Críticos y Emergencias: Lecciones que salvan vidas

Publicado por: Marta Perruca
23/03/2024 08:00 AM
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La Asociación Críticos y Emergencias, formada por más de un centenar de socios voluntarios, principalmente del ámbito sanitario y las emergencias, sabe muy bien que actuar en los primeros momentos de una parada cardiaca mejorará la tasa de supervivencia, ya que la ambulancia en nuestra capital tarda una media de entre 7 y 10 minutos en llegar al lugar donde se produce la emergencia sanitaria. Por eso, desde hace un lustro, cada curso visita todos los colegios de Guadalajara, para enseñar a los alumnos de 1º de la ESO cómo se reacciona ante una emergencia sanitaria, cuándo existe parada cardiaca y cómo se practica la reanimación cardiopulmonar. También lleva a cabo otro tipo de talleres para el público adulto con el fin de formar a la población para que pueda intervenir mientras llegan los servicios sanitarios

 

Saber actuar en los primeros momentos de una emergencia sanitaria puede salvar vidas y, además, cuando se produce una parada cardiaca, es fundamental. Los pasos a seguir a la hora de realizar una reanimación cardiopulmonar (RCP) son sencillos y accesibles para la mayor parte de la población, pero la mayoría de los ciudadanos los desconocen. La Asociación Críticos y Emergencias, formada por un centenar de socios procedentes, en su mayoría, del ámbito sanitario y las emergencias se propusieron, hace cinco años, llevar estos conocimientos a la sociedad de Guadalajara, empezando por los escolares por lo que, cada curso, visitan todos los colegios de la capital.

 

El Decano de Guadalajara les acompaña durante una de sus jornadas, en el Colegio Maristas Champagnat de la capital. En torno a una decena de voluntarios de la asociación acompañan a los alumnos en su aprendizaje y refuerzan las explicaciones del monitor, con el fin de asegurarse de que asimilan bien todos los conceptos y conocimientos, de tal manera que salgan de esta formación preparados para llevar a cabo una reanimación cardiopulmonar efectiva.

 

Previamente, han llevado a cabo una clase teórica en la que un instructor ha explicado a los estudiantes todos los fundamentos y, tras el recreo, se dirigirán al gimnasio donde les esperan las posibles víctimas de una parada cardiaca: unos 40 maniquíes de simulación para formación en RCP que ha cedido la Delegación de Sanidad de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha para desarrollar este proyecto y que se encuentran milimétricamente colocados y dispuestos en el suelo para su uso.

 

 

Durante ese pequeño descanso, esta redacción conversa con el presidente de la Asociación Críticos y Emergencias, Rubén Viejo, médico intensivista de la UCI del Hospital Universitario de Guadalajara y de la UVI Móvil de la capital y la vicepresidenta, Elena Moratilla, enfermera de la UVI Móvil de Guadalajara, que comentan que lo que diferencia esta actividad a otras iniciativas parecidas a nivel nacional es que “aquí los niños tienen un maniquí por cada alumno y además venimos seis o siete formadores a cada colegio, de manera que luego hacemos prácticas con ellos con una ratio de un profesor para cada cuatro o cinco alumnos”

 

Cada año, visitan los 15 colegios que existen en la ciudad para formar a todos el alumnado de 1º de la ESO, unos 1.200 escolares que tienen entre 12 y 13 años de edad, con lo que esperan, a medio plazo, terminar cerrando el círculo y formar al 100% de la población de Guadalajara en estas maniobras.

 

La edad de los alumnos que reciben esta formación no es arbitraria: “Guías de consenso del Consejo Europeo de Resucitación establecen que a partir de los 12 años, los chavales ya están plenamente capacitados para realizar esas compresiones y que sean de calidad”. Pero este organismo va un paso más allá y recomienda trabajar con los alumnos desde los seis años, “no en la RCP, porque no van a tener fuerza para comprimir eficazmente, pero sí en identificar que existe una emergencia y que pidan ayuda a un adulto o llamar al 112, como ya hay experiencias".

 

Ésta es la quinta edición de estas jornadas formativas, que a lo largo del último lustro han instruido a más de 8.000 niños y niñas: “Posteriormente, intentamos hacer un recuerdo para que refresquen esta información, para lo que instruimos a los profesores de Educación Física con el objetivo de que, dentro de su programación educativa, puedan impartir una clase de refuerzo a los alumnos de 13, 14 y 15 años”, indica Viejo.

 

Además, añade Moratilla, la asociación también presta material didáctico, presentaciones y maniquíes propios, “para que los profesores puedan impartir esa formación continuada en 2º, 3º y 4º de la ESO”.

