La Fundación Cruz Blanca aboga por la abolición de la prostitución y apela a la adopción urgente de medidas educativas, preventivas y sancionadoras para desincentivar la demanda
"Tiene un cuerpazo y chupa bien".
"La tía esta buenisima. Cuerpazo. La chupa de lujo y folla que te cagas. Con lo que hay en Guadalajara de lumis es la mejor".
"Si no te parece importante el francés natural y te gustan las pseudo-lumis es muy recomendable. Tiene ese morbo de vecina de al lado".
"Su físico está bien. Está rellenita, tiene un poco de barriga pero el culo es proporcionado tirando a pequeño y las tetas son naturales y un espectáculo al tacto. Lo peor es que es muy poco pasional".
"Hace una semana estuve con una chica en este chalet y estuvo genial, la china no es que fuera muy joven (35 más menos), delgadita, con muy pocas tetas y culo escurridillo, jeje, típico chinil, eso sí, la chica era entregada a no poder más. Se dejó hacer de todo".
"Me encanta hacer todo tipo de guarrerías con ella".
"No me cobró ningún suplemento por las guarradas que hicimos".
Estas otras muchas frases todavía más repugnantes que no les vamos a reproducir aparecen cada día en los denominados ‘foros de puteros’ de Guadalajara que pueden visitarse en internet.
En los mismos, además de tratar a las mujeres como pura mercancía, estos hombres se dan consejos sobre qué cuál es más o menos sumisa o más fogosa, se informan sobre el lugar donde encontrarlas y utilizan un sistema de estrellas para ‘puntuar’ con estrellas a las que ellos llaman ‘lumis’ (prostitutas) en función de la ‘calidad del servicio’, el ‘físico’, ‘las instalaciones’, la ‘implicación’ o la ‘discreción'. Incluso cuentan con un 'departamento' de 'I+D' -textual- en el que se informa sobre las cualidades de las nuevas chicas que entran en los circuitos de prostitución de la capital y la provincia y algunos se ofrecen para "hacer el sacrifico" de 'probarlas' para luego comentar su experiencia con los demás.
En Guadalajara, al igual que la media nacional, cuatro de cada diez hombres son puteros. Esa es la estadística oficial que recogen varios estudios realizados por las asociaciones que luchan contra la trata y la explotación sexual.
Una de ellas es la Fundación Cruz Blanca, que trabaja en la provincia desde 2019. Esta entidad, un referente en este ámbito a nivel nacional, puso en marcha en diciembre de 2022 en primer plan de inserción de mujeres y niñas en situación de prostitución y víctimas de trata, denominado Plan Camino, en el que están implicados el Ministerio de Igualdad, la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género y el Instituto de las Mujeres.
Elisa San Miguel, técnica de Empleo de la Fundación, explica para El Decano que las acciones de prevención y de ayuda a las mujeres en situación de explotación sexual, tienen un enfoque claramente abolicionista: "En Cruz Blanca tenemos el objetivo claro de la mirada abolicionista para acabar con el sistema prostitucional a todos los niveles".
Y el primer nivel en la prostitución no son las mujeres, sino las personas que demandan sus servicios: los puteros.
En opinión de Iris Calvo, mediadora de la Fundación, un putero "es un violador con billetes". Para su compañera Elisa es "ese tipo de hombre que antepone sus deseos, los convierte en necesidades y considera que eso está por encima de los derechos de otras personas, especialmente de los de las mujeres a las que ni siquiera perciben como seres humanos".
Resulta curioso que no exista un perfil del putero. Según explican desde Cruz Blanca, no hay rasgos concretos, ni de edad, ni de nacionalidad, ni de clase social, ni de ideología política: "Son hombres de toda clase social, de todo el espectro ideológico y de todas las edades", afirma Elisa.
Un dato que llama la atención y que ha sido constatado por la Fundación a lo largo de un año de trabajo en Guadalajara es que los puteros de la provincia son cada vez más jóvenes. Algo en lo que tiene una gran influencia el fácil acceso al porno a través de internet desde edades cada vez más tempranas. Los clubes reciben cada vez más clientes de entre 20 y 25 años con una visión demasiado distorsionada y violenta del sexo.
Iris Calvo denuncia que "si tú ves en un video porno que puedes violar a una mujer o que puedes tratarla como sea, terminas acudiendo a un espacio de prostitución". Unos espacios en los que no suelen ser bienvenidos por las mujeres explotadas sexualmente, ya que, a menor edad, son más violentos y extremos en sus demandas: "Las mujeres de los clubes de Guadalajara nos dicen que prefieren no estar con los puteros más jóvenes porque son los que tienen prácticas más violentas, más humillantes y más degradantes. Ellas prefieren estar con un señor de 70 años que con chavales de 20 ó 25 años", asegura la mediadora de la Fundación.
