La Planta de Bio-GNL busca aires más propicios y estudia su viabilidad en Tortuera

Publicado por: Marta Perruca
17/02/2024 08:00 AM
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Imagen: https://www.turismocastillalamancha.es/
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El alcalde de Corduente anunciaba en un comunicado que el proyecto no se llevaría a cabo en su municipio, donde esta iniciativa ha generado una gran división entre defensores y detractores. Desde Islonias S.L., propietaria de la planta de biomasa de Corduente donde se iba a ubicar la planta y una de las promotoras del proyecto, afirman que en Tortuera el ambiente es más favorable, por su tradición agrícola y ganadera, y que tienen una propuesta de "suelos patrimoniales" por parte del Ayuntamiento que están valorando y abordando los estudios previos 

 

El proyecto para construir una planta de Biogás con capacidad para producir alrededor de 50 Gwh al año deja de sobrevolar el municipio de Corduente para buscar aires más propicios en otro emplazamiento del Señorío de Molina, en Tortuera, localidad con 169 habitantes según los últimos datos del Padrón, que debido a su mayor tradición agrícola y ganadera vería con buenos ojos la llegada de esta nueva instalación. “Estamos trabajando en otra posible ubicación y confirmando todo el tema de permisos”, señala Miguel Ángel Martínez, socio gerente de Islonias S.L., la empresa propietaria de la planta de biomasa de Corduente, en cuyos terrenos se pretendía levantar inicialmente esta biorrefinería y uno de los promotores de la instalación.

 



El inicio de los trámites para su instalación en Corduente se encontraba con la oposición de una parte de la población, que se organizaba en la plataforma Stop Biogás Alto Tajo, con unos 300 miembros de diversos pueblos de la zona, que alegan posibles perjuicios como el impacto visual de esta infraestructura en las puertas del Parque Natural del Alto Tajo y el Barranco de la Hoz del río Gallo; la posible generación de malos olores, ya que la materia prima con la que se pretendía alimentar esta industria era estiércol de vaca y paja de trigo; o los altos consumos de agua y el riesgo de contaminación de los acuíferos, entre otros. Mientras, otro sector de la población valoraba los posibles beneficios de un proyecto de estas características en una zona con menos de dos habitantes por kilómetro cuadrado, la alta inversión que se encuentra entre los 15 y 20 millones de euros y la creación de puestos de trabajo (una decena, según la empresa y entre cuatro y cinco, de acuerdo con la plataforma) lo que desencadenaba importantes enfrentamientos entre los dos extremos.

 


Tal y como publicaba El Decano de Guadalajara esta semana, el alcalde de Corduente, Juan Carlos Muñoz Conde, daba cerrojazo al asunto a través de un comunicado oficial, en el que se lamentaba de la división que ha generado el proyecto en su municipio y esperaba que las aguas volvieran a su cauce y se recupere la unidad de los vecinos, una vez que el proyecto se ha alejado de la localidad.

 


El gerente de Islonias S.L. ha respondido a la llamada de este medio de comunicación y ha explicado que ya en el mes de septiembre la tramitación de la planta se encontraba con una serie de trabas por parte de Industria que disminuía la idoneidad de la ubicación en Corduente: “Nuestra idea, desde un principio, además de utilizar el suelo de la planta de biomasa de Corduente, era que el nuevo proyecto se pudiera hibridar y aprovechar puntos de vertido eléctrico y también energía excedente de la planta de biomasa. Nos respondieron desde instancias nacionales que no era posible y, más tarde, también teníamos la negativa de Europa por temas de certificaciones, porque el gas que se produce tiene que ir con una certificación, que impone una serie de normas que hay que cumplir”, indica. En este sentido, asegura que “después de esto ya no era prioritario estar en Corduente y, de hecho, desde septiembre, ya no hemos hecho ninguna gestión administrativa, ni con el Ayuntamiento, ni con el Gobierno regional”. A los problemas técnicos, añade “el mal ambiente que estaba generando el proyecto entre vecinos , que era lo que más nos preocupaba, por lo que decidimos estudiar otras ubicaciones”.

 

La materia prima

En estos momentos, señala que se está abordando una serie de consultas ambientales para valorar la posibilidad de ubicar este proyecto en Tortuera, “que básicamente es donde está el residuo agrícola mayoritariamente y el 100% del estiércol vacuno”. Un municipio cuya idiosincrasia, estrechamente ligada a la agricultura y la ganadería, configura un ambiente más favorable al proyecto, “al margen de los miedos que podían tener en Corduente, que son entendibles y los respeto, pero que han generado un relato totalmente alejado de la realidad, que ha devorado la verdad del proyecto”, valora en gerente de Islonias S.L..

 


Según Miguel Ángel Martínez, en los albores de esta iniciativa, hace año y medio, cuando iniciaron las conversaciones con agricultores y ganaderos de la zona, “ya nos invitaron a que ubicáramos el proyecto en Tortuera, pero declinamos esta invitación porque teníamos el suelo y unos servicios adquiridos en Corduente que queríamos aprovechar, pero como no se ha podido, lo suyo es hacer el proyecto donde todas las piezas encajan bien y empezar desde cero”.