 

La respuesta del alumnado es muy positiva: “Están encantados y es una actividad que les gusta mucho. Siempre les pedimos una valoración de la formación recibida y les preguntamos si se sienten capaces de llevar a cabo estas maniobras en una situación de emergencia y parece que están muy abiertos a recibir esta formación y a poder actuar en algún momento. También los equipos directivos y el profesorado nos trasmiten su agradecimiento y su apoyo incondicional a esta iniciativa”, continúa Elena.

 

“La mayoría de los niños han vivido una situación de emergencia, quizá no de parada cardiaca, pero sí de una pérdida de conciencia  por mareos o convulsiones, que son frecuentes en los centros educativos, y ellos ya nos transmiten que les han podido poner de lado o han avisado a un adulto, que es el paso más importante y que tiene máyor impacto para evitar que se complique la situación: Llamar al 112 precozmente es clave, porque en una situación de estrés uno se bloquea y, a menudo, se tarda tiempo en llamar”, añade el presidente.

 

En definitiva, de lo que se trata es de que “los niños no se enfrenten por primera vez a una parada cardiaca sin saber nada del tema y que identifiquen qué es una emergencia. Que hay que llamar rápidamente al 112 e iniciar unas maniobras básicas, pero fundamentales, que previamente ya han entrenado con nosotros para no hacer frente por primera vez a una emergencia real sin estos conocimientos"

 

De hecho, recuerda Moratilla, recientemente tuvo lugar una situación de parada a las puertas de un colegio de Guadalajara y “en un primer momento, los niños alertaron a los profesores y el profesor de Educación Física fue capaz de iniciar las maniobras”.

 

La Asociación Críticos y Emergencias

La iniciativa, explica Rubén Viejo, “surge de un grupo de compañeros, todos ellos sanitarios. Como trabajamos en la emergencia prehospitalaria, vemos que la parada cardiaca es frecuente e inesperada y, muchas veces, cuando esto ocurre, hay gente presente, pero no sabe qué hacer o se bloquea.  La sensibilidad que tenemos hacia este tipo de emergencia hizo que se nos ocurriera poner en marcha un programa de formación para las niños, consistente en maniobras sencillas de reanimación cardiopulmonar, que vienen avaladas por el el Consejo Europeo de Resucitación”.

 

Este tipo de sesiones formativas, señala el sanitario, se están extendiendo por todo el mundo, aunque con una metodología de trabajo diferente, “y nosotros queríamos ser pioneros en la provincia de Guadalajara, tanto por la cobertura total del alumnado, como por la cantidad de recursos materiales y docentes”.

 

La Asociación Críticos y Emergencias, que hoy en días está formada por 104 socios voluntarios, nace en septiembre de 2018 y el proyecto “Formación en Reanimación cardiopulmonar" en las escuelas de Guadalajara se pone en marcha en enero de 2020, con el objetivo de formar en estas maniobras a todos los escolares de Guadalajara. No obstante, rememora la vicepresidenta, “tuvimos que cortar en el mes de marzo cuando comenzó el confinamiento por la pandemia”.

 

Está formada, principalmente, por personal médico y de enfermería, así como técnicos en emergencias sanitarias, profesionales todos elllos tanto del Hospital como de la sanidad extra-hospitalaria, “pero también tenemos un bombero y otros voluntarios que no pertenecen al sector sanitario, pero respaldan nuestras iniciativas”, aclara Moratilla.



16 de marzo, Día Mundial de la Parada Cardiaca

Además de la formación que desarrollan en los colegios, también abordan otro tipo de actividades formativas relacionadas con la parada cardiaca dirigidas a adultos. “Todos los años realizamos una jornada de reanimación cardiopulmonar en colaboración con el Hospital de Guadalajara, coincidiendo con el Día Mundial de la Parada Cardiaca, que se celebra el 16 de octubre, y este año alcanzamos la quinta edición”. Se trata, según el médico, de una jornada de sensibilización y actualización para los profesionales sanitarios.

 

Como complemento a esta jornada, en una fecha cercana a esta efeméride, llevan a cabo un taller de reanimación cardio-pulmonar urbano en la Plaza de Santo Domingo, dirigido a la ciudadanía de Guadalajara: “Lo llevamos haciendo desde hace cuatro años. Ese día sacamos a la calle a nuestros formadores y a los maniquíes de simulación, "para concienciar de que este problema existe y que si todos aprendemos unas maniobras sencillas, podemos mejorar los resultados. Este será el cuarto año que lo hagamos, porque  hermos observado que se trata de una actividad que genera interés, atrae a mucha gente y la población cada vez es más consciente de que sus manos pueden salvar una vida".

