La progresiva moderación de la inflación subyacente frente el ciclo inflacionista de los últimos años en la eurozona empieza a dejar los precios en niveles más normalizado. Aunque con posibles pequeñas desviaciones en próximos meses, va creciendo la confianza respecto a alcanzar pronto el objetivo del 2% fijado por el Banco Central Europeo (BCE). Salvo España, que va un tanto rezagada
Mientras la inflación subyacente, sin alimentos frescos ni energía que suelen desvirtuar el indicador de IPC, se ha estabilizado en el 2,6% en la zona euro, en España ha experimentado un pequeño repunte, según datos del INE, de una décima de punto en febrero para alcanzar el 3%. Un avance marcado en buena media por el buen ritmo de crecimiento de la economía.
En medio de esta divergencia, el BCE debe aplicar una política monetaria común a la zona euro equilibrando sus decisiones entre el crecimiento de los países más dinámicos y los más estancados, en particular Alemania. Es decir, "se acentúa el riesgo de que la política monetaria acabe siendo demasiado laxa para la coyuntura económica española", apunta el Santiago Martínez Morando, jefe de Análisis Económico y Financiero de Ibercaja.
De momento, la entidad europea presidida por Christine Lagarde, ha reiterado su compromiso con el crecimiento y ha optado por reducir en otros 25 puntos básicos, por sexta vez consecutiva, sus tasas de interés de referencia para dejarlas en el 2,5%, 10 puntos básicos menos respecto al 4% de junio de 2024.
A partir de ahora, sin embargo, el rumbo a seguir empieza a complicarse ante el riesgo de un repunte de la inflación con la política arancelaria de Trump y el sobrecalentamiento de algunas economías como principales preocupaciones.
En opinión de Ulrike Kastens, economista senior de DWS, hay tres grandes temas a tener en cuenta. A diferencia de la declaración de enero, la política monetaria ya no se describe como "restrictiva", sino como "significativamente menos restrictiva", destaca el analista. Una afirmación corroborada por el aumento de los préstamos hipotecarios y corporativos en los últimos meses.
A este factor se suma la creciente incertidumbre económica, la cual requiere un alto grado de vigilancia y una alta dependencia de los distintos indicadores económicos a la hora de determinar el curso futuro de la política monetaria en Europa. De hecho, ante la pregunta de los periodistas, Lagarde ha eludido comprometerse con una trayectoria específica de los tipos de interés dejando en el aire una posible pausa en abril. Aunque algunos expertos señalan en que todavía hay margen para algún recorte adicional en los próximos meses, tampoco se puede descartar incluso posibles movimientos al alza.
El tercer factor que se debe valorar será la situación geopolítica actual que puede requerir un mayor gasto de defensa en Europa al comprobar el giro estratégico adoptado por la nueva administración Trump con respecto a Ucrania y sus aliados europeos hasta ahora.
La máxima responsable del BCE se ha mostrado especialmente cautelosa en sus estimaciones para el crecimiento de un posible aumento del gasto militar, destaca Kastens. A la espera de detalles como la financiación para una evaluación definitiva, si ha anticipado un posible impulso significativo para la economía y, por tanto, de riesgos al alza para la inflación.
Aunque la incertidumbre es alta, el equilibrio ha cambiado significativamente en los últimos días. En DWS prevén tasas de crecimiento más altas en la zona euro y una desaceleración en la desinflación. Todo esto reducirá significativamente el margen para nuevos recortes de tipos en el próximo mes.
Sea como fuera, el BCE se encuentra en una posición complicada, entre la amenaza de los aranceles estadounidenses en el corto plazo, que podrían justificar nuevos recortes de los tipos de interés oficiales en nuevo un paso hacia el territorio de los estímulos y el creciente compromiso de aumentar el gasto en defensa durante los próximos años, lo que será necesario para asegurar la autonomía estratégica de Europa.
Este entorno, recalca Mark Wall, economista jefe para Europa de Deutsche Bank, "exige una mano hábil en el manejo de la palanca de la política monetaria y la preservación de la opcionalidad de las políticas". Un proceso en el que España se juega mucho ante el riesgo de que se disparen los precios y que puede seguir elevando las divergencias de Estados Unidos, donde la Reserva Federal casi con toda seguridad decidirá mantener sus tasas en el 4,25% actual en esta próxima semana. Eso seguirá presionando a las divisas y acentuará las tensiones comerciales ya provocadas por los aranceles de Trump, lo cual puede abocar a la recesión global.
Julio Muñoz. Periodista de información económica y experto en comunicación