el sucesor de Pedro y es el que la Divina Providencia ha puesto en nuestro cambio, al igual que todos sus antecesores.

 

Don Julián Ruiz//Imagen: Cortes de Castilla-La Mancha
Don Julián Ruiz//Imagen: Cortes de Castilla-La Mancha


En Guadalajara hay un importante problema de falta de vocaciones ¿De qué manera hay que trabajar para que los jóvenes opten por dedicarse al sacerdocio? 


Nunca en la historia de la Iglesia ha habido tantas vocaciones como ahora. Pero las hay en la India, en Filipinas, en Corea, en África, en algunos países de latinoamérica. No las hay en occidente y especialmente en el occidente europeo. Uno de los motivos es el descenso demográfico. Un servidor es el séptimo de ocho hermanos. Ahora las familias tienen un hijo y como mucho dos. En segundo lugar, vivimos en una sociedad secularizada, plural, multicultural. En otros momentos, el Evangelio era la respuesta. Ahora esa una respuesta más que se sitúa en diálogo con otras alternativas que existen. Y tenemos que reconocer que el Evangelio está produciendo frutos en muchas personas jóvenes que viven otros modos de servicio como voluntariado, solidaridad misionera, gente que pasas sus meses de verano en territorios de misión o que hace compatibles sus actividades académicas o profesionales con el servicio generoso a la sociedad. Hay muchas condiciones de voluntariado, servicio y atención y cuidado de los más vulnerables. Lo que deseamos es que también haya en su momento respuestas generosas en corazones abiertos a la llamada de Dios para vivir el sacerdocio, la vida consagrada, la vida misionera o el matrimonio, que también es vocación. 


¿Cómo está Guadalajara en este sentido?


Estamos regular tirando a mal. Tenemos un seminarista y un diácono al cual vamos a ordenar sacerdote próximamente. También hay cinco candidatos al diaconato permanente, personas que tienen su vida familiar y que piden incorporarse a ese servicio de la Diaconía, que es fundamentalmente la atención a los pobres y el servicio a todas las actividades de la Iglesia: catequesis, liturgia, etc. Para nosotros son un motivo de esperanza y optimismo. También hay gestos esperanzadores como la presencia de jóvenes en las cofradías y hermandades en todo el movimiento que se produce en torno a la Semana Santa. Son gestos que, como pequeñas luces, iluminan nuestro camino. No todo es oscuridad y noche, hay personas que dan luz viviendo su fe en la medida de sus posibilidades. 

 

"Hay rasgos dentro de determinadas ideologías que están en contraste con el Evangelio. En nombre del Evangelio no se puede decir todo, ni hacer todo"

 

¿Qué opinión le merecen las nuevas corrientes ideológicas de ultraderecha que hacen bandera de su catolicismo pero, sin embargo, desprecian y fomentan el odio hacia el diferente?


No se puede enarbolar una bandera que vaya en contra de las personas. El Evangelio tiene muchas cualidades pero, entre otras, es una propuesta de paz, de reconciliación, de fraternidad que no puede en ningún momento ni despreciar, ni insultar, ni agredir. Todo esto no se puede identificar con lo que usted denomina movimientos de ultraderecha, pero hay rasgos dentro de determinadas ideologías que están en contraste con el Evangelio. En nombre del Evangelio no se puede decir todo, ni hacer todo. En nombre del Evangelio hay que ser un poco más prudentes y más cautos a la hora de defender determinadas tesis.


Estamos en un momento de conflictos bélicos internacionales, con miles de víctimas civiles inocentes en Gaza y Ucrania, así como en otros países de los que apenas se habla, especialmente en el Tercer Mundo ¿Qué está pasando en el mundo? ¿Qué nos está pasando?

   

El Papa lo suele denominar como la Tercera Guerra Mundial a pedazos. Conflictos bélicos que son promovidos en muchas ocasiones por intereses económicos y estratégicos, violencias que no se han visto nunca contra los civiles. Ahora hay un ensañamiento y una violencia injustificada contra los civiles cuando no debería ser así. Nunca en la historia ha habido tanto movimiento migratorio forzado como consecuencia de las guerras. Se está produciendo un dolor inmenso en la población inocente, un sufrimiento y una injusticia de la que somos todos corresponsables porque esto no es humano. No puede haber resultados tan agresivos ni violencias tan injustificadas.  


Por último, la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara está inmersa en el Sínodo Diocesano, que aprobará los documentos que marcarán la estrategia a seguir en su labor en la provincia ¿Qué significa esto en la práctica?


En su momento, Don Atilano decidió promover un Sínodo Diocesano, es decir, tomar el pulso a la realidad de la Diócesis para ver cómo estábamos, qué es lo que el Espíritu Santo pide de nosotros y cómo podemos responder a los retos y desafíos de nuestra vida y nuestra misión. Se conformaron grupos sinodales que trabajaron unos materiales en torno a cuatro ejes: Llamados, Desafiados, Evangelizamos y Servimos. Esto significa que somos llamados por el Señor para ejercer nuestra condición de cristianos pero vivimos en un mundo que nos provoca desafíos como la despoblación, el envejecimiento, la dispersión, el descenso demográfico, el crecimiento económico y demográfico en una determinada zona de la Diócesis frente a otra. Vista esta situación, evangelizamos atendiendo a los enfermos, a los migrantes, a las víctimas de trata de blancas, actuando ante la violencia dentro de los hogares, el bullying dentro de las escuelas, la falta de sentido de la vida que encuentran muchos jóvenes, las patologías, las enfermedades, la soledad, personas que no encuentran trabajo, precariedad, injusticias, etc. Y aunque no tenemos la capacidad para resolver todos los problemas ni recursos para atender todas las necesidades, nos disponemos a servir a los más necesitados en colaboración con todas las iniciativas que surgen en la sociedad. Hemos estado trabajando durante seis años, se ha llegado a unas proposiciones y cuando se aprueben en torno a junio, pondremos en práctica el marco de referencia de nuestra vida y misión en la provincia. Se articulará un Plan Diocesano de Pastoral donde se verán las acciones y objetivos prioritarios. Es muy importante tener un marco de referencia donde actuar porque no podemos dejarnos llevar por la improvisación. 

 

Imagen: Ayuntamiento de Guadalajara.
Imagen: Ayuntamiento de Guadalajara.

 

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