La ARMH exhuma los restos de 26 represaliados del Franquismo en la Fosa 4 del cementerio de Guadalajara

Publicado por: Marta Perruca
08/11/2021 02:12 PM
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Retoma las labores iniciadas con la búsqueda Timoteo Mendieta en 2016 y 2017, lo que impulsó la petición de otras 120 familias

Un equipo formado por una docena voluntarios de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) se encuentra realizando labores de exhumación en una fosa común del cementerio municipal de Guadalajara, donde se encontrarían 26 personas represaliadas por el Franquismo entre marzo y mayo de 1940, en su mayoría “militantes sindicales y políticos en sus respectivos pueblos, sometidos a juicios sumarísimos y fusilados, en algunas ocasiones, en el fondo del cementerio y en muchas de ellas, en las propias tapias, como muestran los impactos de proyectiles señalados con círculos rojos”, comenta Marco González, coordinador de las excavaciones.

“Muchos de ellos, cuando se sublevaron los golpistas el 18 de julio de 1936 se alistaron en las milicias del Ejercito Popular Republicano (EPR) y se fueron a defender la República. En 1939, cuando termina la guerra, vuelven a sus casas y son detenidos, juzgados y fusilados“, relata el coordinador de la excavación.

Los trabajos comenzaron el pasado 1 de octubre y se alargarán hasta que terminen de exhumar los 26 cuerpos que se estima que hay en la fosa: “Sabemos cuando empezamos, pero nunca cuándo acabamos, aunque vamos a muy buen ritmo, por lo que creemos que el día 12 o 13 podemos estar finalizando”, aclara.

Además de Marco González, se encuentra al frente de la dirección técnico arqueológica Serxio Castro, y de los análisis de Antropología Física, Gonçalo Nuno Carnim y Flávia Teixeira. El responsable de la fotografía y de la grabación de vídeo es Óscar Rodríguez Alonso.

Concretamente, el equipo se encuentra excavando la Fosa nº 4 del antiguo Cementerio Civil, al fondo del camposanto, que en otro tiempo estaba cercado por un muro. En este espacio, según González, existen 17 fosas comunes en las que se calcula que se arrojaron 350 cuerpos, a los que habría que sumar los de la fosa del patio de Santa Isabel, en la parte católica, y los enterramientos individuales que se esparcen por todo el cementerio, correspondientes a los casos en que “las familias tenían el privilegio de comprar una sepultura”. En total se calcula que podría haber unas 821 personas represaliadas, 976 según las estimaciones del Foro por la Memoria de Guadalajara, que tiene en cuenta también los fallecidos en prisión.

La identidad de las personas arrojadas a cada fosa se conoce, según el coordinador de los trabajos, porque existe un Libro de Enterramientos: “Estos fueron los últimos arrojados el 3 de mayo y son los primeros que estamos exhumando. El mismo día ya estaba abierta la Fosa nº 5, lo que supone un problema. Es llamativa la matanza del 13 de mayo. Ese día llenaron la Fosa nº 5 y aún así le sobraron cuerpos para empezar a arrojar a la fosa nº 6”, relata González mientras consulta una copia del Libro de Enterramientos.

 

Marco González, coordinador de los trabajos, consulta una copia del Libro de Enterramientos.

 

Todas las fosas tienen la misma estructura: 2 metros por 0,80 metros de ancho y cuatro metros de profundidad. “Ahora mismo estamos en la cota posiblemente de menos dos metros, por lo que nos quedarían dos metros por excavar. En este punto están fotografiando el esqueleto seis y siete”, comenta González.

El aire se torna pesado, difícil de respirar, mientras los voluntarios van limpiando y extrayendo cuidadosamente un esqueleto con la cabeza reclinada hacia atrás, como si la Historia le hubiese negado el derecho a descansar en paz. Casi se puede intuir la caída del pesado cuerpo sin vida sobre un montón de cadáveres exterminados tras el grito del fusil.

