La Asociación de Amigos de Villaescusa de Palositos celebra este sábado, 25 de mayo, la XVIII Marcha de las Flores con salida de la Dehesa de Villaescusa a partir de las 12.00 horas para recorrer el trayecto hasta su templo rómánico de "La Asunción" y el cementerio por la ruta xacobea de la Lana. Como ya es tradición, a las 14.30 horas se celebrará una comida popular para todos los asistentes.
El objetivo de la Marcha de las Flores, que congrega cada año a unas 200 personas entre antiguos vecinos, descendientes y amigos de Villaescusa de Palositos, pedanía de Peralveche, y peregrinos del Camino de Santiago, no es otro que reclamar la titularidad pública de los caminos que discurren por el antiguo término municipal, entre los que se encuentra la ruta jacobea del Camino de la Lana, así como la conservación de su iglesia románica de la Asunción (S.XII-XIII), el último vestigio, junto al cementerio, que sigue dando testimonio de la existencia de esta localidad alcarreña, hoy vallada como finca privada bajo la titularidad parcial de la empresa Villaescusa S.A. La marcha está respaldada además por el Ayuntamiento de Peralveche y de otros municipios del entorno, así como varias asociaciones del Amigos del Camino de Santiago y de defensa del Románico.
Villaescusa de Palositos se ha convertido en todo un emblema de las crueles secuelas de los procesos de despoblación que desde los años 60 vienen asolando a la Guadalajara rural, por el empeño que los integrantes de esta asociación vienen sosteniendo desde los albores del nuevo milenio por mantener viva la memoria del pueblo que les vio nacer o en el que se criaron sus padres y hacer frente a las injusticias perpetradas por el titular de la empresa que ha cerrado el acceso a esta localidad, pese a que los caminos y vías pecuarias que las transitan, tal y como señalan desde la Asociación, son de titularidad pública y que algunos vecinos seguían manteniendo su casa en propiedad y pagando los correspondientes impuestos, hasta su demolición. “Muchas de las viviendas eran suyas, pero otras no, y por otro lado estaba el Ayuntamiento, la Escuela o las calles que son públicos y de eso no se ha vendido nada”, añade José Antonio Ramos, secretario de la Asociación de Amigos de Villaescusa de Palositos.
La historia es de sobra conocida. La falta de comunicaciones por carretera y de servicios básicos como la luz eléctrica fue promoviendo que los vecinos se fueran marchando paulatinamente entre mediados de la década de los 60 y principios de los 70. “Villaescusa se quedó en medio de la nada. En su momento hubo proyectos para hacer una carretera desde Escamilla, que nunca se hizo. No había comunicaciones, ni electricidad, ni médico, que estaba en Salmerón. Nada de lo que en otros pueblos ya empezaba a haber”. Marcos Guijarro, presidente de la Asociación de Amigos de Villaescusa de Palositos, nacía en este pequeño pueblo y en el año 1963, con 11 años “mis padres me llevaron a estudiar a Guadalajara”. Muchos de los vecinos siguieron esa senda y vendieron sus tierras, dejando el pueblo atrás, en busca de una vida mejor,. “El año que no mandaron maestro fue ya lo último”, afirma. Esas tierras, recuerda García Ramos, terminaron en manos de una empresa, que luego las vendió a otra, hasta la actualidad.
“De lo que había, el propietario acabó prácticamente con todo. Lo único que queda es la iglesia y el cementerio, que hace unos cuatro o cinco años, el Ayuntamiento de Peralveche lo rehabilitó y levantó las paredes y nosotros nos ofrecimos a poner la puerta”, añade Marcos Guijarro.
La Marcha de las Flores se ganó su nombre en la primera edición de esta iniciativa, un 29 de abril de 2006, cuando la Guardia Civil, avisada por el propietario, detenía a la comitiva a las puertas de Villaescusa, en la que se encontraban algunos antiguos vecinos que acudieron a la cita con ramos de flores para depositarlos en las tumbas de sus familiares. Finalmente, y por intercesión de los agentes, el propietario parcial de Villaescusa, permitía el acceso con supervisión de la Guardia Civil durante una hora.
La Asociación de Amigos de Villaescusa de Palositos cuenta hoy con 60 socios. Entre los participantes más longevos se encuentra Acisclo Rebollo, que a pesar de sus 100 años “tiene una lucidez envidiable y no ha faltado a ninguna de las marchas”, comenta José Antonio García Ramos. “El año pasado le hicimos socio de honor y este año, hablé con la hija y me dijo que le volvería a traer”, comenta Marcos Guijarro. Uno de los objetivos más importantes de la Asociación, según su secretario, es reivindicar la memoria de Villaescusa de Palositos "porque cada vez son menos los vecinos del pueblo que siguen vivos. Con esta finalidad, recopilamos fotografías y documentación y editamos un libro y un CD”.
A raíz de esa primera marcha y de la tenacidad de los miembros de la Asociación, se lograba que la Junta de Comunidades, a través de la Delegación de Agricultura, abriera diligencias para reclamar la apertura del único camino de su titularidad sobre el que tenía competencias, cuya causa terminó resolviéndose en los juzgados a favor de la Administración regional. Una sentencia que no terminó de persuadir al propietario, que tenía que hacer frente a varias sanciones por su empecinamiento en mantener cerrado el camino.
De hecho, indica García Ramos, el Servicio de Política Forestal y Espacios Naturales de Guadalajara presentaba en mayo de 2019 un informe para requerir la apertura de 24 caminos públicos que discurren por el coto Gu-10.776 de Villaescusa de Palositos al que ha tenido acceso El Decano de Guadalajara, en el que se especifica que “al estar abiertos dos de los caminos principales de entrada durante la inspección no se levantó acta de denuncia. No obstante, parece probable que el motivo de apertura de caminos es la saca de madera” y concedía “un plazo de dos meses” al titular del coto “para que proceda a la apertura definitiva de los caminos públicos”, así como la apertura de una puerta en uno de los puntos, donde no existe acceso.
También se conseguía que la Iglesia de “La Asunción” fuera declarada Bien de Interés Cultural, una figura de protección que, entre otras cosas, obliga a garantizar el acceso para su investigación, inspección o visita del público. No obstante, indica el secretario, desde entonces no se ha realizado ninguna intervención para consolidar los restos de este templo, que amenaza ruina, a pesar de que se incluyó en un ambicioso Plan del Románico, que hizo aguas con la llegada de la crisis financiera.