EDITORIAL. Tengamos la fiesta en paz

Publicado por: El Decano
16/08/2024 11:37 AM
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Imagen de archivo. Ayuntamiento de Guadalajara.
Imagen de archivo. Ayuntamiento de Guadalajara.

Los pueblos de la provincia viven este mes de agosto su época más festiva. Lugareños y foráneos disfrutan de las fiestas patronales de numerosas localidades, que se llenan de vida para disfrutar de las actividades culturales, deportivas, musicales y taurinas programadas por sus ayuntamientos, a los que la organización de estas actividades les cuesta mucho esfuerzo, trabajo y pocas horas de sueño. 


La diversión está asegurada. Pero todavía existen algunos energúmenos que se empeñan en enturbiar estos días de alegría y buena vecindad. Ha sido el caso de Fontanar, donde una panda de violentos y violentas se empeñó en estropear lo que iba a ser una noche de música y baile. Y lo que es peor, ensució la imagen de todo un pueblo y de sus vecinos.   


Como les informó ayer El Decano de Guadalajara, la orquesta local The Smile -que ha ofrecido numerosos conciertos en la provincia en su gira de verano sin ningún tipo de incidente- se vio obligada a suspender la verbena de la madrugada del miércoles ante la actitud de varios jóvenes, algunos de ellos menores, que se dedicaron sin motivo a lanzar vasos de bebida al escenario -llegando a subirse al mismo- y a arremeter contra las vallas de protección. Ante la falta de seguridad, se decidió cancelar la actuación, momento en que comenzaron los insultos y la agresión física a uno de los componentes del grupo por parte de una joven del pueblo, que le asestó un puñetazo en la cara provocándole una fuerte contusión. La joven ya ha sido identificada y denunciada ante la Guardia Civil. 


Tal y como relataba uno de los componentes de la banda, en sus 27 años de profesión, nunca se había enfrentado a una situación así. Y si ya fue grave el uso de la violencia, la actitud del Ayuntamiento de Fontanar no puede calificarse más que de vergonzosa y bochornosa. 


Tras los hechos, ni el alcalde, ni la concejala de Festejos, ni la edil de Seguridad hicieron acto de presencia para calmar los ánimos ni para adoptar las medidas oportunas, dejando a los músicos totalmente ‘vendidos’ ante el grupo de agresores, temiendo que el incidente pasara a mayores. Algo que afortunadamente no sucedió. 


Pero podría haber ocurrido. Y es que las personas que integran las cientos de bandas que recorren la geografía provincial y nacional para ganarse la vida con sus bolos de verano, se encuentran en demasiadas ocasiones desamparadas por la falta de seguridad en los recintos en los que actúan. 


A excepción de las localidades que cuentan con Policía Local o agrupaciones de Protección Civil, en el resto están totalmente a merced de que grupitos de violentos hagan suya la ‘fiesta’ y arremetan física o verbalmente contra personas que se dedican a hacer su trabajo y a procurar que el público lo pase lo mejor posible. 


De no ser por la denuncia que The Smile hizo a través de sus redes sociales, el Ayuntamiento de Fontanar se hubiese lavado las manos porque no fue hasta el día siguiente hasta que se decidió a colgar un post en su página de Facebook solidarizándose con la banda, expresando su "apoyo" y su "condena" por los sucesos que motivaron la suspensión de la actuación. Asimismo, informaba de que había puesto los hechos en conocimiento de las autoridades competentes. Y de paso, venía a acusar a The Smile de ir contra el pueblo: "Se ruega que no identifiquen como culpables al Ayuntamiento y al pueblo de Fontanar dado que es algo injusto", reza el post del equipo de Gobierno. 


Señor alcalde, Jesús Caballero, de nada sirve solidarizarse y condenar porque lo realmente injusto y lamentable fue el acto violento contra la banda. Su obligación y la de su equipo era haber velado por la seguridad del evento y no dejar a los músicos solos ante el peligro. La noche acabó como el rosario de la aurora. Y de nuevo, la imagen de Fontanar por los suelos. Por inacción y falta de responsabilidad de quienes gobiernan en la localidad, que ahora quieren escurrir el bulto a base de postureo en redes sociales. 


Al margen de este incidente, lo cierto es que en demasiadas ocasiones las bandas y orquestas se enfrentan a situaciones violentas y complicadas que tratan de salvar como pueden. Se sienten inseguros y desprotegidos. Este tipo de conductas incívicas y agresivas se repiten cada vez con mayor asiduidad y, lo que es peor, con la participación de menores de edad que se creen los amos y señores de sus pueblos y hacen y deshacen a su antojo con el beneplácito de las autoridades y la nula supervisión de sus entornos familiares. 


Por responsabilidad, los ayuntamientos, las comisiones de fiestas y las fuerzas del orden deberían garantizar la seguridad en este tipo de actos en los que siempre hay algún descerebrado que trata de empañar lo que debería ser un momento de pura diversión. 


Por respeto al trabajo de las bandas de música y al buen nombre de nuestros pueblos y de sus vecinos y vecinas: tengamos la fiesta en paz.

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