EDITORIAL. Guadalajara ríe. Levante llora

Después del apagón del lunes que nos dejó a todos una brutal sensación de vulnerabilidad, Guadalajara se levantaba el martes con una noticia que consiguió que nos sintiéramos, al menos, un poco más fuertes. 

Tras más de 40 años en los que nuestra provincia ha visto cómo se esquilmaba un recurso básico como el agua, el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (Cedex) presentaba ante la Comisión de Explotación del Trasvase Tajo-Segura el informe encargado por el Ministerio para la Transición Ecológica que actualiza las reglas de explotación del trasvase Tajo-Segura. 

Dicho informe, fruto de un exhaustivo y riguroso trabajo científico y técnico, endurece las condiciones de los trasvases de forma paulatina hasta 2027 y los reduce hasta un 40%. Una decisión que ha sido aplaudida por el Gobierno regional y por la Asociación de Municipios Ribereños de Entrepeñas y Buendía. 

El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, celebraba "los avances que estamos consiguiendo en la pelea, ya histórica, para deshacernos de la hipoteca lacerante del trasvase Tajo-Segura" y reiteraba su compromiso de garantizar el agua para beber en toda España y en Levante y atender todas las necesidades, también las agrarias, pero recordando que "ya desde su concepción, el trasvase, falseaba la realidad". Resultado: el Tajo se ha ido desangrando poco a poco.

Por su parte, los Ribereños han valorado muy positivamente la reducción del agua para regadíos, pero advierten que seguirán luchando para recortar las cantidades anuales máximas trasvasables y para que los embalses dispongan de una lámina estable y elevada que permita a los mucipios de la zona levantar la cabeza y crear riqueza y empleo, en definitiva, recuperar la vida que han ido perdiendo de forma injusta. 

Frente a la alegría contenida en Castila-La Mancha y en la provincia -todavía queda mucha tramitación por delante- los regantes y los gobiernos de Murcia y Valencia están que trinan. Lógico si tenemos en cuenta que llevan viviendo de nuestro agua más de cuatro décadas. 

Las reacciones no se han hecho esperar. El presidente de Murcia, el popular Fernando López Miras, ha expresado su indignación ante un hecho que tacha de "sentencia de muerte" para los agricultores de la región. Avanza que su Gobierno movilizará todos los recursos para evitar que el plan se apruebe de forma definitiva y también acudirá a los tribunales. 

En la prensa murciana pueden leerse titulares y frases de políticos y agricultores que reflejan su indignación: "Puntilla para acabar con el regadío", "Catástrofe", "Auténtico disparate", "Atropello", “Medida absolutamente antisocial”,... 

En Valencia tampoco se quedan cortos: "Castigo a la Comunitat Valenciana", “Golpe letal", "Irresponsabilidad", "Jaque a todo el sector productivo", "Decisión sesgada y política", "Daño tremendo”, "Recorte arbitrario",... 

Los dirigentes del Levante español que tanto se lamentan ahora, hace años que deberían haberse puesto a trabajar para poner a punto sus desaladoras porque cuentan con un recurso infinito: el agua del mar. Sin embargo, no se han preocupado. Era mejor seguir viendo de los recursos de otros, exprimiendo a nuestra provincia, que ha demostrado ser muy generosa y solidaria en materia hídrica.

Valencianos y murcianos  han anunciado que van a luchar con uñas y dientes para que el Gobierno no pueda aprobar estas nuevas reglas de explotación. 

Es pues el momento de que en Guadalajara y en Castilla-La Mancha todos arrimen el hombro y remen en la misma dirección para conseguir que el trasvase ya nunca sea como hasta ahora.

Especialmente el Partido Popular de Paco Núñez, que no defiende el agua ante sus compañeros de siglas valencianos y murcianos, se pone de perfil cada vez que se le pregunta al respecto y además se permite el lujo de poner palos en las ruedas a cada conquista del Gobierno de Page. 

De Vox ya no hablamos, porque su teoría del reparto del agua en España es incalificable -además de inviable- y nos retrotrae a los tiempos de los grandes pantanos de su añorado Francisco Franco. Su propuesta: un Plan Nacional que permita llevar agua desde donde sobra hasta donde falta a través una gran autopista hídrica porque, según se afirma desde la formación "el agua es de todos y no de las regiones donde se encuentra". ¿Algo que decir desde la ultraderecha de Guadalajara?

A la espera de que nuestros políticos sepan estar a la altura, disfrutemos el momento. En Valencia y Murcia rabian. En Guadalajara y en Castilla-La mancha sonreímos. Ya era hora de que cambiaran las tornas ¿No?