Las labores consisten, según el arqueólogo, “en limpieza con material muy fino: pinceles, cuchillos e instrumental de dentista para ir descubriendo los esqueletos. El superior se enumera, se limpia, se fotografía, se mide y se exhuma completamente individualizado y se lleva al laboratorio de campo. Después, se trabaja sobre el que está debajo”.

 

 

Muy cerca de la fosa, dos voluntarios tamizan los restos de arena extraídos en búsqueda de restos.

“Ayer por ejemplo pudimos identificar a uno de ellos in situ, a Félix Camarillo de Marchamalo, por la descripción que nos había hecho el historiador local y alguna documentación que hablaba de que era un lisiado de guerra, al que le faltaba un brazo debido a la explosión de un artefacto. Se encontraba entre la última tanda de arrojados en esta fosa, un total de nueve“, apunta Marco González.

Aunque los cadáveres han sido arrojados al interior de la fosa, según el director de las excavaciones, mantienen un cierto orden: “Un cuerpo que está orientado norte-su, sobre otro sur-norte“. Desde el primer momento, en 2016 se estableció la teoría de que los enterradores “en cierta manera, ordenaban los cuerpos a la hora de ser enterrados para optimizar el espacio porque hay fosas que tienen hasta 30 cuerpos“.

Para completar las labores cuentan con un laboratorio de campo improvisado en la capilla, donde un equipo de Antropología Forense voluntario del Instituto de Medicina Legal de Coímbra “nos está ayudando a realizar una orientación sobre edad y estatura para poder contrastarlos a priori con los datos que tenemos de las identidades reales”.

 

 

Antecedentes

Los trabajos de la ARMH en el cementerio de Guadalajara comenzaron en el año 2016, en la Fosa nº2, tal y como recuerda Marco González, con el objetivo de encontrar los restos de Timoteo Mendieta “en cumplimiento de un exhorto judicial”, ante la negativa del Ayuntamiento capitalino, entonces gobernado por el PP, de conceder los permisos oportunos para iniciar los trabajos de exhumación: “Con él habían asesinado a otras 21 personas que estaban enterradas en esa misma fosa”. Las labores continuaron en 2017 “ya que no identificamos a Timoteo, porque no coincidía el apunte con el enterramiento real, con lo que abrimos la Fosa nº 1“.

A lo largo de esos dos años, comenta González, “se pusieron en contacto con nosotros más de 120 familias de represaliados, varias de ellas de la Fosa nº 3 que exhumamos el año pasado, donde había 21 personas represaliadas y ahora mismo estamos en el proceso de identificación genética”. Hasta el momento, aclara el director de los trabajos, se han entregado tres cuerpos a sus familiares “el último fue Pascual Cañas Herraiz“.

En la parte del antiguo cementerio civil se encuentra un enterramiento con los restos de los 22 cuerpos que no han sido reclamados, correspondientes a los trabajos en las fosas nº 1 y 2. Grabados en diferentes placas de metacrilato se encuentran sus nombres, edad, procedencia, la fosa en la que fueron arrojados y la fecha de su fusilamiento, por si en algún momento apareciera algún familiar siguiendo su rastro.

 

 

Asimismo, la ARMH tenía peticiones concernientes a las Fosa nº4 : “Hasta ocho familias y en estos días han aparecido otras tres que tienen aquí a sus familiares”.

En lo que respecta al resto de fosas, Marco González valora “complicado” el continuar con los trabajos “porque de la Fosa nº 5 no tenemos muchas peticiones y, tal y como hemos comprobado, los panteones no coinciden con la fosa común, por lo que no podemos trabajar en una de las fosas del medio que podamos tener más peticiones, porque cabe la posibilidad de que esa fosa esté debajo de dos panteones”, explica.

 

Ni justicia, ni reparación

Para la ARMH es el Estado el que tendría que asumir estos trabajos, pero “desgraciadamente no hay ninguna oficina de atención a las víctimas en ningún departamento del Estado, donde las familias puedan ir a reclamar la exhumación de los cuerpos que fueron arrojados aquí, así como sus historias”. La organización no se muestra de acuerdo con el modelo actual amparado en la vigente Ley de Memoria Histórica que promueve subvenciones para abordar los trabajos: “Deberían formar profesionales desde el Ministerio de Justicia o el que se considere”, apunta.

