Memoria ya histórica de cinco días

13/01/2025 12:30 PM
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Del 24 al 29 de abril de 2024, el presidente del Gobierno fue el paladín del honor de su esposa, Begoña Górnez. Le habría brindado, ante las instituciones y el pueblo, un silencio, de brazos y pensamiento caídos, ofreciéndole en bandeja de plata, al parecer, su futuro político, por las 'insidias', ahora judicialmente centradas en entorno más amplio, pero que viene sufriendo su familia "en los últimos diez años".

 

Si lo que caracteriza al ciudadano español (según sendas conferencias del filósofo ético García Morente, decano de su Facultad de Madrid, pronunciadas antes y después de la IP República y recogidas en ensayo post mortero), es la dignidad habrá que analizar en primer lugar si el honor de la familia Sánchez-Gómez ha sido sistemáticamente hollado, a pesar de que con palabras de Antonio en el Julio César de Shakespeare, Bruto y otros, los ejecutores judiciales en el caso, son sin duda "personas homadas" en el caso actual. Y además, ha sido pisoteado discrecionalmente, y en una especie de señalamiento continuo.

 

Es preciso hacer memoria histórica en el 'histórico' del presidente, partidario de esas mémoras necesarias alegadas y dirigidas por parcelas desde que arribó a la Secretaría de 'su' Partido, y luego al Gobierno, con su instalación, como centro inamovible de operaciones del Poder autocrático en La Moncloa. Es una exigencia de claridad identificar las presuntas imputaciones, fakes, a ese núcleo familiar (por supuesto dejando aparte a los hijos, que, por legalidad y dignidad, no son conocidos social ni judicialmente) en el último y largo decenio. Pero no las conocemos: ninguna diligencia, administrativa o judicial contra los niños, obvio, pero tampoco contra sus padres, como sujetos presuntamente penables.

 

Ha existido, en fechas recientes, una denuncia del grupo Manos Limpias. Fue el mismo que denunció al matrimonio Urdangarín-Borbón (infantes de España) justamente con la misma calificación penal: tráfico de influencias y sus medios y secuelas. En el caso de 'la presidenta', además apropiación indebida, quizás falsificación documental. Nadie, desde luego no la Casa Real, ni el Gobierno del señor Rajoy, del PP, ni los medios informativos, filtró entonces que existiera un posible lawfare. A pesar de que directivos de Manos Limpias serían, por su parte, imputados y condenados en aquellas fechas.

 

No hubo reacción virulenta ni de los denunciados, ni de sus familiares y adláteres por cualquier vínculo. Se instruyó el proceso, en nuestro sistema, garantista, sin escándalo de nadie. Cualquiera sabe, o puede y debe saber, que una denuncia de un ciudadano contra otro (condición que todos tenernos), se admite, o no, según sus 'indicios racionales' de criminalidad, el ministerio fiscal, defensor de la legalidad, la hace suya o no, y si acusa se sigue el proceso hasta sentencia. En el proceso nunca, nunca, se carga sobre el investigado la 'carga de la prueba', que recae, en plenitud, sobre el denunciante y el fiscal. ¿Pretendió, y pretende aún el ejemplar caballero Sánchez que, en el caso de su esposa, se ignoran esos trámites y presunciones legales, y se presenta a su esposa, con la que, como buen marido, ha de compartir todo, como abrumada por la necesidad de probar su limpieza de sangre y obras, aún a sabiendas de que, además de la presunción de inocencia, la prueba de hechos negativos queda descartada de raíz, por imposible: en suma, que no se le podría siquiera insinuar a Begoña Gómez, ciudadana y mujer del 'César', que pruebe el hecho negativo de su no participación en ningún hecho susceptible de indagación y calificación penal? Pero calla, eso es todo.

 

Anulado, por el significado de los hechos y la legalidad, esa descarga de intencionalidad perversa en las instituciones (en los medios, denunciante y sistema judicial, de consumo), parece también obligado considerar la 'razón' esgrimida por el Presidente para continuar en el poder puro y duro, "con más fuerza si cabe", fué su terrible expresión 'histórica', en este caso sí, y confirmada por sus hechos posteriores, hasta hoy mismo, propia de república bananera, en su comparecencia ante sí mi mismo el ya citado día 29 de abril del año pasado; cada vez más sin limitaciones, con espumarajos de rabia ante la firmeza judicial. Dijo que, con la continuidad de su presencia en el Poder, complacía, e ilusiona, al pueblo. La ciudanía aclamaría al Presidente y le rogaría su continuidad, ¿Recuerdan? Como en las manifestaciones 'de la plaza de Oriente' de los años 40/50, por cierto.

