El Pleno del Ayuntamiento de Guadalajara ha aprobado hoy viernes, con la mayoría de votos favorables del Partido Popular y de Vox y en contra de PSOE y Aike, la Ordenanza de Estacionamiento Controlado y Limitado de Vehículos en la Vía Pública Bajo Control Horario. Lo que en castellano se viene conociendo como pagar por aparcar.
En el momento en que entre en vigor -quince días después de su publicación en el Boletín Oficial de la Provincia -es decir, en menos que canta un gallo-, los vecinos y vecinas de Guadalajara van a volver a tener que rascarse el bolsillo. Otra vez más, después del sablazo del IBI o de la subida de la tasa de basura.
Esto es así porque se va a pasar a tener 2.609 plazas de pago frente a las 1.175 actuales, lo que multiplica los lugares en los que se va a tener que sacar el ticket para estacionar en determinados puntos de la ciudad en tres modalidades: zona azul, zona roja y zona verde.
Este incremento en 1.500 nuevas plazas de pago se va a repartir por 71 calles, especialmente en el casco histórico, las zonas colindantes a la ZBE -ya de por sí afectadas por un grave problema de faltas de plazas de aparcamiento-, Virgen del Amparo, las Cruces, Rufino Blanco, Virgen de la Soledad, calle Toledo, y un largo etcétera de vías. Sin olvidarnos que, cuando se adjudique el nuevo servicio de la ORA, el aparcamiento de la calle Hermanos Fernández Galiano -ahora gratuito- será de pago.
Pero no sólo es que se amplíen las plazas de pago, lo más sangrante es que los precios van a subir. Y mucho. Habrá que aflojar la cartera una vez más, ya que la Ordenanza llega con un incremento del 20% en la tarifa cuando se aparque en la Zona de Bajas Emisiones y de un 4% en el resto de calles.
Y por si fuera poco, los residentes de la zona roja, que pagarán su correspondiente tasa, tendrán que ‘prestar’ sus plazas a otros usuarios, que podrán utilizarlas cuando estén desocupadas, pagando también sus buenos euros. Eso se llama solidaridad, sí señor. Impuesta, pero solidaridad.
Para más ‘inri’ el dinero recaudado irá directamente a la cuenta de resultados de la empresa concesionaria que, por mucho canon que pague al Ayuntamiento por la prestación del servicio, se va a llevar un buen ‘pico’ por atracar a los guadalajareños, con la venia del Ayuntamiento.
Las excusas del equipo de Gobierno de Guarinos son, básicamente, cumplir la Ordenanza de la ZBE, favorecer el tránsito peatonal y fomentar el uso del transporte público. Mal vamos, especialmente en el último caso, con un servicio de autobuses lamentable y con los trabajadores amagando con ir a la huelga.
La oposición ha calificado la Ordenanza como un "despropósito" y ha criticado el afán recaudatorio de Guarinos. Y no les falta razón. Con esta medida, ni se va a fomentar el uso de tranportes alternativos, ni se van a dinamizar el comercio y la hostelería en el centro, ni vamos a ser una ciudad modélica en NADA.
Desde la llegada del PP y de Vox al Ayuntamiento, los vecinos de Guadalajara están sufriendo un verdadero atraco a sus bolsillos. Precisamente de aquellos que, en elecciones, prometieron no subir impuestos y rebajar la presión fiscal. De aquellos que hicieron promesas para ‘reiniciar’ una ciudad que, dos años después, continúa sin despegar, paralizada en lo económico, retrasada en lo social y castigada en lo cultural.
Y lo peor es que esto no ha hecho más que empezar. No tardando, llegará la subida en un 12,5% en el precio del billete del autobús. ¿Qué será lo próximo?
Parafraseando a Super Ratón: "No se vayan todavía, que aún hay más".