En este sentido, aclara , “tenemos como política no solicitar, ni aceptar subvenciones para exhumaciones. Nos financiamos con las cuotas de asociados, donaciones tanto de particulares, como de entidades privadas. Por ejemplo, un sindicato noruego, pequeñas asociaciones culturales, compañías de teatro que nos donan sus beneficios o grupos de música como “Los chicos del maíz”, porque creemos que quien tendría que hacer todo esto es el Estado con sus propios mecanismos, pero no lo hace”.

La Ley de Amnistía de 1977 ha dejado una herida abierta entre los represaliados del Franquismo: “Los partidos de izquierdas tragaron con una ley que no estaba amnistiando a las personas que estaban en la cárcel, sino una amnistía de todos los delitos que se habían cometido durante la Dictadura, desde el 18 de julio de 1936, hasta el año 1975“.

La organización considera además inútil una Ley de Memoria Histórica que convierte en mero trámite administrativo el levantamiento de los cadáveres del Franquismo y la Guerra Civil. Una ley que no es justa con las víctimas y, desde luego, no supone una reparación: “En este caso, estamos en un cementerio, pero la última intervención que hicimos fue en la zona de Babia, donde la fosa común estaba en medio del campo. Fuimos a hacer la denuncia y nos dijeron que es un tema que está sobreseído porque hay una Ley de Memoria Histórica. No debería ser así, debería intervenir el juzgado para levantar el cadáver y los técnicos del estado deberían estar haciendo esto o al menos tutelando la excavación y requiriendo informes y evidencias forenses, de la misma manera que si el crimen hubiera sido reciente”.

De esta manera, entienden que en España, “todos estos delitos han gozado de plena impunidad durante el Franquismo y 46 años después”, mientras los represaliados que llenan las fosas comunes “siguen siendo culpables de un delito de adhesión a la rebelión y de traición al Estado, cuando lo que hicieron fue estar defendiendo lo que era legítimo y votado por el pueblo: Un sistema republicano y democrático que a partir del 18 de julio a todas élites de España militares y eclesiásticas no les interesaba”.

González considera , en este sentido, que se habla mucho de víctimas “pero no de victimarios”: “De quién se lucró con todos estos delitos, desde el cacique local que se quedó con 40 metros cuadrados de un jornalero hasta el que hizo verdaderas fortunas y todavía cotizan algunas empresas en el IBEX”. Asimismo, el coordinador de los trabajos entiende que nunca ha habido una reparación económica para las víctimas: “Las compensaciones que hubo a partir del 79 y el 80 fueron pensiones de viudedad, no compensaciones económicas”.

 

¿Quiénes eran las personas represaliadas de la Fosa nº 4?

Según los trabajos de investigación previos de la ARMH, los restos se corresponderían con:

José Roncero Lara, natural de Tabladillo, pero residente entonces en Alique. Estaba soltero y trabajaba como jornalero. Según el juicio al que fue sometido, formó parte de las Milicias de Aranjuez hasta el 20 de marzo de 1939. De militancia comunista y afiliado a UGT, según un informe firmado por el nuevo alcalde golpista de Sacedón. Fue detenido y comenzó la condena el 28 de noviembre de 1939. Fue juzgado mediante un proceso militar sumarísimo de urgencia número 793 de 1939 junto a otras 13 personas. Condenado a muerte, fusilado y arrojado a una fosa común en el Cementerio Municipal de Guadalajara, el 16 de marzo de 1940, a los 29 años.

Luis Elizalde García era natural de Humanes de Mohernando. Estaba soltero y trabajaba como albañil. Afiliado a la CNT, fue detenido y comenzó la condena el 25 de noviembre de 1939, para ser juzgado mediante un proceso militar sumarísimo de urgencia, número 2818, de 1939. Condenado a muerte, fusilado y arrojado a una fosa común en el Cementerio Municipal de Guadalajara, el 16 marzo de 1940, a los 55 años.