 

Para abordar todas estas iniciativas, la organización cuenta con la colaboración de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, a través de la Delegación de Sanidad, que cede los maniquíes para la formación y el Ayuntamiento de Guadalajara, a través de una subvención, “que nos permite sufragar todo el material desechable”, indica

 

La Asociación combate en tres frentes para que Guadalajara sea una ciudad cardioprotegida

La parada cardiaca, según el especialista, es una emergencia que presenta muy mal pronóstico: “Eso quiere decir que la mayor parte de las personas que tiene una parada cardiaca, generalmente, fallece. Los sistemas de emergencia tienen un tiempo de respuesta que no se puede omitir. Tenemos que desplazarnos hasta el lugar donde se produce la emergencia y hasta que llegamos transcurren entre 7 y 10 minutos de media que son cruciales. Si durante ese tiempo nadie está haciendo nada, aunque apliquemos todos los cuidados avanzados cuando lleguemos, la persona no sobrevivirá”.

 

Tal y como explica el médico de la UVI móvil de Guadalajara, existen cuatro vehículos sanitarios de estas características en la provincia de Guadalajara, y solamente la UVI de la capital atiende unas 80 paradas cardiacas al año.

 

Por lo tanto, el objetivo es instruir a la población, además del personal sanitario en la realización de maniobras sencillas, “para que cuando nosotros lleguemos esa persona tenga más posibilidades de recuperarse. Involucrar a la población en la atención inicial de esas personas ha demostrado con creces aumentar la supervivencia. Se trata de que los ciudadanos cuiden de los ciudadanos".

 

De esta manera, la Asociación Críticos y Emergencias trabaja desde tres frentes para contribuir a hacer de Guadalajara una ciudad cardioprotegida y, por ende, mejorar las cifras de supervivencia: La mejora, optimización y actualización de los conocimientos de los profesionales sanitarios, colaborando en unas jornadas de reanimación cardiopulmonar para sanitarios en el Hospital Universitario de Guadalajara; La formación de la población no sanitaria, a través de las jornadas que llevan a cabo en los centros educativos o los talleres que desarrollan en Ampas y asociaciones, entre otras; y por último, la labor de concienciación dirigida a las administraciones implicadas, “en este caso, el Ayuntamiento de Guadalajara, la Delegación de Sanidad o la Diputación, para que colaboren en nuestras iniciativas y pongan en marcha otras, que fomenten o divulguen nuestro mensaje, mediante cartelería que nos recuerde los pasos a seguir ante una parada cardiaca o, incluso, que apuesten por algo que tendría un mayor impacto favorable como contar con desfibriladores públicos en la ciudad de Guadalajara".

 

Desfibriladores accesibles las 24 horas, en toda la ciudad

En este sentido, comenta el presidente, la asociación presentaba un ambicioso proyecto a los Presupuestos Participativos de la ciudad con el fin de llenar Guadalajara de desfibriladores públicos y accesibles a cualquier persona, como recomienda el Consejo Europeo de Resucitación. "Existen países muy sensibilizados, que disponen de un desfibrilador cada 200 metros para su uso por los ciudadanos, consiguiendo supervivencias muy elevadas en la parada cardiaca", revela Viejo.

 

La propuesta se quedaba a las puertas de ser realidad, a tan sólo cinco votos que la relegaron a una segunda posición en las votaciones de los vecinos.

 

“Actualmente, en la capital hay muy pocos desfibriladores y el problema es que la gente no sabe dónde están. Además, están colocados en sitios que no están abiertos las 24 horas del día, cuando la parada cardiaca no entiende de horarios. En el Ayuntamiento, por ejemplo, hay un desfibrilador, pero si la parada se produce por la tarde o por la noche, no se usar. Incluso, alrededor del propio Ayuntamiento no hay ningún tipo de señalización que diga, por ejemplo, ‘Desfibrilador a 50 m.’, por lo que si hay una parada cardiaca en la Calle Mayor nadie sabe que hay un desfibrilador cerca. Todavía queda mucho por hacer, no sólo para mejorar la situación actual de la ciudad en este sentido, sino también para aprovechar y optimizar los recursos que ya tenemos", valora en médico de emergencias.

 

El lugar de acción de esta asociación, de momento, es la capital y, aunque les gustaría extender sus tentáculos a toda la provincia, reconocen que para ello necesitan socios voluntarios procedentes de otros municipios dispuestos a trasladar esta formación a otros lugares del territorio: “Es algo que tenemos pendiente, pero todavía no podemos dar esa cobertura. Todos somos voluntatios y compartimos algo tan preciado como es el tiempo libre para llevar a cabo estas actividades y salir fuera siempre es más problemático”, indica el presidente.

