El Ayuntamiento ha acogido un taller formativo ofrecido a los consistorios desde la Federación de Municipios y Provincias
Varios agentes de la Policía Local, así como miembros de la Agrupación de Protección Civil de Cabanillas del Campo, han participado este jueves 9 de noviembre en un taller formativo impartido en el Ayuntamiento, destinado a mejorar la capacidad de atención que se ofrece en los «Puntos Violeta», que con frecuencia se instalan en la localidad en momentos de grandes celebraciones populares y fiestas.
Se trataba de un curso de 6 horas de formación, impartido entre las 9 y las 15 horas de la mañana de este jueves, que llegaba a la localidad por iniciativa de la Federación de Municipios y Provincias de Castilla-La Mancha, y que se financia con fondos del Pacto de Estado contra la Violencia Machista. El curso ha sido presentado por el concejal de Seguridad Javier Inés, junto a la edil de Igualdad Abigail Cordero, y ha sido impartido por una socióloga y formadora en Igualdad profesional de la ONG regional «Inciso», Cristina Cancho.
En el curso se han dado claves para abordar la atención de los Puntos Violeta, con herramientas para sensibilizar a la sociedad civil, agentes sociales y profesionales sobre la importancia de su implicación en la erradicación de la violencia machista. Qué son estos recursos, cómo ponerlos en marcha, qué instrumentos deben tener, qué funciones pueden desarrollar, y con qué protocolos deben trabajar las distintas partes implicadas en ellos (policías, guardias civiles, agentes de Protección Civil, trabajadoras del Centro de la Mujer u otras personas voluntarias) son algunos de los aspectos que se han desarrollado a lo largo de las seis horas de formación.
Cabe reseñar que estos «Puntos Violeta» son instrumentos que implican al conjunto de la sociedad en la lucha contra la violencia machista y sirven para sensibilizar, ofrecer información sobre cómo actuar ante un caso de agresión, realizar primeras atenciones a mujeres víctimas de agresiones sexuales, etcétera. Son instrumentos que suponen un cambio de enfoque en las políticas públicas de atención a las víctimas, situando la violencia machista como un problema estructural que requiere de la implicación del conjunto de la sociedad para acabar con ella.