Yélamos de Abajo es un pequeño municipio de apenas medio centenar de vecinos en la Alcarria profunda, ese “hermoso país” del que Camilo José Cela decía que “a la gente no le da la gana ir”. En realidad, ni siquiera el deambular del Premio Nobel de Literatura por estas tierras le llevó a pasar por esta localidad, que no por ello deja de ser un auténtico paraíso para sus vecinos y veraneantes, que en este periodo estival disfrutan de un microclima en pleno valle del arroyo de San Andrés, pero prácticamente desconocido para el resto de la provincia.
Quizá es esta dimensión de lugar recóndito, ignoto y despoblado lo que lo convierte en un emplazamiento muy jugoso para esos proyectos de renovables que sobrevuelan continuamente nuestra Guadalajara más deshabitada o vaciada, en busca de lugares donde este tipo de proyectos encuentren poca oposición.
Unos proyectos que, sin embargo, para una parte importante de los vecinos de Yélamos de Abajo y de otros pueblos de su entorno, como Yélamos de Arriba o Irueste, supone sacrificar prácticamente todo su patrimonio natural, junto con su identidad, por lo que han despertado un movimiento social sin precedentes en la zona para evitar que se levanten gigantes de viento en el paraje que conocen como “El Llano”.
Juan Manuel Arroyo, agricultor de la zona explica que el término municipal de Yélamos de Abajo es pequeño, por lo que el proyecto afectaría a prácticamente su totalidad, terrenos de labor que han sido trabajados por generaciones y generaciones de yelameros desde tiempos inmemoriales: “Gente como mis abuelos o mi padre, limpiaron el término. Crearon una machacadora y limpiaron los antiguos majanos de piedra, con lo que se han quedado unas fincas muy limpias y cuidadas y sólo quedan las matas y algunos orillazos. Lo que se ha trabajado aquí sólo lo saben nuestros antepasados. Yo mismo pertenezco al último escalón de la agricultura y he llegado a conocer lo que era coger las lentejas a mano, cuando se trillaba en la era y se dormía en el campo, porque no daban las horas para bajar al pueblo a dormir. A la gente mayor se les cae el alma a los pies, porque esta es nuestra tierra y toda nuestra vida está aquí metida”, valora el agricultor.
“Es una pena, porque El Llano es lo único que tenemos. Aquí no hay iglesias románicas, ni grandes monumentos. Lo único que tenemos es la tierra y el paisaje y se lo quieren cargar”, añade Aurelio Martínez.
Además, aunque no cuenta con ninguna figura de protección, señalan que en este valle se puede avistar el águila perdicera, que está en peligro de extinción, el águila real, el cernícalo o la avutarda, entre otras especies de aves para las que los aerogeneradores representan una amenaza.
De esta manera, un grupo de agricultores y vecinos de la zona han puesto en marcha una serie de acciones para mostrar su oposición a este tipo de proyectos, con la presentación de escritos en el Ayuntamiento; una campaña de recogida de firmas; una serie de carteles que inundan las fachadas de la localidad, con los que los vecinos de Yélamos dicen “NO a los aerogeneradores”; “NO, si daña nuestro medioambiente”; NO, si desaparece nuestra única actividad económica: la agricultura; NO al dinero que conlleva destrucción y división social, etc. y una campaña de contenidos audiovisuales que comparten a través de las redes sociales con el objetivo de concienciar a la población de los posibles perjuicios de estas infraestructuras.
Ellos, como otros movimientos surgidos en la provincia, afirman estar a favor de las energías renovables “pero de otro manera”, en lugares más propicios o a través de comunidades energéticas.
Tal y como explica Juan Manuel, fue en el mes de enero cuando tuvieron constancia de que había habido contactos con el Ayuntamiento de la localidad y con propietarios de la zona para instalar molinos en el Llano y en febrero se producía un nuevo contacto, para un segundo proyecto, del que no han vuelto a tener noticias.
El que parece que esta adquiriendo más consistencia, comprende nueve aerogeneradores y una subestación, detrás del cual se encontraría la empresa noruega Statkraft, que en su página web se presenta como el mayor productor de energía limpia de Europa, con presencia en 20 países , en los que produce energía con agua, viento, sol y, en menor medida, gas.
“Desde entonces llevamos pidiendo al Ayuntamiento que nos pongan al día, porque queremos saber si se han pedido los estudios de compatibilidad con el terreno o qué trámites se han llevado a cabo y el Ayuntamiento no nos ha contestado”.