Francisco Martínez Martínez “El Ranchero” era natural de Sacedón. Estaba casado y trabajaba como jornalero. Afiliado a UGT hasta el momento de su detención, el 4 de noviembre de 1939. Juzgado mediante un proceso militar sumarísimo de urgencia, número 627 de 1939, junto a otros de 10 hombres. Condenado a muerte, fusilado y arrojado a una
fosa común en el Cementerio Municipal de Guadalajara, el 16 de marzo de 1940, a los 52 años.

Félix Ortega López
 era natural de Sacedón , en el momento de su fusilamiento estaba soltero y trabajaba como jornalero. Pertenecía al Partido Comunista y estaba afiliado a la UGT. Fue detenido y comenzó la condena el 4 de noviembre de 1939. Juzgado mediante un proceso militar sumarísimo de urgencia, número 627 de 1939, junto a otros de 10 hombres.
Condenado a muerte, fusilado y arrojado a una fosa común en el Cementerio Municipal de Guadalajara, el 16 de marzo de 1940, a los 52 años.

Anselmo Alonso de la Torre era natural de Alique. Había enviudado y
y trabajaba como labrador. Estaba afiliado al partido Comunista – en otros documentos aparece como perteneciente al Partido Socialista – y a la UGT, con cargo de Tesorero hasta el momento de su detención. Fue juzgado mediante un proceso militar sumarísimo de urgencia, número 793 de 1939, junto a otras 13 personas. Fue detenido y comenzó la condena el 28 de noviembre de 1939. Condenado a muerte, fusilado y arrojado a una fosa común en el Cementerio Municipal de Guadalajara, el día 16 de marzo de 1940.

Fermín Zornoza Aranda, era natural de Alique. Estaba casado y trabajaba como labrador. Afiliado al Partido Socialista y al sindicato UGT. Fue el alcalde la de localidad hasta su toma por las autoridades golpistas. Juzgado mediante un proceso militar sumarísimo de urgencia, número 793 de 1939, junto a otras 13 personas. Condenado a muerte, fusilado y arrojado a una fosa común en el Cementerio Municipal de Guadalajara, el 16 de marzo de 1940, a los 44 años.

Eustaquio Buendía Yebra era natural de Sacedón, estaba casado y trabajaba como jornalero. Perteneció al Partido Socialista y a la Sociedad de Colectivización como “cuadrero”. Fue juzgado mediante un proceso militar sumarísimo de urgencia, número 1949 de 1939, junto a otras tres personas de su localidad. Condenado a muerte, fusilado y arrojado a una fosa común en el Cementerio Municipal de Guadalajara, el 28 de marzo de 1940, a los 66 años.

Justo Palomino González, natural de Sacedón. Estaba casado y trabajaba como labrador. Afiliado a la UGT, durante la guerra llegó a ser teniente del Ejército Popular de la República, en una Brigada Internacional. Fue juzgado mediante un proceso militar sumarísimo de urgencia número 891 de 1939. Fue detenido y comenzó la condena el 27 de noviembre de 1939. Condenado a muerte, fusilado y arrojado a una fosa común en el Cementerio Municipal de Guadalajara, el 6 de abril de 1940, a los 34 años.

Jesús Calvo Vera, era vecino de Salmerón, estaba casado y trabajaba como labrador. Afiliado a la UGT y al Partido Comunista hasta su detención. Fue juzgado mediante un proceso militar sumarísimo de urgencia, número
1899 de 1939, junto a otras 4 personas más. Fue detenido y comenzó la condena el 24 de julio de 1939. Condenado a muerte, fusilado y arrojado a una fosa común en el Cementerio Municipal de Guadalajara, el 23 de abril de 1940, a los 27 años.

Felipe Orcero Ruiz, era natural de Salmerón, soltero y trabajaba como jornalero. Perteneció a las Juventudes Libertarias. Una vez detenido por las autoridades franquistas, comenzó la condena el 24 de julio de 1939. Fue juzgado mediante un proceso militar sumarísimo de urgencia, número 1899 de 1939, junto a otras 4 personas más Condenado a muerte, fusilado y arrojado a una fosa común en el Cementerio Municipal de Guadalajara, el 23 de abril de 1940, a los 25 años.

