El pasado viernes, la Asociación de la Prensa de Guadalajara celebraba la festividad del patrón de los periodistas, San Francisco de Sales, con una pequeña gala en la que se entregaron sus premios anuales y el premio ‘Libertad de Expresión’, éste último patrocinado por el Ayuntamiento de la capital.
Lo que pretendía ser un encuentro distendido entre los plumillas y los políticos fuera de las tensiones de las ruedas de prensa y un reconocimiento a asociaciones, empresas y entidades de la provincia por su labor destacada a lo largo del año pasado, se transformó en un auténtico polvorín, que a punto estuvo de estallar si no hubiese sido por la elegancia -más bien paciencia- de los miembros de la APG, de la periodista premiada -Nuria Fernández- y de muchos de los asistentes.
Y es que, por segundo año consecutivo -en 2024 también hubo su dosis de polémica-, algunos políticos de Guadalajara han demostrado que no saben estar a la altura en este tipo de eventos.
En esta ocasión, la alcaldesa de Guadalajara, Ana Guarinos, durante su intervención, hizo uso de su libertad de expresión. ¡Y de qué manera! Partimos de la base de que ella puede decir lo que le venga en gana, que básicamente es lo que hace habitualmente, el problema es cuando convierte un acto ‘blanco’ en un mitin.
No se cortó un pelo Guarinos en utilizar en beneficio propio el trabajo de una de las periodistas más veteranas de la provincia. En lo que constituyó una auténtica falta de respeto, manipuló la intención del reportaje y comenzó a lanzar zascas contra la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y contra el Ayuntamiento de Azuqueca de Henares, en presencia de dos consejeras del Gobierno regional, del alcalde de la localidad y de numerosos representantes del PSOE en instituciones locales y provinciales. Muchos se removieron en sus asientos y fue un poema contemplar algunas de las caras de los allí presentes, que no sabían si marcharse o abuchear a la regidora municipal.
Pero lo mejor estaba por llegar y muchos de los periodistas allí presentes no daban crédito a lo que salió por su boca. La alcaldesa se erigió en defensora de la libertad de prensa y se ‘vendió’ como férrea luchadora contra la censura. Recordó que todas las instituciones deben respetar la libertad y facilitar el trabajo de los periodistas y manifestaba “el compromiso inquebrantable del Ayuntamiento de Guadalajara con la libertad de prensa y el rechazo a la censura, cuando hay quienes tienen especial empeño en acallar las voces críticas, vengan de donde vengan”. Y no lo decimos nosotros, esta frase es un extracto de la nota de prensa del Ayuntamiento remitida por SU Gabinete de Comunicación.
No nos cabe otra que decirle a Ana Guarinos: "Olé, olé y olé. Olé tu tronío torero". Los periodistas que cubren habitualmente la sección de Local, conocen de sobra y sufren en sus propias carnes la política de comunicación del Ayuntamiento de Guadalajara. A la alcaldesa y a muchos de los concejales de PP y Vox -sus socios de Gobierno- no les gustan las preguntas incómodas, ofrecen ruedas de prensa en las que los datos se maquillan o brillan por su ausencia, realizan llamadas por informaciones ‘molestas’, denuncian o amenazan con denunciar a determinados medios, e incluso, en una ocasión, un concejal se permitió el lujo de espertar a un informador que sus requerimientos de información "no procedían". Por no hablar de la ‘lista negra’ de medios elaborada por la ultraderecha, negando -como fue nuestro caso- la posibilidad de realizar entrevistas a sus candidatos en las elecciones locales y generales de 2023.
A ello se suma la continua manipulación de las redes sociales INSTITUCIONALES del Ayuntamiento y el ‘peculiar’ reparto de la publicidad, también INSTITUCIONAL, destinando cantidades irrisorias para los medios locales más críticos con su gestión y premiando con unos buenos miles de euros a los ‘amigos’, algunos de ellos con sede social en otras provincias de la región y lo, que es más grave, favoreciendo a pseudomedios que incluso emiten de forma ilegal en el espacio radioeléctrico.
No responder preguntas o salirse por peteneras como nos tienen acostumbrados Guarinos y su equipo no es precisamente defender la libertad de expresión. ‘Jugar’ con la publicidad es una forma de presión, manipulación y censura. Y esto es de 1º de Periodismo.
Que la alcaldesa tenga los santos bemoles de terminar su discurso ‘recomendando' a los periodistas de Guadalajara "no dejaros amedrentar nunca por las presiones ni los intentos de censura, porque tenéis un compromiso con la verdad y la responsabilidad social, y ese debe ser inquebrantable e innegociable" es para echarse a reír. O mejor, a llorar.
Así que entenderá, alcaldesa, que muchos de los plumillas de Guadalajara estén más que molestos por su politización del acto de la Asociación de la Prensa. Y que lo haga precisamente el día en que festejamos a nuestro patrón, ya clama al cielo. Como diría su compañero de filas gallego: ¡Viva el vino!
Señora Guarinos, se esperaba de usted un poco más de elegancia. Sin embargo, se convirtió en una auténtica aguafiestas.