Por su parte, Elisa San Miguel añade que "los jóvenes acceden cada vez más temprano a una pornografía mucho más violenta y acuden a los prostíbulos a replicar esas conductas porque creen que simplemente es sexo. Se dicen: tengo el derecho de cumplir mi fantasía y de acudir a un prostíbulo. Crecen con la idea de que lo que ven en el porno es sexo y, sin embargo, es violencia sexual".
Por ello, desde Cruz Blanca están trabajando en programas de prevención con menores, tanto para cambiar la actitud de los chicos hacia las mujeres como para informar a las chicas de los nuevos métodos de captación: Onlyfans, Tinder, Tiktok, Instagram y ofertas de empleo falsas. "El sistema se va renovando según avanzan las generaciones y ahora los métodos de captación son muy diferentes", señala Elisa, quien denuncia que otro factor que también influye son los propios elementos culturales de la sociedad actual, especialmente los modelos que las chicas ven en sus cantantes, modelos o actrices favoritas: "Cada vez están más pornificados y enseñan a las chavalas que ser una mujer empoderada es ser una mujer muy sexualizada y que expone su cuerpo".
"Si no hubiese puteros no habría prostitución", señalan las responsables de la Fundación en Guadalajara. Para ellas, es urgente acabar con la demanda para lo que se necesita de la implicación real de las instituciones y administraciones: "Nadie conoce a los puteros. Es curioso que se habla mucho de ellas y poco de ellos y es muy necesario hacerlo. Porque al final, de manera perversa, parece que los debates están centrados siempre en ellas. Quiénes son, de dónde vienen, si se prostituyen porque quieren, si son o no víctimas de trata. Y no se habla de ellos. Son invisibles".
Una invisibilidad que los puteros potencian desde el anonimato y el secreto. Cuando son usuarios de la prostitución no lo hablan con las mujeres, sólo comparten ese ‘secreto’ entre ellos. De hecho, en los foros de puteros nadie, absolutamente nadie, da su nombre real y utilizan alias, algunos de ellos haciendo alusión a su ‘poderío varonil’. Eso sí, no dudan en compartir sin rubor fotografías de algunas de sus ‘presas’.
Además, según apunta Elisa, encuentran numerosos discursos para legitimarse. Existe el llamado putero mercantilista que entiende que el sexo es una mera mercancía: sexo a cambio de dinero, sin más. Los hay que alegan que sólo pueden acceder al sexo con mujeres a través de la prostitución. Aquí se enmarcan los puteros que se declaran tímidos, feos, viejos o los que tienen algún tipo de discapacidad.
También hay cada vez más hombres que son incapaces de mantener una relación sexual con una mujer en igualdad de condiciones o que argumentan que sus parejas o mujeres no ‘les dan’ lo que les gusta: "En España, que es un país putero, algunos hombres tienen tanto miedo a relacionarse con las mujeres en situación de igualdad, que necesitan buscar lo que para ellos es la verdadera naturaleza femenina, que tiene mucho que ver con el discurso colonial”, asegura la técnica de Empleo de la Fundación. De hecho, añade, "en los foros se puede leer que las más sumisas son las chinas, las más salvajes las latinas o las más guarras las africanas. Tienen una gama para elegir lo que les apetezca".
La Fundación Cruz Blanca cuenta en la actualidad en Guadalajara con seis trabajadoras: una administrativa, una mediadora, una trabajadora social, una técnica de empleo, una abogada y una psicóloga. Un completo equipo que interviene de forma integral en los programas de apoyo a las mujeres víctimas de explotación sexual.
A lo largo de 2023 y dentro del Plan Camino han entrado en contacto con un total de 261 prostitutas en Guadalajara capital, Azuqueca de Henares, Marchamalo, Torija y Trijueque. En la actualidad, 38 de ellas están en proceso de intervención con la Fundación.
De las cerca de 300 contactadas, una parte ‘trabaja’ en cuatro clubes que no están identificados legalmente como prostíbulos pero en los que es de sobra conocido que se ejerce la prostitución: La Miel, la Sala Michigan y Le Privé en la capital y el Nuevo Mirador en Trijueque. La publicidad que aparece en las webs dedicadas a la promoción de los clubes de alterne de la provincia no deja dudas de la actividad que allí se realiza.