Florentino Guijarro Villalta, natural de Salmerón, estaba soltero y trabajaba como capataz. Afiliado a la UGT hasta su detención por las autoridades golpistas. Fue detenido y comenzó la condena el 24 de julio de 1939. Fue juzgado mediante un proceso militar sumarísimo de urgencia, número 1899 de 1939, junto a otras 4 personas más. Condenado a muerte, fusilado y arrojado a una fosa común en el Cementerio Municipal de Guadalajara, el 23 de abril de 1940, a los 28 años.

Felipe Sanz Rueda era natural del municipio de Orea y vecino de Auñón. Estaba casado y trabajaba como carbonero. Fue juzgado mediante un proceso militar sumarísimo de urgencia, número 3887 de 1939. El 13 de julio de 1939 se intentó suicidar en el puesto de la Guardia Civil de Pareja, según consta en su juicio militar. Condenado a muerte, fusilado y arrojado a una fosa común en el Cementerio Municipal de Guadalajara, el 26 de abril de 1940, a los 27 años.

Patricio Ortega Somolinos, era natural de Cendejas de Enmedio, estaba soltero y trabajaba como jornalero. Afiliado a la UGT hasta su detención. Formó parte del Ejército Popular de la República(EPR) durante la guerra, en el cuerpo de carabineros. Fue detenido y comenzó la condena el 19 de diciembre de 1939. Fue procesado en la causa 2551 de 1939 de la Plaza de Sigüenza, posteriormente unida a la 1741 de 1939, junto a otras 5 personas más, entre ellas su hermano Esteban. Condenado a muerte, fusilado y arrojado a una fosa común en el Cementerio Municipal de Guadalajara, el 26 de abril de 1940, a los 22 años.

Esteban Ortega Somolinos era de Cendejas de Enmedio, estaba soltero y trabajaba como jornalero. Afiliado a la UGT, junto con su hermano, formó parte del EPR en el cuerpo de Carabineros. Fue detenido y comenzó la condena el 19 de diciembre. Procesado en la causa 2551 de 1939 de la Plaza de Sigüenza, posteriormente unida a la 1741 de 1939, junto a otras 5 personas más, entre ellas su hermano Patricio. Condenado a muerte, fusilado y arrojado a una fosa común en el Cementerio Municipal de Guadalajara el 26 de abril de 1940, a los 21 años.

Rogelio Butrón Vicente, era de Utande, soltero y trabajaba como jornalero. Afiliado al Partido Socialista y vocal del sindicato UGT en su localidad. Formó parte del EPR durante la guerra Detenido por las autoridades golpistas el 10 de enero de 1940. Fue juzgado mediante un proceso militar sumarísimo de urgencia número 2731 de 1939. Condenado a muerte, fusilado y arrojado a una fosa común en el Cementerio Municipal de Guadalajara el 26 de abril de 1940, a los 27 años.

Bernabé Bartolomé Martín, natural de Casa Uceda, soltero y trabajaba como jornalero. Voluntario en el EPR durante la guerra. Fue detenido y comenzó la condena el 18 de diciembre de 1939. Fue juzgado mediante un proceso militar sumarísimo de urgencia, número 1162 de 1939. Condenado a muerte, fusilado y arrojado a una fosa común en el Cementerio Municipal de Guadalajara el 26 de abril de 1940, a los 22 años.

Vicente Lucas Hervás, era natural de Guadalajara, estaba casado y trabajaba como conductor. Fue detenido y comenzó la condena el 5 de enero de 1940, juzgado en el sumario 2360 de 1939. Condenado a muerte, fusilado y arrojado a una fosa común en el Cementerio Municipal de Guadalajara el 26 de abril de 1940, a los 32 años.

Domingo Écija Buendía, vecino de Sacedón, estaba casado y trabajaba como jornalero. Afiliado a la UGT y al Partido Comunista, fue detenido ycomenzó la condena el 15 de enero de 1940. Fue juzgado en el juicio militar sumarísimo 2454 de 1939. Su hermano Ciriaco también fue fusilado en febrero de 1940. Condenado a muerte, fusilado y arrojado a una fosa común en el Cementerio Municipal de Guadalajara el 3 de mayo de 1940, a los 41 años.

