El Coro Ciudad de Molina y el MC Cor, Barcelona Chamber Choir han unido sus fuerzas para llevar a cabo un proyecto muy ambicioso: Interpretar la Misa de Réquiem en Re Menor de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), en un concierto que tendrá lugar este sábado, 12 de abril, a partir de las 18.00 horas, en la Iglesia de Santa María la Mayor de San Gil de Molina de Aragón. Esta cita se ha convertido en todo un acontecimiento en la capital del Señorío, teniendo en cuenta el reto que supone para este pequeño coro molinés montar una obra de tal dificultad, pero también porque aún perduran en el recuerdo otras magníficas iniciativas surgidas de la colaboración de los directores de estas dos formaciones, Joan Martínez Colás y Esteban Ruiz Blasco.
El director catalán con raíces en la localidad molinesa de Piqueras, Joan Martínez Colás, también es el fundador del coro “Tierra de Voces”, que aglutina a vecinos de varios pueblos del Señorío de Molina, así como de infinidad de iniciativas innovadoras de divulgación de la música clásica en Cataluña. Con Tierra de Voces ha colaborado en varias ocasiones con el Coro Ciudad de Molina, precisamente con el propósito de traer la música clásica y la ópera a este rincón de la Guadalajara más rural.
En esta ocasión, las 30 voces de la coral molinesa actuarán bajo el paraguas de un coro profesional, como el MC Cor Barcelona Chamber Choir, pero ello no le resta ‘bemoles’ al asunto, sino todo lo contrario. Supone convencer a una veintena de cantantes y a un pianista para preparar una obra de estas características en la distancia y estrenarla muy lejos de Teatro Liceo de Barcelona, en pleno corazón de la despoblación.
Para este pequeño coro aficionado, preparar el Réquiem de Mozart ha supuesto avanzar de golpe varios capítulos en su evolución, algunos de los cuales nunca habrían estado predestinados a escribirse si cierto Sábado Santo, en uno de los típicos vermús de la Plaza de San Pedro de la localidad, Martínez Colás no hubiera tenido la ocurrencia de proponer un proyecto de esta envergadura a la batuta del coro molinés, Esteban Ruiz, y sin los ‘bemoles’ necesarios de este director y sus 30 voces para embarcarse en este proyecto. No en vano, Esteban no se cansa de repetir que el de Molina es un coro pequeño, sí, pero valiente.
“En mi cabeza nunca hubiera estado hacer un Réquiem de Mozart, pero al darnos el empujón Joan dije: ¿...y por qué no? Y el resto del coro dijo lo mismo y aquí estamos”, comenta Ruiz a El Decano de Guadalajara.
Mientras disfrutaban de unas distendidas cañas en aquella mítica plaza molinesa, el asunto no parecía nada descabellado y más teniendo en cuenta que, aunque pocas, las almas de estos páramos molineses vibran con una intensidad especial a poco que suene un puñado de acordes, pero sí que requería de un alto nivel de compromiso.
A la pregunta de si en algún momento consideró que podría ser un proyecto demasiado ambicioso, Martínez Colás responde entre risas: “Qué va. Yo soy súper lanzado y lo he dirigido varias veces en Cataluña e incluso Alemania. Es una obra muy estimulante para un coro, porque es muy conocida y al público le gusta mucho, con lo que la satisfacción es inmensa”.
No obstante, esto no quita un ápice de complejidad a la obra, que tal y como explica el músico, “está entre el Clasicismo y el Romanticismo, con muchos colores para las voces y para los solistas. A nivel musical tiene muchas dificultades, pero a la par es muy satisfactoria a la hora de interpretarla, porque te ofrece una perspectiva de lo que es el repertorio del oratorio de la música sinfónico-coral muy potente”, valora.
“Para un coro amateur como es el nuestro tiene un gran nivel de dificultad, tanto en la métrica, como en los agudos, el estilo, el nivel de conocimiento necesario... Todo. Abordar el Requiem por números es asequible. El coro de Molina ya ha interpretado los cuatro números más fáciles, pero enfrentar todo a la vez es un reto muy importante (…) Es muy exigente en todos los aspectos. Es una obra entera, no un concierto de ocho o nueve piezas, como solemos hacer, que permite relajarse entre pieza y pieza. Aquí son alrededor de 50 minutos en los que tienen que estar pendientes constantemente”, añade Esteban Ruiz.
Este réquiem, recuerda Martínez Colás, no se le atribuye en su totalidad a Mozart, ya que la muerte le sobrevendría antes de poder terminarla y tuvo que hacerlo uno de sus discípulos Franz Xaver Süssmayr. El fantasma de la muerte ha envuelto a la obra en un velo sublime y enigmático, que la ha coronado en el pedestal de las leyendas de la música clásica. Su misterioso encargo por un desconocido vestido de negro, en un momento en el que el virtuoso compositor estaba enfermo y obsesionado con la muerte, tras el fallecimiento de su padre, le hizo creer que este personaje era un mensajero del destino, para componer el réquiem de su propia muerte. Sin embargo, más tarde se descubriría que detrás se encontraba Franz von Walsegg, músico aficionado, que la quería para el funeral de su esposa con la pretensión de hacerla pasar por una obra suya, lo que explicaría el anonimato y misterio de su encargo.