"En los clubes ellas pagan entre 70 y 80 euros por estar allí. Pagan las sábanas, los preservativos, todo. Porque muchas veces es el único techo que tienen", relata la mediadora. La mayoría suele estar entre tres semanas y un mes, aunque otras llevan bastante tiempo: "Lo normal es que roten con mucha facilidad. Todas las semanas hay mujeres nuevas en estos clubes de Guadalajara", señala Iris.
Sin embargo, la mayor parte de las mujeres que ejerce la prostitución lo hace en pisos particulares y en algún chalet. De los 19 detectados, la mayoría están en Guadalajara capital, repartidos por todos los rincones de la ciudad. Están regentados por proxenetas, casi todos hombres, aunque también hay algunos dirigidos por mujeres que han estado ejerciendo con anterioridad. En cada uno de ellos hay entre tres y cuatro chicas ejerciendo. En Guadalajara no existe prostitución de calle ni de polígono.
Todas las mujeres explotadas sexualmente en la provincia tienen el mismo perfil: son inmigrantes, en su mayoría colombianas, paraguayas y venezolanas. Respecto a la edad, las hay desde 20 a más de 50 años. Sobre la existencia de menores, desde Cruz Blanca se reconoce que es muy difícil detectarlo: "No hemos encontrado ninguna pero lo cierto es que algunas son chicas muy jóvenes, muy maquilladas y muy sexualizadas, por lo que si te dicen que tienen 20 y realmente tienen 17 es muy difícil de detectar".
Respecto a su llegada a esta terrible situación, el recorrido suele ser similar. Mujeres inmigrantes sin papeles con una historia de pobreza y miseria, con familiares a cargo en sus países de origen a los que tienen que mandar remesas: "Vienen aquí porque no tienen otra salida. El equipo de mediación se encuentra todos los días en los clubes y pisos de Guadalajara a mujeres sin oportunidades, en la más absoluta miseria, que no saben cómo salir de ahí", denuncia Elisa San Miguel.
La manera en que Cruz Blanca contacta con ellas es a través de las visitas de acercamiento. En ellas se les facilita material preventivo, se les informa sobre el funcionamiento del sistema sanitario -en especial sobre las consultas ginecológicas-, se resuelven dudas sobre empadronamiento o regularización administrativa, se ofrece información sobre cursos de formación, etc: "Saben que nos tienen como referencia para intentar solventar sus problemas".
La mayoría de las demandas de estas mujeres están relacionadas con la regularización de su situación documental y con la atención ginecológica a causa de rotura de preservativos o exigencia de no utilizarlos, lo que suele desembocar en enfermedades de transmisión sexual y abortos por embarazos no deseados.
A nivel psicológico, los problemas son múltiples: "Son mujeres completamente destrozadas, con estrés postraumático, disociación, problemas de sueño o problemas asociados al consumo de drogas porque es una de las maneras que tienen para sobrevivir en los clubes y los pisos. Muchas se inician en el consumo precisamente por estar allí", afirma Elisa, quien añade que la dificultad que tiene la psicóloga de la Fundación es "generar adherencia porque abrir ese cajón y dejar salir todo es insoportable y muy doloroso para ellas".
Respecto a aquellas mujeres que ejercen la prostitución de forma ‘voluntaria’, las llamadas escorts, que se pueden permitir el lujo de seleccionar a sus clientes y cobrar 250 o más por cada pase mientras las explotadas cobran entre 30 y 50 euros, desde la Fundación se asegura que en Guadalajara los datos son claros: "La mayoría del sistema prostitucional en la provincia está formado por mujeres y niñas explotadas, traficadas, torturas, secuentradas en pisos y en clubes. Esa es la realidad que nos hemos encontrado".
Desde la Fundación Cruz Blanca se destaca que la prostitución se ha ido transformado con el paso de los años. "El hecho de que las mujeres se pongan al servicio sexual de los hombres tiene unas raíces históricas muy profundas”. En las décadas de los 70 y los 80 era una prositucion más rudimentaria que venía de los extractos más excluidos de la sociedad que veían en la prostitución una manera de salir adelante. A partir de los 80, con la entrada del capitalismo, se convierte en una industria mundialmente interconectada que mueve millones de euros al año: "Tiene una estructura perfectamente organizada. Mueven a las mujeres de un lugar a otro. Esto ya no es como aquella prostitución 'de estar por casa'. Se ha ido transformando y volviéndose cada vez más cruel", afirma Elisa San Miguel.
Pero acabar con el problema de la explotación de niñas y mujeres no es tarea fácil. Desde la visión abolicionista de la Cruz Blanca, lo más urgente es desincentivar la demanda: "Hay que multar a los puteros".