Esta zona, estima el responsable, contaría con suficiente materia prima para alimentar la nueva biorrefinería, que según Martínez, consiste en "paja de cereal , principalmente, y  también estiércol de vacuno y algo de ovino y caprino". En esta línea, aclara que  "este modelo de planta usa una receta seca y la proporción de producción para nosotros es muy alta. Si vamos a producir 50 GW, más o menos, que es la capacidad que marca el proyecto conceptual, una planta de las que se están promoviendo en España necesitaría del orden de 200.000 o 300.000 toneladas al año (…) pero en nuestro caso utilizaríamos entre 25.000 y 30.000 toneladas, que en términos absolutos, cuando hablas de una comarca como Molina de Aragón e incluyes el campo de Daroca y algo del campo de Teruel, sobre todo en lo que se refiere a la paja de cereal, tenemos recurso de sobra”. Al mismo tiempo, reconoce que en el campo no todos los años son iguales: “Sólo tenemos que mirar al año anterior, cuando la paja ha sido un recurso muy cotizado por la falta de producción y de lluvias, por lo que habrá años en los que tengamos una media normal y otros en los que igual tenemos que parar, porque no haya recurso, pero todos los proyectos tienen esa base de riesgo y nosotros la asumimos como buena”.

 

Arranca de nuevo toda la tramitación

La tramitación tiene que arrancar ahora desde cero y de momento, según el gerente, no es posible valorar plazos: “Las memorias ambientales y los requerimientos a las diferentes consejerías hay que hacerlos de nuevo, pero ya tenemos las bases conceptuales del proyecto”, señala Martínez. En esta línea, concreta que el Ayuntamiento de Tortuera habría hecho una propuesta de suelos patrimoniales “y estamos ahora con las consultas administrativas para comprobar que haya disponibilidad ambiental y que no tengamos restricciones, por lo que estamos en un momento muy incipiente de chequeo y de ver las opciones”.

 


El proyecto que se plantea en Tortuera tendrá unas características similares al de Corduente: “Tendría los mismos estándares que se marcaron allí de captura de carbono, de control total de emisiones, tanto de los procesos de tratamiento de gas, como la propia recepción de las diferentes materias primas. Planteamos un sistema de recepción muy escrupuloso con todo el tema de emisiones, sobre todo por olores, y es algo que queremos mantener en Tortuera, al margen de que sabemos que estamos rodeados de granjas”.

 

Detalles técnicos del proyecto 


La generación de este biocumbustible se produce a través de un proceso mediante el cual la paja de cereal y el estiércol de vaca de cebo entraría en el circuito “en unos digestores que descomponen la materia prima mediante un proceso biológico anaeróbico, es decir, sin oxígeno, y a partir de ahí se encadenan el resto de los procesos como el upgrading, que es la limpieza del gas; las licuefacción; la elaboración del circuito de digestato; refinamiento del digestato; refinamiento de los elementos del NPK (nitrógeno, fósforo y potasio), etc.

 

 

De esta manera, lo que diferencia la biorrefinería que se plantea en Corduente con otras plantas de este tipo, según Martínez, es que no se producirían digestatos: “Normalmente, cuando se produce el biogás se genera un deshecho que se denomina digestato, que se suele aplicar en los campos con tractores como abono”. Los digestatos son el resultado de la digestión anaeróbica de una materia prima biodegradable, es decir, por su descomposición en condiciones de poco oxígeno, proceso que da lugar a dos productos principales: digestato y biogás. “Debido a la naturaleza de las materias primas que usamos y del propio proceso, lo que hacemos es tratar esos efluentes que se generan y evaporarlos en un circuito cerrado, al tiempo que se alimenta constantemente el circuito con el agua que se demanda. En la parte de refinamiento de ese proceso de evaporación es donde se extraen esos elementos: NPK -fertilizante que contiene nitrógeno, potasio y fósforo- y materia orgánica, que luego se formulan y se devuelven como compuestos mineralizados al campo”. El producto que se obtiene con este proceso, aclara Martínez, sería similar a los fertilizantes tradicionales químicos, pero en este caso de origen orgánico.

 

 

Además, la fracción sólida, indica, se compostaría en un proceso cerrado. Por lo tanto, el abono orgánico o compost se produce en un reactor cerrado para que no se emitan gases y se acorte el periodo del compostaje. Con este sistema se obtiene el producto en pocos días “y si lo tuviéramos que hacer al aire libre -como en otras plantas de estas características- tardaríamos meses. De algún modo, todo queda industrializado y automatizado. Es mucho más intensivo en términos de inversión, pero es más controlable”.

 

 

Otra parte importante del proyecto, en opinión de Miguel Ángel Martinez, es la captura del CO2 en el proceso de refinado de ese gas, que se produce en el momento de eliminar el carbono, y la comercialización de ese subproducto, también en formato licuado.

 


La inversión directa del proyecto, indica, se situará entre los 15 y 20 millones de euros, mientras que las inversiones indirectas, “que promueven los diferentes industriales, que aportarán sus equipos en renting, rondarán los 10 y 12 millones adicionales, que no asumimos nosotros”.

 


En lo que se refiere a las perspectivas de generación de empleo, según Miguel Ángel Martínez, se mantendrán los que existían en la planta de biomasa de Corduente, unos diez o doce puestos directos, “quizá alguno más porque querríamos concentrar más la parte del biofertilizante líquido y es posible que necesitemos más personal".

 



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