Dice un popular refrán español: ‘No hay peor ciego que el que no quiere ver’. Nosotros añadiríamos a nuestro vasto refranero: ‘No hay peor sordo que el que no quiere oír’ y ‘No hay peor mudo que el que no quiere hablar’.
Con estas tres frases se podría definir la actitud del equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Guadalajara respecto a numerosas cuestiones que afectan de lleno a sus administrados. PP y Vox ni quieren ver, ni quieren oír, ni quieren hablar. Especialmente en lo que atañe a los bolsillos de los vecinos y vecinas de esta ciudad, sobre los que se está perpetrando un auténtico atraco a mano armada.
A la brutal subida del IBI que hemos padecido este año se van a sumar -no tardando- el incremento del precio del billete de los autobuses urbanos, la tasa de basura y el importe por estacionar en la zona azul. Y lo que todavía está por llegar porque, de momento, no se han presentado públicamente las nuevas Ordenanzas Fiscales para el año 2025.
Además de un claro incumplimiento del pacto de Gobierno que suscribieron ambas formaciones, en el que se prometía contención fiscal, PP y Vox están realizando todo un alarde de falta de transparencia en lo que a las cuentas municipales se refiere. Insistimos: ciegos, sordos y mudos.
Vayamos por partes. Ciegos porque no quieren ver que el estado de las cuentas municipales no les debería permitir continuar con su política del ‘todo vale, que ya lo pagan los ciudadanos’. A saber. En el caso del concurso para adjudicar el nuevo servicio del transporte urbano de Guadalajara, el informe de la Intervención Municipal -que les ofreció en primicia El Decano- advierte de que, en caso de que se mantenga en los términos que plantea el estudio de viabilidad, podría ponerse en riesgo la estabilidad presupuestaria del Ayuntamiento.
Aún conociendo este documento desde el mes de julio, el equipo de Gobierno continúa adelante con los trámites, a sabiendas de que tal y como está diseñado es una auténtica -y peligrosa- chapuza. Y así lo han denunciado los propios trabajadores de los autobuses y los grupos de la oposición. De que este texto es un sindiós damos fe desde esta Redacción. El estudio de viabilidad está plagado de errores y ‘gambazos’. ¿Es que nadie se lo ha leído? ¿Ni tampoco el informe del interventor general? Si es por cuestión de ceguera, la empresa que ha redactado el documento de marras - y que se ha embolsado la friolera de 80.000 euros- se lo podría haber traducido al Braille. Así quizá algún concejal lo hubiese ‘visto’ mejor.
Seguimos. Sordos. Los concejales, con la alcaldesa a la cabeza, deberían realizarse una revisión auditiva porque no escuchan. No escuchan a los conductores de los autobuses a los que el concejal del ramo no atiende desde hace meses. No escuchan a los técnicos, ni a los profesores, ni a los alumnos de las Escuelas Municipales de la Cotilla. Ni a las trabajadoras de la Biblioteca Suárez de Puga -las pocas que quedan porque la mitad de la plantilla anda de baja por motivos obvios-. No escuchan a sus funcionarios, quienes les advierten de determinados riesgos de su gestión. Tampoco escuchan a los vecinos de su ciudad que reclaman menos impuestos y más trabajo diario para una capital que languidece poco a poco. No escuchan las quejas y sugerencias del Buzón Ciudadano, que permanecen durante meses durmiendo el sueño de los justos. Los concejales y concejalas del PP y la ultraderecha deberían ir planteándose lo del sonotone.
Por último. Mudos. Algo de lo que los medios de comunicación de Guadalajara pueden dar fe. A cada pregunta molesta que se les plantea en una rueda de prensa responden con evasivas e incluso con el enfado. Especialmente cuando se les requiere información sobre los dineros públicos.
Como muestra, un botón. Esta Redacción lleva preguntando desde el 18 de septiembre cuánto nos han costado a TODOS los guadalajareños -esos a los que han subido el IBI sin piedad- las Ferias y Fiestas de la capital. Menos el dato concreto, hemos obtenido respuestas de lo más variopinto. Pero de cifras, que es lo que nos interesa, cero patatero que diría aquel. Dos meses después de la Semana Grande no saben, no contestan. Seguiremos intentándolo. Dado que adolecen de una intensa mudez, no les vendrían mal unas bocinas a los concejales responsables. Por aquello de que a lo mejor no nos hemos enterado de que prefieren contestarnos al estilo Harpo Marx: a golpe de bocinazo. Que todo puede ser.
Lo dicho. Ciegos, sordos y mudos. Sigan así. A algunos se lo están poniendo en bandeja.