 

La asociación busca colaboradores que apoyen estas iniciativas y den mayor visibilidad a esta generosa causa, para así conseguir más medios y poder extender más y mejor su mensaje. Para colaborar con esta asociación o concertar actividades se puede contactar con ellos a través del correo electrónico criticosyemergenciasasociacion@gmail.com.



Comprobar, llamar y comprimir

El timbre del colegio de los Maristas avisa de que ha terminado el recreo, por lo que toca poner rumbo al gimnasio. Los chavales van entrando de manera ordenada, tomando posiciones frente a los maniquíes y arrodillándose frente a ellos. Rubén les explica que las maniobras que van a aprender son muy sencillas y fundamentales a la hora de actuar en un caso de emergencia sanitaria y mejorar la supervivencia cuando hay una parada cardiaca, en el tiempo de espera hasta que llega la ambulancia. También les dice que este tipo de formaciones se están extendiendo a muchos ámbitos, también al deportivo y a los futbolistas, ante la incidencia de las paradas cardiacas en el campo de juego.

 

Cuando se produce una situación de emergencia sanitaria, apunta el médico, existen tres palabras fundamentales: Comprobar, llamar y comprimir. Un mantra que los chavales repiten para grabarlo a fuego en su memoria. Otra de las cuestiones que deben tener clara es que una persona está en parada cardiaca cuando se dan dos circunstancias: “El individuo no responde y no respira”, vuelven a repetir tres veces los escolares.

 

Y aquí comienza la experiencia práctica, imaginando que un individuo cualquiera, que podría responder al nombre de Manolo, se encuentra paseando tranquilamente por la calle cuando se cae redondo al suelo.

 

El primer paso es comprobar si Manolo está consciente. "Para ello, le sacudiremos suavemente y le preguntaremos ¿qué tal está? ¿se encuentra bien?, buscando una reacción". Si responde, no hay parada cardiaca, pero en cualquier caso hay que llamar al 112, porque la situación puede empeorar: “Se deja tal y como está. Le preguntamos, por ejemplo, qué ha pasado, si tiene frío o calor y esperamos a los servicios sanitarios de emergencias”.

 

Si no responde a los estímulos, se debe comprobar si respira. “Para ello realizamos dos sencillas maniobras: maniofra frente-mentón, colocando una mano en la frente de Manolo y llevando su cabeza hacia atrás y la otra, sobre la mandíbula, desplazándola hacia arriba y hacia delante, consiguiendo así abrir la vía aérea. La segunda maniobra es ver-oír-sentir. Para ello, "acercaremos nuestro rostro a la cara de Manolo, mirando hacia su pecho y así podremos ver, oír y sentir si la persona respira"

 

Si respira, recuerda Viejo, no es una parada cardiaca, pero puede vomitar y si ocurre esto puede ahogarse con su propio vómito, por lo que se le debe colocar en la “posición lateral de seguridad”. Al mismo tiempo, se consigue que la lengua no caiga para atrás, sino hacia afuera, y no obstruya la vía respiratoria.

 

Si Manolo no respira, eso quiere decir que existe parada cardiaca: “Ya hemos comprobado y el siguiente paso es llamar al 112 y después comprimir”.

 

Para ello, hay que intentar desvestir a la persona. Los maniquíes llevan una especie de chaqueta de chándal con cremallera que los alumnos retiran. “Hay que tener en cuenta que las compresiones cansan mucho”, advierte el médico de emergencias. “Todos con las manos estiradas hacia el frente; los dedos bien entrelazados; los brazos rectos y los dirigimos al centro del pecho, con los brazos bien estirados. Ahora vamos a comprimir a una velocidad aproximada de unas 100 veces por minuto, un total de 30 veces”. Esas 30 compresiones van seguidas de dos ventilaciones, para lo que se debe cerrar la nariz con los dedos índice y pulgar, tomar aire y soplar en la boca de Manolo. La secuencia ha de repetirse hasta que lleguen los servicios de emergencias.



Rubén marca el ritmo de las compresiones contando hasta 30. Los alumnos repiten el ejercicio varias veces. Después realizan la secuencia completa 30-2 varias veces, contando en voz alta, marcando el ritmo con palmas o incluso con música moderna para interiorizar el pulso adecuado de las compresiones.

 

Los formadores voluntarios acompañan y corrigen a los alumnos en todo momento, que siguen la práctica con mucho interés. Parece que esto funciona. ¿Y si un día una niña o un niño de 12 años consigue salvarnos la vida? ¿Y si nos decidimos todos a aprender?

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