Este domingo, 29 de septiembre, se celebra la 110 Jornada del Migrante y Refugiado bajo el lema “Dios camina con su pueblo” en un momento en el que las labores de concienciación y sesibilización son de vital importancia para hacer frente a un discurso xenófobo cada vez más instalado en la sociedad, con el que algunos pretenden sacar rédito político, sin medir las consecuencias.
Según datos del vicario de Pastoral Social, Braulio Carlés, en Castilla-La Mancha la población inmigrante está en torno al 11%; en el conjunto de la provincia representa alrededor del 19% de la población y en Guadalajara capital, cerca del 17%.
“Nos estamos encontrando un momento muy complicado. Decían los medios hace unos días que el tema que más preocupa en este momento es la emigración y eso no es bueno, porque es una alarma y un miedo que supone volver a estereotipos de antaño”, ha señalado el vicario de Pastoral Social.
Sin embargo, Carlés ha hecho hincapié en que los emigrantes no representan una amenaza, sino una oportunidad. De acuerdo con las estadísticas, en los próximos 30 años se van a necesitar 24 millones de personas para trabajar. En Alemania calculan que en 25 años necesitarán cerca 700.000 trabajadores. Mientras, en la actualidad el 75% de las empresas tienen dificultad para cubrir vacantes de perfiles cualificados como camioneros, conductores de autobuses, camareros, auxiliares de enfermería, ayuda a domicilio, etc. Asimismo, ha apuntado que en EEUU, por cada 100.000 inmigrantes que son expulsados se pierden 8.800 puestos de trabajo.
Junto con el trabajo, el también responsable de ACCEM en Castilla-La Mancha ha indicado que el otro pilar fundamental es el acceso a la vivienda que se agrava para la población inmigrante por la desconfianza de los propietarios y ha puesto sobre la mesa la necesidad de abordar unas políticas de vivienda “adecuadas y correctas que den confianza al propietario y seguridad al inquilino”.
Para Carlés es necesario crear “políticas migratorias más abiertas, más flexibles y más estratégicas” y añade que la inmigración “no es un mal menor, sino una opción deseable. Una necesidad que en este momento tenemos todos, por lo que yo creo que lo primero sería dar gracias a los inmigrantes que vienen a nuestro país, porque no hemos invertido nada en ellos y son mano de obra que hay que cubrir, en el término más cosificado de la palabra, porque evidentemente son personas con sentimientos, relaciones sociales, familia, amigos, como cualquiera de nosotros, que quiere integrarse en una sociedad nueva y distinta”.
También ha insistido en el derecho a no emigrar, porque “el inmigrante no tiene derecho a no emigrar. Si sale es porque se ve forzado por un montón de motivos, como dice el papa Francisco en su carta de este año, porque se sienten acosados por guerras, pobreza… que les obligan a salir de su país de origen”.
Carlés no ha dejado de referirse a la tragedia de Morejón y al intento fallido de culpabilizar a la población inmigrante del asesinato en un empeño por equiparar emigración con delincuencia, al mismo tiempo que recordaba el papel de Lamile Yamal o Nico Williams en la Eurocopa, personas inmigrantes a quienes “nadie se le ocurriría decir que se vayan porque son considerados ídolos”.
“Hay gente que está aprovechando el populismo de la migración para levantar una bandera patriótica, donde el inmigrante tiene que ser desechado y expulsado porque es un problema. Y esto lo generan, por ejemplo, las declaraciones tan desafortunadas de Trump sobre la inmigración”, ha manifestado.
“Estamos discutiendo sobre los 5.000 inmigrantes que hay en Canarias y probablemente la cuestión no sea ver de qué manera generosa los acogemos, sino de qué forma egoísta nos libramos de todos ellos”, ha lamentado Carlés. “No podemos ponernos de perfil ni mirar hacia otro lado (…) Ante esta realidad tenemos que ser generosos y elaborar políticas flexibles, acogedoras, dialogantes, donde se vea que estos 5.000 menores repartidos entre todas las comunidades autónomas no son un número significativo y ayudaríamos a salvar un problema (…) Eso tiene un coste que se tendrá que poner sobre la mesa y tendrá que negociar Gobierno y Comunidades Autónomas. Hay que pensar que son personas y que cuanto más tiempo su universidad sea la calle va a ser más peligroso y esto pasa por entidades y profesionales, y no por acoger en familias”, ha valorado.
“Todo esto requiere otra reflexión muy distinta. Una que parta desde el diálogo para construir un modelo migratorio justo e inteligente; que se gestione con dignidad y que la migración y la movilidad humana genere confianza, una necesidad y un agradecimiento”.
Para ello, según Carlés, es necesario garantizar al menos dos cosas: El respeto de los derechos sociales y culturales de la sociedad de acogida y la de origen y generar vías seguras: “Hay rutas irregulares e inseguras. Siete de cada diez inmigrantes que viene lo hace vía Canarias en cayucos y pateras con un riesgo muy alto. Cómo tiene que ser para que, sabiendo el riesgo que esto conlleva, ellos prefieran arriesgar su vida a cruzar el mar, en lugar de quedarse en tierra, en principio, un lugar más seguro”.
El vicario de Pastoral Social comparecía esta mañana junto con Angélica Tiralle, miembro de la Delegación Diocesana de Migraciones para presentar la programación que han preparado diversas organizaciones como Accem, Guada-Acoge y Cáritas con motivo de esta efeméride en Guadalajara.
Por su parte, Angélica Tiralle ha explicado que el programa arranca este martes, 24 de septiembre, con un Círculo de Silencio, a partir de las 11.00 horas, en la Plaza de Santo Domingo, “un manifiesto pacífico donde se da a conocer la problemática que existe en el país: cómo es la acogida, la sensibilización y el ser del migrante dentro de una sociedad, a la que aporta sus costumbres, su cultura y su arraigo. Es una manera de sensibilizar a la población sobre la acogida del migrante en otro país”.
El jueves, 26 de septiembre, en el Centro Municipal Integrado, a partir de las 18.00 horas, tendrá lugar un Café Intercultural “como una manera de integrar al migrante, que nos va a dar a conocer cómo se siente en este país. A partir de sus experiencias, nosotros nos vamos empapando de su cultura y tradiciones, de su bagaje integral”.
El viernes, 27 de septiembre, a partir de las 18.00 horas, en la Plaza de Santo Domigo, se celebrará un Desfile Intercultural, una muestra de los trajes típicos de las distintas culturas, sus cantos y danzas.
El sábado, 28 de septiembre, a las 18.00 horas, en la Plaza de Santo Domingo, está prevista una Fiesta Intercultural con la participación de varias organizaciones.
Por último, el obispo de la Diócesis Sigüenza-Guadalajara, Julián Ruiz Martorell, oficiará una Eucaristía a las 12.00 horas, en la Concatedral de Santa María, con la participación de un coro intercultural.