Matías Díaz Martínez “Goñi” era vecino de Sacedón, estaba casado y trabajaba como jornalero. Afiliado al Partido Socialista/Comunista hasta el momento de su detención, el 23 de abril de 1940. Juzgado en el sumario militar de urgencia número 1600 de 1939. Durante la guerra formo parte de la 43 división, 72 Brigada del EPR. Condenado a muerte, fusilado y arrojado a una fosa común en el Cementerio Municipal de Guadalajara el 3 de mayo de 1940, a los 27 años.

Felipe Martínez del Río, natural de Sacedón, era viudo. Afiliado al Partido Comunista hasta su detención el 23 de julio de 1939. Fue juzgado en el sumario militar de urgencia número 3427 de 1939. Condenado a muerte, fusilado y arrojado a una fosa común en el Cementerio Municipal de Guadalajara el 3 de mayo 1940, a los 48 años.

Félix Camarillo Gutiérrez, natural de Marchamalo, casado y ebanista de profesión. Hasta su detención, pertenecía al Partido Comunista y estaba afiliado a la UGT. También desempeñaba las labores de presidente de la Liga de Mutilados. Fue detenido el 14 de agosto de 1939, juzgado en el sumario militar de urgencia número 2720 de 1939. Condenado a muerte, fusilado y arrojado a una fosa común en el Cementerio Municipal de Guadalajara el 3 de mayo de 1940, a los 27 años.

Francisco Blanco López, natural de Loranca de Tajuña, casado y trabajaba como jornalero. Afiliado a la UGT y al Partido Comunista. Fue detenido el 17 de noviembre de 1939, juzgado mediante un consejo militar sumarísimo de urgencia número 4319 de 1939, junto a otras 5 personas. Condenado a muerte, fusilado y arrojado a una fosa común en el Cementerio Municipal de Guadalajara el 3 de mayo de 1940, a los 63 años.

Cecilio Pajares González “El Botero”, natural de Mondéjar , casado y trabajaba como jornalero. Fue secretario de la UGT local y Juez de Paz hasta la su detención, el 11 de julio de 1939 y juzgado en el sumario militar de urgencia número 2242 de 1939. Condenado a muerte, fusilado y arrojado a una fosa común en el Cementerio Municipal de Guadalajara el 3 de mayo de 1940, a los 51 años.

Pablo López Fernández, de Mondéjar, soltero y trabajaba como
jornalero. Militante de la UGT y del Partido Comunista. Durante la guerra, y como soldado de reemplazo, formó parte del EPR, concretamente de la 35 Brigada y los Batallones 138 y 137. Fue detenido el 12 de julio de 1939 y juzgado en el sumario militar de urgencia número 2168 de 1939. Condenado a muerte, fusilado y arrojado a una fosa común en el Cementerio Municipal de Guadalajara el 3 de mayo de 1940, a los 22 años.

Mariano López del Campo, natural de Mandayona, soltero y trabajaba como chofer. Perteneció hasta su detención, el 6 de mayo de 1939, al Partido Comunista. Juzgado en el sumario militar de urgencia número 1220 de 1939. Condenado a muerte, fusilado y arrojado a una fosa común en el Cementerio Municipal de Guadalajara el 3 de mayo de 1940, a los 23 años.

Segundo Santamaría Cuadrado “Tibo Jabonero”, natural de Yunquera de Henares, estaba soltero y trabajaba como jornalero. Perteneció a la UGT. Durante la guerra formó parte de EPR,en el Batallón 49 y Batallón Ferrer. Fue detenido el 15 de junio de 1939 y juzgado en el sumario militar de urgencia número 1652 de 1939, junto a otras 5 personas. Condenado a muerte, fusilado y arrojado a una fosa común en el Cementerio Municipal de Guadalajara el 3 de mayo de 1940, a los 29 años.

 
 

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