La Política de Tierra Quemada en Cabanillas del Campo

Publicado por: Pedro Pimentel
14/02/2024 02:35 PM
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El desarrollo de la política municipal tiene muchas particularidades, consecuencia de las características propias de cada entidad local, de sus gobiernos, coaliciones y grupos municipales que en ella se desenvuelven, muchas veces siguiendo lineamientos nacionales y muchas otras apartándose de aquellos según la conveniencia del dirigente de turno y de si éste se encuentra en el poder o fuera de él.

 

La militancia partidista en teoría debería suponer un comportamiento uniforme de su dirigencia, independientemente del municipio en el que se ejerza la política, pero en la práctica hay ocasiones que dejan en evidencia las fortalezas o debilidades ideológicas de cada organización, aunque para ser justos podríamos decir, que los que quedan evidencia son los dirigentes, incluso más que sus propios partidos.

 

Por eso vemos con incredulidad y lamento a dirigentes criticar acuerdos o acercamientos entre otras organizaciones, que luego guardan silencio cuando son sus partidos o afines en otras entidades los que pactan con el monstruo, es decir, se ha hecho normal satanizar al adversario cuando éste se entiende con los demás, pero le vestimos de santo cuando pacta con nuestras organizaciones, en un claro ejercicio de doble moral.

 

Esta deplorable práctica política hasta hoy rutinaria para señalar a las filas externas, parece que hoy ha llegado para implosionar coaliciones a priori afines, y no lo decimos por el fraccionamiento de Sumar a nivel nacional, sino más bien por algunos desacuerdos en parte la izquierda municipal, que de haberse producido en partidos de derecha hoy estarían en boca de muchos dirigentes locales, provinciales y hasta nacionales, para sacar provecho de una diferencia ajena.

 

Las voces críticas internas en las organizaciones políticas o coaliciones son necesarias, no solamente para los partidos sino también para la propia sociedad, pero muchas veces son mal vistas a lo interno, son tildadas de indisciplinadas o acusadas de tener intereses personales, pero lo cierto es que cada una debe observarse individualmente, no generalizada, atendiendo a su origen, al momento, las circunstancias, formas, contenido y argumentación, así como al comportamiento previo del emisor. Igualmente es importante entender que no solo se puede ser crítico al estar en la oposición, también se puede y debe ser crítico al estar en el gobierno o al frente de una organización o grupo político actuando de manera diferente a la de aquellos predecesores cuando sea necesario.

 

Ahora bien, debo confesar que estas líneas las impulsa una frase que captó mi atención en una noticia reciente del ámbito local en Cabanillas del Campo, en la cual se hablaba de realizar una política de tierra quemada, por lo que aquello que conocía como una estrategia militar tuve que llevarlo al plano político, lo cual como vecino del municipio me ha dejado una preocupación considerable que comparto con ustedes.

 

“Se conoce como la estrategia de tierra quemada al conjunto de acciones sobre el propio terreno y los diferentes tipos de recursos que se encuentran o se producen en el mismo, a fin de que estos no puedan ser empleados, al menos de forma inmediata, por el enemigo y para que, además, sus efectos supongan un retraso para la recuperación por el mucho tiempo y el gran esfuerzo que se precisa en lograr que posteriormente vuelvan a ser producidos en el mismo lugar en cantidades semejantes”.


Resulta destacable que este tipo de estrategia ha sido implementada tradicionalmente por jefes políticos y militares para contrarrestar los efectos del avance continuado del enemigo sobre sus territorios, cuando se consideran inferiores o incapaces de contenerle, en definitiva, cuando ya se saben desplazados del poder o cuando dicho desplazamiento es inminente.


Esto supone, primero la existencia de un enemigo y segundo el desplazamiento y pérdida del poder, dicho de otra manera, quien ostenta el poder sin riesgo a perderlo no ateta contra sus propios recursos, en consecuencia, no pone en práctica una política de tierra quemada cuyos efectos serían negativos para sí mismo.


Así entonces el uso de esta expresión por parte de IU para evidenciar las diferencias con una parte de la izquierda municipal deja claro dos cosas, por una parte que han hecho uso equivocado e inverso de la política de tierra quemada y por la otra que la actuación nacional de SUMAR está haciendo mella en las coaliciones municipales acordadas previamente, sin embargo, no es un distanciamiento de la izquierda cabanillera lo que me preocupe, sino los efectos que se pretendan alcanzar y su impacto vecinal.


Distinguiendo que la estrategia de la política de tierra quemada es puesta en marcha por quien ha sido desplazado y no por quien le desplazó, una de las intenciones principales es intentar frenar el impulso o logro que pueda alcanzar la dirigencia que le sustituye, todo ello pues "La versión política de la tierra quemada suele consistir en la degradación de casi todas las cosas, los principios y las personas tanto individual como colectivamente…". Es por ello que, como vecino de Cabanillas del Campo me preocupa que con este tipo de actuaciones publicadas recientemente desde IU se pretendan imponer líneas rojas que impidan el adecuado desarrollo de las actividades políticas y obligaciones que deban desempeñar TODOS los concejales que hacen vida en la corporación municipal.

 

Entendiendo que la actividad política y las obligaciones de todos los concejales deben acompañar los intereses del municipio, de los vecinos, de la sociedad en general, por lo que si determinados temas locales ameritan el entendimiento y acercamiento entre diferentes organizaciones, debe prevalecer el interés general sobre las diferencias ideológicas que pudieran existir, sin complejos, sin que ello se convierta en un argumento paupérrimo de los desplazados para satanizar acuerdos o posiciones puntuales, siempre que se hayan alcanzado para el beneficio de los cabanilleros.


Esperemos que la dirigencia política municipal se encuentre a la altura y logren superar las diferencias políticas que puedan existir y las que surjan en el camino, sin permitir injerencias externas dañinas, ni manipulaciones, dando siempre prioridad a las necesidades de los vecinos.

 

Pedro Antonio Pimentel Cortez es abogado y vecino de Cabanillas del Campo.

 

 

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