La exigencia del proyecto y ese halo enigmático de la obra póstuma de Mozart han entusiasmado a los integrantes del coro molinés, que llevan cerca de dos años embriagándose de su esencia, compaginando el trabajo cotidiano del coro y la preparación de sus citas habituales y conciertos, con los ensayos del Réquiem
“Ya el año pasado hicimos un pregón de Semana Santa y cantamos el número II, el IV y el VI y el VII, que van unidos, tocando el piano yo. Entonces Joan me preguntó: ¿Cómo lo ves para hacerlo pronto?, a lo que yo le contesté: Si me dejas un año entero más, hasta la próxima Semana Santa, lo hacemos seguro. Y así ha sido”, continúa Esteban.
El resultado de esta experiencia, señala Martínez Colás, “es una versión del Requiem muy seria, equilibrada y trabajada”, pero por encima de los aspectos musicales de la obra destaca “el grado de ilusión de todos los intérpretes”. Dice Martínez Colás que uno de los principales objetivos de los ensayos ha sido modular la energía del coro: “Cuando he ensayado con ellos, casi siempre, la mitad del tiempo ha consistido en intentar rebajar un poco la energía tan grande que ponen. Todo ese gran entusiasmo y las ganas que hay que saber controlar, porque son casi 50 minutos de música en los que hay que ir dosificándose y conduciendo la energía”.
El director de la coral molinesa recuerda que en esta empresa es esencial la aportación del MC Cor de Barcelona con las voces solistas y el pianista, que también viene de Barcelona y “hace un trabajo increíble, porque no hay orquesta, sino que el pianista acompañante es la orquesta reducida“. El Coro ciudad de Molina, continúa Esteban, “ha hecho un esfuerzo enorme, pero el que trajera todo el trabajo del pianista y las voces solistas tenía que ser Joan”.
El MC Cor, relata Martínez Colás, se funda en Barcelona hace alrededor de 20 años: “No se trata de un coro estable, sino que nos juntamos cuando surge algún proyecto. Está formado por algunos cantantes más profesionales y otros más amateurs, pero todos con verdadera pasión por la música coral. Hemos hecho muchos conciertos en España y en el extranjero. En Cataluña hemos actuado en los escenarios más emblemáticos y hemos participado con directores internacionales como Harry Christopher, por lo que se puede decir que hemos hecho cosas muy interesantes”, explica.
Este proyecto en colaboración con el Coro de Molina, asegura, “nos llena de satisfacción y creo que va a surgir un hermanamiento muy bonito entre las dos formaciones”.
Además, añade, “Esteban es un director formidable: Gran pedagogo de la música coral y ha hecho un trabajo que a mí me tiene alucinado. La gente que viene de Cataluña también está muy motivada con esta colaboración y espera que pronto puedan venir a Barcelona a interpretar el Requiem aquí”, adelanta el director catalán.
Hace alrededor de dos años que los integrantes del coro se dieron cita en el Pobo de Dueñas, donde tenía lugar un primer ensayo a modo de presentación del proyecto: “A partir de ahí, elaboramos un calendario de ensayos. Esteban ha ido trabajando por su cuenta y yo he ido viniendo de vez en cuando para ensayar y en los últimos meses nos hemos enfocado en la actuación”.
“No deja de ser un mecano, pero las piezas están prácticamente ensambladas”, aclara Ruiz Blasco. En la víspera, ambos coros terminarán de pulir el trabajo realizado en los últimos meses con dos ensayos generales antes del gran concierto, ya con el pianista, las voces solistas y los refuerzos del MC Cor
Todavía no han estrenado el Requiem, pero ya tienen claro que marcará un antes y un después en la evolución del Coro de Molina. Eso sí, después de un merecido descanso.
“Yo siempre les he comentado que esto tenía que ser un punto de inflexión en la calidad, por supuesto, pero sobre todo en cuanto a ser más exigentes consigo mismos, en crecimiento musical, vocal, etc. En el sentido de hacer cosas más grandes, eso es complicado porque somos un coro pequeño (…) pero como también somos un coro valiente estoy convencido de que algo más saldrá”, valora Esteban Ruiz, quien explica que, al tiempo que remataban el Réquiem, han estado preparando algunas piezas para un intercambio que tienen previsto el 14 de junio con un coro de Zaragoza en Molina de Aragón y el 28 de junio con la coral de Calamocha (Teruel).
“Yo creo que el reto ahora es amortizar este esfuerzo tan grande, porque la verdad es que no puedes estar siempre con el estrés de aprender cosas tan difíciles. Vamos a intentar que puedan venir a Barcelona en algún momento, en este año, y si lo pudiéramos repetir en los pueblos de la zona sería maravilloso. Nosotros nos vamos a mover para que todos los que han hecho un esfuerzo tan grande tengan la recompensa de poder interpretarlo muchas veces”, señala el director catalán.
Con los deberes ya hechos y a punto de estrenar, los directores se muestran emocionados. “Para mí es un honor inmenso hacer este concierto. Me hace muchísima ilusión y espero que todos los que vengan a verlo queden muy satisfechos del excelente trabajo que se ha realizado”, afirma Joan Martínez. Para Esteban Ruiz es “un auténtico orgullo y estoy convencido de que para los miembros del coro todavía más, sobre todo, por interpretarlo en Molina. Nos hemos saltado varias pantallas para llegar a esto, pero con mucha ilusión y mucho esfuerzo lo hemos conseguido y el público lo va a notar”, concluye.