Guadalajara tiene 53 árboles singulares catalogados con una ruta muy especial que cuenta su historia

Publicado por: Marta Perruca
05/02/2023 08:00 AM
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Imágenes: Catálogo de Árboles Singulares de Micorriza/Ayuntamiento Guadalajara /M.P.
Imágenes: Catálogo de Árboles Singulares de Micorriza/Ayuntamiento Guadalajara /M.P.

La Asociación Micorriza, responsable de elaborar estre catálago, llevaba a cabo este sábado una ruta por algunos de los árboles más emblemáticos de la ciudad y ha compartido con El Decano de Guadalajara algunas de sus curiosidades

 

Muchos guadalajareños, seguramente, desconocerán que Guadalajara es una de las ciudades europeas con mayor número de zonas verdes por habitante, o que en la ciudad, según datos del Ayuntamiento de Guadalajara de 2019, existen más de 30.000 árboles, de los cuales alrededor de 19.900 se localizan en las distintas zonas verdes; cerca de 6.000 en el viario público y más de 8.000 en zonas boscosas del entorno urbano. Probablemente tampoco sepan que el Consistorio cuenta con un catálogo que recoge más de medio centenar de árboles singulares, elaborado por la Asociación Micorriza, teniendo en cuenta aspectos tales como sus características morfológicas, su edad, tamaño, pero también su historia y significado para la sociedad guadalajareña.

 

Este mismo sábado, Rafael Marco Lope, Ingeniero de Montes y uno de los miembros de Micorriza, ha sido el cicerone de una original ruta por la ciudad para dar a conocer esos particulares ejemplares, algunos de los cuales son tan característicos de nuestro paisaje urbano que, a menudo, pasan inadvertidos frente a nuestras narices; otros, claramente asumidos como parte de la identidad de esta ciudad y algunos, incluso, casi totalmente desconocidos. Para aquellos que se la perdieron, el técnico de Micorriza ha desvelado para El Decano de Guadalajara algunas de las curiosidades de estos seres vivos que, día a día, nos acompañan y nos aportan tantos alicientes.

 

“Lo que hace importante este proyecto de Árboles Singulares es la existencia de ejemplares de grandes dimensiones, en diámetro y altura, muchos de los cuales sobrepasan el siglo de vida, que la gente admira y envidia y de los que carecen muchas ciudades. A principios del siglo XX, los distintos ayuntamientos y la ciudadanía se dedicaron a plantar una serie de árboles que han llegado hasta nuestros días y son los que podemos apreciar, sobre todo, en los parques de San Roque o la Concordia, e incluso en otros sitios”, destaca el ingeniero. Tal y como explica el experto, algunos de ellos ya aparecen en postales de los años 20 del siglo pasado, como es el caso de dos pinos con un diámetro y una altura importantes, en el Parque de la Concordia, “incluso en alguna foto panorámica de la ciudad del año 1910 o 1911 ya se aprecian las copas de esos árboles, lo que nos hace pensar que vienen de finales del siglo XIX”, añade.

 

Pero no siempre es su tamaño o edad, lo que convierte a estos árboles en singulares. A veces, indica el experto, es el simple hecho de “estar en una plaza dentro de un casco histórico, muy pavimentado y con calles estrechas, con lo que es difícil que crezcan allí”. Este sería el caso del solitario almez de la Plaza de Santa María, el cedro de la Plaza Mayor, el único árbol que crece en este espacio, o el cinamomo de la Plaza del Jardinillo.

 

Un árbol con historia y nombre propio

También hay árboles que cuentan historias, en algunos casos, hasta con nombre propio. En el patio delantero de un edificio situado en el arranque de la Calle Mayor, todavía se conserva un pino, en este caso de carácter privado, que se llama Carmen. Clemente Alvira lo plantaba en 1896 en honor a su primogénita, que nació ese mismo año. En 1898 plantaba otro ejemplar con el nombre de su segunda hija, Eloísa, árbol que desgraciadamente moría en 2012 con 114 años, los mismos que ambos pinos han estado recibiendo a los transeúntes que se adentraban en la principal calle del casco, desde la Plaza de Santo Domingo.

 

“Sabíamos que existía esta historia, pero nos costó bastante localizarla en la prensa. Finalmente logramos encontrar la noticia, que se había publicado en un periódico que no estaba digitalizado y hubo que ir a verlo en papel. Nos llevamos una gran alegría y conseguimos publicar la historia de ese árbol. Es el único que tiene un nombre propio desde que nació, que además, pertenece a una persona y se ha plantado en honor a alguien, lo que nos hace ver que hace 120 años había un señor con una visión diferente, que parece más propia de la actualidad, cuando hay ayuntamientos que se proponen plantar un árbol por cada niño que nace”, comenta Marco. Cabe señalar que esa historia se conocía a raíz de un artículo escrito por Salvador Toquero en esta misma cabecera, cuando era revista: El Decano, nº 4657, del 31 de marzo al 6 de abril de 2006.