Para ello, un factor clave es acabar con la hipocresía institucional. En este sentido, y dado que la prostitución no está regulada, los clubes esquivan la legislación solicitando licencias como hostales, salas de fiesta o discotecas: "En Guadalajara todos sabemos dónde están esos clubes. Si sabes que se trata de un club, no le des licencia de hostal ni de discoteca porque sabes lo que está pasando en realidad. Todos funcionan con este tipo de licencias y los ayuntamientos se hacen los despistados", afirma Iris. A lo que Elisa añade que "lo más importante es romper el pacto de silencio de las instituciones y de la sociedad con los puteros y con los proxenetas porque si mantenemos ese silencio la legitimación está en el aire".
La técnico de Empleo de la Fundación denuncia que las políticas de regulación del sector prácticamente plantean convertir a los proxenetas en empresarios: "Esto no puede ser. En Guadalajara no podemos hacernos los locos desde las administraciones porque es un sitio tan pequeño que se sabe quién gestiona los clubes, quién es esta gente. Pero seguimos mirando hacia otro lado y diciendo que son otro tipo de locales con bailarinas o camareras cuando todos sabemos que no es así. Seguir legitimando este discurso no es serio. Es ridículo".
Así, desde la Fundación Cruz Blanca instan a las tres administraciones a implicarse. Al Ayuntamiento de Guadalajara para que se tome en serio la Mesa contra la Trata que poco o nada ha hecho desde su creación en 2019; a la Junta de Comunidades para que ofrezca alternativas residenciales a las mujeres víctimas de trata y explotación que viven prácticamente secuestradas, y al Gobierno de España para que se establezca un marco legislativo abolicionista, ya que nuestro país es el primero de la Unión Europea y el tercero del mundo en consumo de prostitución, sólo por detrás de Tailandia y Puerto Rico.
Otro de los aspectos básicos es la necesidad y urgencia de diseñar planes educativos de concienciación y prevención destinados a los más jóvenes: “Hay que invertir mucho dinero y mucho tiempo para que las nuevas generaciones crezcan con la idea de que la prostitución no sólo no está bien, sino que es algo violento y perverso. Nuestro objetivo es que un chaval, dentro de 15 años, no pueda decir a su grupo de amigos que se va de putas porque puede ser sancionado. Hay que invertir en mensajes desde los ayuntamientos para acabar con esto y que los chavales piensen que no está bien ser putero, que no soy el guay del grupo por serlo, sino que soy un mierda por hacer esto", asegura Elisa.
La Fundación Cruz Blanca aboga por un sistema abolicionista de la prostitución. "La legislación española está haciéndose la loca porque realmente no hay un marco legislativo que permita perseguir el sistema prostitucional", denuncian las trabajadoras de la entidad en Guadalajara.
De hecho, este es uno de los principales problemas que se encuentran las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado a la hora de intervenir en un club o imponer sanciones. "No pueden multar ni tienen herramientas para actuar aunque tengan la absoluta confirmación de lo que está ocurriendo", afirma Iris Calvo. En este sentido, El Decano de Guadalajara ya les ofreció un amplio reportaje que pueden consultar en este enlace.
El modelo que se podría imitar, en su opinión, es el sueco, donde se llevaba aplicando desde hace más de 20 años: "En este tiempo la demanda de la prostitución se ha reducido a números irrisorios", afirma Elisa San Miguel.
Según la información de la página web Mujeres en Igualdad, la ley sueca prohíbe la compra de los servicios sexuales. Su propósito ha sido perturbar el mercado porque si no hay demanda, no hay prostitución.
Desde 1999, Suecia trata la prostitución como una forma de violencia contra las mujeres y penaliza a los hombres que las explotan comprando servicios sexuales con penas de un año de cárcel que se evita con el pago de una multa, y deja a las prostitutas, la parte débil, en libertad. Varios organismos las ayudan a integrarse y, en muchos casos, a superar la drogodependencia. Los servicios sociales les ofrecen apoyo y atención sanitaria específica.
Para trasladar este modelo a España sería necesario invertir en políticas públicas que ayuden a desincentivar el consumo. "Queremos caminar hacia el objetivo de que los chavales y chavalas crezcan con la idea de que es inconcebible acudir a un piso o a un club a explotar sexualmente a una mujer. Y eso requiere inversiones en dinero, inversiones en recursos humanos y tiempo. Pero, al parecer, es algo a lo que las administraciones no están dispuestas", se denuncia desde Cruz Blanca.