 

La apelación chirría. Con una celeridad sin precedentes el CIS 'de Tezanos' -nunca un instrumento estadístico debería identificarse con una sola persona, y su nombre, salvo en ciertos regímenes- dijo haber practicado una encuesta sobre la "carta de reflexión" de Sánchez. De nuevo ¿Recuerdan? A pesar del evidente sesgo del sondeo, solo un tercio de encuestados (hablo de memoria) apoyó la continuidad del Presidente, y de los otros dos tercios, uno optaba por su dimisión y el tercero por la repetición de elecciones generales. ¿Y en la 'ciudadanía presencial', sin filtro de encuestas? Cierto que ese grupo necesariamente sectario en la situación, por implicado, me refiero al Comité ejecutivo de su partido, el PSOE, le suplicó por unanimidad (traigo de nuevo a cuento que las unanimidades son el instrumento político de los totalitarismos) que no se vaya, pero, en las calles, y a pesar de la facilidad de desplazamiento que siempre ofrecen los partidos, ante el Congreso apoyaron la continuidad del 'régimen' unas 5.000 personas (datos de la policía y Delegación del Gobierno), en Valencia ante la sede del PSOE, se congregaron 1.500. Fue, es, todo.

 

No existe, pues, un 'ansia de Sánchez'. Aunque sí una 'realidad telaraña' de Sánchez, manifestada en las declaraciones de Aldama, en coincidencia con ese investigador objetivo que es la UCO ¿Por qué, cabe preguntarse, su obsesión por excluir a radice cualquier investigación -no más- que afecte a su familia de dos, Sánchez y Gómez, y su invocación permanente sobre la ligereza e irrelevancia de 'los medios' en la investigación de corruptelas, o corrupciones sin más, en los círculos que tocan dinero e intereses públicos?

 

El Watergate, que tumbó al Presidente del país más poderoso del mundo, fue hechura de dos periodistas del 'Washington Post', que investigaron la verdad. No hizo falta más. Ni jueces, siquiera. Y el caso, escandaloso -y todavía sin satisfacción a las arcas públicas, a usted y a mí- de los ERE despilfarrados se gestó en salas de prensa. Y, saltando sobre sentencias del Supremo, se ha licuado recién en indultos a los condenados. Algo que ahora se barrunta en el caso Berni, en el caso Koldo, en el caso hidrocarburos, en el todavía no iniciado caso Delsy Rodríguez, del que Koldo no quisiera hablar'"ni muerto'.

 

Racionalizando, habrá que buscar explicación a ese terror brutal de La Moncloa primero a la prensa y luego a la judicatura en el conocimiento de 'la verdad' con respecto a Sánchez y entornos familiar, de partido, de Gobierno. San Agustín decía in interiore homini hábitat veritas. Y esa verdad puede resultar insufrible, y se combate con violencia, con 'más fuerza ¿Contra quién, contra quienes denuncian eventuales corrupciones?

 

En aquellos 'cinco días de abril' para la reflexión, y para la historia futura (de la que ya han transcurrido tres trimestres), posiblemente Sánchez tuvo en cuenta 'el caso Begoña Gómez', pero, aunque lo intentase, no pudo silenciar ciertas preguntas, que le afectan directamente: ¿Qué ocurrió, ciertamente, y sin que pueda alegar ignorancia, en el suceso de los fontaneros de Moncloa en su encuentro subrepticio con Delcy Rodríguez, en Barajas? ¿Tuvo alguna semejanza con lo que descubrió el 'expediente Picasso', a la base del Desastre de Annual (la historia es tediosamente circular)? ¿Cuál fue la verdadera razón para el cese fulminante y no razonado de su confidente Ávalos, de quien, 'en un rescoldo de sensibilidad', apartaría -de sí y del partido, con horizontes mucho más amplios que el ¿puntual? de Koldo Aguirre- como la uña se separa de la carne? ¿De quién, de cuántos 'quienes' ya procura guardarse como en ampolla de vidrio? ¿Cómo es que no clarea cuentas familiares, sin que se le pida? ¿Por qué no exhibe las interioridades, o/y los protocolos secretos explicativos del cambio de criterio de España, a la que representa y se debe, respecto del Sahara Occidental? Aunque la continuidad del Presidente Sánchez en el Gobierno se apoye en un Poder concebido no como democrático, sino como tentacular, sin controles incluso los mediáticos (TVE), que tendrían que ser la cruda y simple voz del pueblo? Sin respuesta a esas y otras preguntas. Se enterró el lema parlametario luz y taquígrafos sobre cualquier presunta escabrosidad.

