'El Naranjito'

Así es como vamos a apodar al Ayuntamiento de Guadalajara en esta semana en la que se están desarrollando numerosos actos en la ciudad con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Porque, en una nueva vuelta de tuerca, el equipo de Gobierno ha decidido utilizar el color naranja, en lugar del morado, para iluminar la fachada del Consistorio y para el merchandising de las actividades organizadas por la administración municipal de cara al 25N. 

Esta decisión ha causado gran indignación en los sectores progresistas de Guadalajara, ya que consideran que, de este modo, el PP está apoyando sin fisuras el mensaje negacionista de Vox respecto a la violencia machista. Mientras, la derecha se escuda en que esta tonalidad está avalada por la Organización de Naciones Unidas.

 

Efectivamente, la ONU utiliza el color naranja a nivel mundial dentro de su campaña 'Únete', cuyo objetivo es prevenir y eliminar la violencia contra las mujeres y las niñas en todo el mundo", declarando el 'Día Naranja', para "generar conciencia y pasar a la acción”. 

 

Pero también es cierto que el color morado se viene usando de forma generalizada en España y en otros países del mundo como símbolo del 25N desde hace años. Se retoma así el tono que las sufragistas inglesas y estadounidenses adoptaron, junto al verde y el blanco, para luchar por sus derechos en las calles y como recuerdo de las empleadas de una fábrica textil de Nueva York que murieron en 1857 en un incendio, se supone que provocado por su jefe, después de reclamar mejoras salariales. El humo generado en el fatal suceso era precisamente morado, ya que el día que fallecieron producían camisas de ese color. 

Aclarado que ambos tonos simbolizan la misma lucha, lo cierto y verdad es que, de forma totalmente innecesaria, el Partido Popular y Vox han vuelto a las andadas. Después de eliminar los Puntos Violeta en las Ferias, ahora tiran de Pantone para desvincularse del color ‘oficial’ utilizado por asociaciones, administraciones y sindicatos con los que no comparten ni ideología ni, por lo que se ve, su gusto por los colores. 

El tema del color no es ni una “frivolidad” ni una “anécdota" como se empeñan en asegurar desde el PP. El uso del naranja es un desafío en toda regla a todo aquel que no comulgue con el discurso de las ‘derechas’. Y lo que es peor, supone un blanqueamiento de las políticas negacionistas de sus socios de la ultraderecha, para los que no existe la violencia de género ni la machista, sino la violencia intrafamiliar o entre géneros. Un lenguaje con el que tratan de invisibilizar el verdadero mensaje del 25N: la violencia machista existe porque es la que se ejerce contra las mujeres por el mero hecho de serlo. 

 

El Partido Popular en el Ayuntamiento está pagando muy caro su pacto con Vox. Porque blanqueando el discurso de los de Abascal está invisibilizando a las víctimas y está contribuyendo a retroceder en un ámbito en el que se había logrado un consenso generalizado después de años de lucha por parte del movimiento feminista. 

 

Antes de sucumbir a los mensajes machistas, paternalistas y negacionistas de Vox, la alcaldesa debería haber pensado en las 52 mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en España en lo que va de año. Y en sus familias. Y, si le queda muy lejos, en las más de 919 mujeres víctimas de violencia de género que están siendo atendidas en los recursos de acogida y en los Centros de la Mujer con los que cuenta la provincia; en las 545 que se encuentran bajo el seguimiento del sistema VioGén de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y la Policía Local; en las mujeres que están detrás de las 1.837 consultas que se han registrado durante este periodo en los centros de mujeres de Guadalajara relacionadas con violencia de género, y en todas aquellas mujeres que están fuera de las estadísticas, porque no se atreven o no pueden denunciar. Las miles que guardan silencio. Y sufren. Y se rompen. 

 

Estas mujeres no necesitan que el Ayuntamiento de Guadalajara se vista de naranja. Exigen unidad de acción de las instituciones, asociaciones, movimientos sociales, jueces y fuerzas y cuerpos de seguridad para que su realidad no se olvide, para recibir ayuda y apoyo y para que se adopten verdaderas políticas que erradiquen esta lacra social, que lejos de retroceder va en aumento, especialmente entre los más jóvenes. Necesitan apoyo y no discordia ni salidas de tono como la del Ayuntamiento. Necesitan que el mensaje que se lance a la sociedad sea alto y claro: la violencia machista existe. Y no sólo a nivel físico, sino también psicológico, emocional, laboral, salarial, sexual, institucional, económico, etc.  

 

Decía Guarinos esta semana preguntada al respecto que lo importante no son los símbolos sino las políticas que adopten las administraciones frente a este problema. Que nos vaya diciendo qué políticas ha diseñado el Ayuntamiento en materia de mujer desde el pasado mes de junio. No van más allá de dar continuidad a los programas que dejó abiertos el anterior Gobierno del PSOE y Ciudadanos y de desarrollar aquellos que vienen de la mano del Gobierno regional. A nivel municipal, cero acciones más allá de las subvencionadas.

 

Y si los símbolos importan, no hablemos ya de las actitudes. En ninguno, insistimos, en ninguno de los actos que se han celebrado esta semana por parte de sindicatos y partidos políticos se le ha visto el pelo al nuevo y flamante concejal de Mujer e Igualdad del Ayuntamiento, Roberto Narro. Aquí, señor Narro, sí que no importan los colores, sino la unidad. Y se le ha echado en falta. A usted o alguno de sus compañeros del equipo de Gobierno, que el domingo lucirán orgullosos sus camisetas y mochilitas naranjas en la Marcha Popular por la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Que esa sí que es una iniciativa municipal y habrá que dejarse ver. Señores y señoras del PP, pónganse en primera fila y sonrían para las fotos. Pero recuerden que no es sólo aquí donde se les espera, sino en la lucha conjunta contra la violencia machista, esa que sus socios de Vox niegan. 

 

Para rizar el rizo, sólo faltaría que la alcaldesa, que tanto gusta de los colorines en su vestuario, aparezca mañana sábado en el acto institucional del 25N vestida de naranja porque, además de un estruendoso ridículo, sería una verdadera provocación.

 

Señora Guarinos ¡Contengase, que la vemos venir!