 

Según el experto, se trata de un pinco carrasco o Pinus halepensis, el típico pino mediterráneo, que según Marco, crece retorcido “a diferencia del pino silvestre o el pino laricio, que son de montaña y crecen muy rectos”.

 

De esta especie son también los dos grandes ejemplares de la Concordia o los del parque de San Roque, “que tienen más de 30 metros y son espectaculares”, que según las estimaciones de Micorriza tendríanm menos de un siglo de vida “porque el Parque de San Roque, por las noticias que hemos encontrado, se construyó a finales de los años 20 del siglo pasado, y esos pinos a lo mejor se plantaron en los años 30 o incluso 40, pero son espectaculares. Merece la pena alejarse un poco para verlos en toda su dimensión, porque hacen un skyline de la ciudad impresionante”, afirma Marco.




Árboles que construyen identidad y comunidad

Un importante símbolo de identidad de esta capital es el pino tumbado de la Concordia, conocido por todo guadalajareño que se precie: “Tiene un apego social muy importante, porque casi todos, cuando éramos pequeños, subíamos de la mano de nuestros padres y abuelos y caminábamos por su tronco”, comenta. De hecho, ha quedado inmortalizado en la recientemente inaugurada Oficina de Turismo, entre otros emblemas turísticos de la ciudad, dando forma a la mesa de consultas . “Antes se conocía como pino inclinado, porque no llegaba a tocar el suelo, pero ha ido cediendo hasta llegar a apoyarse en el asfalto”, comenta Marco.

 

 

También se erigía como todo un emblema identitario de Guadalajara la Olma de Bejanque, que sucumbía a la grafiosis, pero su tronco se trató para que permaneciera en la ciudad a modo de estatua para el recuerdo: “Era el árbol más grande de la ciudad, el más emblemático y el más famoso. En 2016, se plantó un ejemplar resistente que proviene de un proyecto de investigación del entonces Ministerio de Agricultura (Ahora de Transición Ecológica y Reto Demográfico) y es singular, porque a pesar de ser joven y todavía pequeñito, tiene interés científico, y se supone que es resistente a esa enfermedad que causó la muerte a casi todos los olmos”.

 

 

El significado que tienen determinados árboles para la comunidad constituye un aspecto muy importante a tener en cuenta, según el técnico de Micorriza: “En los alrededores de Guadalajara hay encinas muy grandes, pero la gente no las conoce, porque están en medio de cultivos, menos accesibles, por lo que seguramente les serán indiferentes, pero en la Concordia tenemos pinosde grandes dimensiones y muy queridos , que si se cortaran habría una gran contestación social”

 

Además, aunque en muchas ocasiones, el ritmo frenético del día a día no nos permita tomar conciencia de ello, en las ciudades, los árboles, recuerda Marco, suponen “un aporte de sombra y de otros recursos ecosistémicos, como el oxígeno y la reducción del ruido, por no hablar de poder contemplar en medio de la ciudad una gran copa que nos transporta a la naturaleza, lo que al finan hace que sean recursos muy valorados”.

 

 

La Concordia: el primer parque de Guadalajara

De esta manera, existen árboles singulares, pero quizá también superficies arboladas, como el parque de la Concordia, “que fue el primero que se construyó en Guadalajara. El acuerdo por el cual se decidió su construcción es del año 1854, hace casi 170 años, en los que se han llevado a cabo plantaciones de árboles, se habrán hecho modificaciones, poniendo árboles nuevos o quitando otros”, indica. Posiblemente, teniendo en cuenta su antigüedad, sea uno de los espacios verdes de la ciudad con mayor variedad de especies: “Hay acacias, pinos, almeces, cedros, olmos… y es posible que sea uno de los puntos de variedad florísticas más ricos de la ciudad de Guadalajara”.

 

El contrapunto se encuentra en el Parque de las Cuatro Estaciones, junto al depósito de aguas, “muy olvidado ” que según el representante de Micorriza, cuenta con seis ejemplares, tres Pinus nigra, dos cedros y un castaño de indias, que se caracterizan por su antigüedad, probablemente, de finales del siglo XIX o principios del XX, “que al ser un parque que no se visita mucho, pasan desapercibidos y la gente no los aprecia”.

 

Sobre el Catálogo de Árboles Singulares

Tal y como explica el técnico de Micorriza, esta iniciativa surgió a partir de una convocatoria del Ayuntamiento de Guadalajara de 2021 dirigida a asociaciones de interés medioambiental de la ciudad de Guadalajara.. Como parte de este proyecto, además de este completo catálogo, que incluye mucha información sobre qué es un árbol singular, incluso una guía de buenas prácticas, se elaboraba otro tipo de materiales, como un vídeo promocional; algunas placas identificativas, que se colocaron en una decena de árboles emblemáticos y una ruta, así como una charla divulgativa. El proyecto se ha ampliado en 2022, con una nueva convocatoria, para continuar esta labor en barrios anexionados, como Iriépal y Taracena.

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