Las Cuevas Árabes de Brihuega, un sorprendente viaje subterráneo al pasado

Bajo el suelo de la localidad se extienden ocho kilómetros de túneles y galerías llenos de historia, que se han convertido en uno de los atractivos turísticos más curiosos de la Villa  

Hablar de Brihuega es hablar de historia, patrimonio, naturaleza, gastronomía, toros y lavanda. Además de atesorar magníficos edificios civiles y religiosos que hicieron merecedora a la Villa de la declaración de Conjunto Histórico Artístico hace 50 años, su subsuelo esconde un ‘secreto’. Un auténtico laberinto de túneles y galerías de aproximadamente ocho kilómetros de longitud, con siglos de antigüedad, que se ha convertido en uno de los atractivos turísticos más curiosos de la localidad. 

Se trata de las Cuevas Árabes, cuyo acceso se sitúa en la mítica plaza del Coso, frente al Ayuntamiento. "Son unas Cuevas muy curiosas. La gente no se imagina el entramado de túneles y galerías en el que se adentran cuando las visitan. Todos salen con muy buenas sensaciones”, afirma Mercedes de Loro, una de las encargadas de guiar a los visitantes en su ruta junto a Mayte Bermejo. 

Estas curiosas Cuevas fueron construidas por los árabes entre los siglos X y XI y fueron ampliadas, consolidadas y utilizadas hasta hace pocas décadas. Durante la visita, se recorren unos 700 metros de galerías salpicadas de cruces, escaleras, oquedades y arcos que son sólo una pequeña parte de todas las cuevas que existen en la Villa, pero son las únicas a las que se puede acceder. 

Durante el trayecto, que suele tener una duración de entre 10 ó 15 minutos, se pueden apreciar las galerías excavadas a pico en el terreno, oquedades para grandes tinajas, ventanas de comunicación entre galerías, sillares labrados en piedra caliza alcarreña en los lugares en los que se tuvo que reforzar la cueva y, como sorpresa final, una galería en descenso con una sucesión de arcos apuntados con gran valor arquitectónico que llaman poderosamente la atención. 

La salida de las Cuevas Árabes sorprende a los visitantes, ya que se realiza a través de la puerta de entrada de la antigua Carnicería Gutiérrez, familia que lleva tres generaciones cuidando, conservando y facilitando el acceso a tan singular enclave. 

Escondite, vía de escape, almacén y refugio

Según la información que manejan los investigadores, durante épocas de asedio las Cuevas Árabes eran utilizadas como escondite y como vía de escape, ya que a través de ellas se podía llegar hasta el exterior de las murallas.  Recordar que Brihuega ha sufrido varios asedios a lo largo de su historia: el de los almohades a finales del siglo XII; el de los navarros de Juan de Puelles en 1445; el de las tropas de Felipe V de Borbón en 1710 y el de las tropas de Mussolini en marzo de 1937. Durante la Guerra Civil española también fueron utilizadas por los briocenses como refugio.

En épocas de paz se usaron como almacén de víveres y alimentos. La temperatura constante que mantienen durante todo el año -12ºC- las convertía en auténticas fresqueras en las que se guardaban los productos que ofrecía el campo, especialmente el vino y el aceite.

Acondicionadas y señalizadas para la visita

A día de hoy, de sus más de ocho kilómetros se han acondicionado y señalizado alrededor de 700 metros para que puedan ser visitados por el público. Mercedes de Loro recomienda que la ruta se realice con el calzado adecuado ya que el suelo de los pasadizos presenta mucha humedad. Aunque es difícil perderse, dado que el recorrido está completamente señalizado, es fácil desorientarse dado que los pasadizos se van bifurcando una y otra vez. “De momento no se ha perdido nadie, pero a algunos sí que les cuesta un poco salir”, bromea. 

Los horarios de visita son de martes a sábados, de 11 a 13:30 horas y de 17:30 a 19:30 horas. Los domingos pueden visitarse en horario de mañana. Los lunes las Cuevas permanecen cerradas. El precio de la entrada es de 3 euros por persona. Los niños hasta 10 años entran gratis. 

Sin duda, un precio irrisorio si tenemos en cuenta que se puede disfrutar de una interesante ruta llena de secretos, en la que además podemos encontrarnos con algún animal típico de las cuevas como murciélagos o pequeñas ranas. 

Se trata pues de una interesante visita a la historia de la Villa a través de un pequeño pero magnífico viaje subterráneo al pasado.  “Es una visita curiosa. Una auténtica vuelta al pasado”, ha destacado Mercedes De Loro.