 

Hermosa esa continuada defensa de su dama -ya, sin embargo, casi olvidada y desde luego postergada por más altivos pensamientos-; de su amistad con Ávalos, a quien defenestró, de todo; de su lealtad a García Ortiz, por la lealtad de milicia del tal García Ortiz en la lucha por tumbar desde el Poder, no por las urnas, a la Comunidad de Madrid.

 

Finalmente se 'averiguó' - 'piedra de roseta' de un Champolion actual y patrio- que la investigación judicial, que continúa y respaldada por superiores instancias al juez de instrucción, a la señora del Presidente pone en riesgo a la democracia. No la de otra persona, pero sí la de ésta en concreto. La democracia, ya es un lugar común, es frágil, delicada y merece todos los cuidados. Cierto. Le democracia consiste en diálogo, siempre entre iguales, y con el marco de la legalidad. También en la ética como trasfondo y barca de salvamento.

 

Unas diligencias, o muchas instruidas por órgano judicial y con arreglo a la Ley de enjuiciamiento criminal -afortunadamente la ley tampoco discierne y aplica el adjetivo a toda violación de las normas de convivencia- no comprometen a la democracia. Nada que objetar democráticamente con lo que ha empezado a ocurrirle -sin 'prejuzgar el resultado'- a la señora de Sánchez. La cuestión se plantea no solo por la acepción de personas, sino por la 'autoridad' de la persona, personaje, que, ahora desde el Poder supremo, apela a la democracia. ¿Puede éticamente hacerlo quien, en una España en paz y que ha superado en el 78 las discrepancias fratricidas del 36-39 del pasado siglo, ha proclamado que su régimen "levanta un muro" con la derecha, con todo espectro social que no se declare públicamente de izquierdas, y haga de su posición, aún más que de sus ideologías, un 'martillo' de herejes?

 

En esta tesitura, desde el Poder, insisto, y con la capa de proteger a una desvalida mujer (de pronto olvidada en sus 'agravios') nos seguimos encontrando. Ahora sí que es verdad que, con la reflexión del señor Sánchez, y aquella su toma de decisión final, que alguien, el portavoz del PNV, calificó en su día de "parto de los montes'', está en peligro la democracia. Por un ratón, con tifus como horizonte, al que pare un chacal herido. Creíamos haber superado, para siempre, el clima guerracivilista. Pero no es así: se inocula.

 

La oposición, que superó en votos en las urnas a la propuesta del señor Sánchez, tendría -por ética histórica y política- que ser parte en la resolución de problemas, como el de las autonomías independentistas, o el de la migración, o el de la vivienda, o el de la objetividad de TV; en definitiva, de cuanto afecta a la vida humana y su dignidad, y en las cuestiones, todas, de política internacional en las que está en cuestión nuestro perfil nacional y nuestra historia (por ejemplo, en cuanto a la colonización que nunca fue tal). Pero es imposible, y además menospreciado: el PSOE de Sánchez se autoproclama de hormigón sin poros y quiere poner pilotes de hormigón en la autonomías 'perdidas' para su causa.

 

Sin memoria histórica de que, por ejemplo, ante el peligro del Covid o del 1-0, y en  alternancia de iniciativas, PP y PSOE votaron  juntos. El 'frentepopulismo' se impulsa desde el Poder  ¡Qué  pena, qué inmenso error!, diría Chateaubriand. Otros tiempos, conscientemente -es lo más grave- quemados para la convivencia y contra la Transición.

 

Santiago Araúz de Robles. Abogado y escritor. 

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