Según Aurelio Martínez, el Consistorio yelamero se ha limitado a colgar un listado de las fincas afectadas, solicitando permiso para facilitar los teléfonos de los propietarios afectados a la empresa mediadora, que ha estado sondeando el interés de los mismos y realizando ofertas por los terrenos.
El Decano de Guadalajara ha intentado contactar con el alcalde de Yélamos de Abajo por varias vías, pero no ha respondido a nuestras llamadas.
En palabras del agricultor, “cuando empezamos a ver que la cosa iba un poco más en serio y que habían convocado reuniones con los propietarios, solicitamos al Ayuntamiento una moratoria para detener el proceso, entre tanto no se celebre una reunión para informar al pueblo sobre el proyecto, pero tampoco nos han hecho caso”.
De esta manera, han sido más de un centenar los vecinos que han presentado este documento en el Ayuntamiento en el que reclaman la declaración de una moratoria urbanística para la recalificación de suelo rústico a industrial hasta que se realice un estudio de impacto ambiental, social y económico independiente y riguroso; transparencia en la toma de decisiones, con la publicación de todos los informes técnicos y administrativos relacionados con los proyectos; un proceso de participación ciudadana; e información actualizada sobre el estado de las solicitudes y los avances en el procedimiento.
Para ello, argumentan motivos de impacto ambiental; incompatibilidad con las necesidades locales; perjuicio a la actividad agrícola y a la economía local; conflictos socioeconómicos; posibles riesgos de contaminación; e impacto visual y en la calidad de vida.
Además, tal y como explica Arroyo, si Yélamos de Abajo tiene unos 45 vecinos censados, en torno a un 55 o 60% han respaldado la campaña de recogida de firmas que han puesto en marcha en la que se solicita al Ayuntamiento de la localidad que revise el Plan de Ordenación Municipal y establezca las zonas a proteger; y al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) y al Gobierno regional que pongan fin a la ocupación masiva con proyectos eólicos y fotovoltaicos. "Queremos un modelo sostenible con una planificación adecuada. No a los polígonos industriales eólicos y fotovoltaicos", reivindican en esta campaña.
Lo único que han podido saber a través de las pesquisas que han ido realizando es que, de momento, el proyecto todavía no ha iniciado su tramitación en la Consejería de Desarrollo Sostenible para obtener el informe de impacto ambiental: “Lo que sí sabemos es que Red Eléctrica ya está realizando estudios para ubicar una subestación y que se está redactando este estudio de impacto ambiental”.
La propia empresa, a través de un comunicado, informaba de estos términos para tranquilizar a los propietarios, transmitiéndoles que se encuentran a la espera de que Red Eléctrica les notifique la ubicación de la subestación para comenzar a formalizar los contratos, pero que mientras tanto, el proyecto sigue avanzando con otros trámites.
Cabe recordar que a finales del 2024 el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico desestimaba el parque eólico conocido como El Mochal, en la localidad cercana de El Olivar, y cuya línea de evacuación habría atravesado los términos municipales de Budia, San Andrés del Rey y El Olivar. Esta inciativa consistía en 12 aerogeneradores de 5 MW cada uno, sumando una potencia pico de 60 MW y nominal de 53 MW.
Al otro lado del Valle, hacia Brihuega, la localidad ha manifestado su férrea oposición a este tipo de proyectos, en la medida en la que tiene en el cultivo de la lavanda su modelo de desarrollo sostenible, por lo que según explica Martínez, parece que interés de las compañías irá en sentido opuesto, hacia San Andrés del Rey, donde además existen varias instalaciones solares bajo el nombre de Telesto 1, 2, 3, 4, 5… hasta Telesto 9.
Juan Manuel explica que los agricultores que tienen tierras arrendadas no pueden competir con las ofertas económicas de las empresas, que según ha trascendido, están ofreciendo hasta 15.000 euros por molino y los que son propietarios se han posicionado en contra, porque este proyecto supone acabar con su medio de vida.
Según este agricultor “no pretendemos convencer a la gente de que no hay que poner molinos, si no de que se informen bien antes de tomar una decisión que pueda causar daños a terceras personas, porque en estos casos ofrecen mucho dinero, pero a nadie le cuentan lo que pasa con las líneas de evacuación, para lo que suelen utilizar el método de la expropiación, o con los caminos que tienen que hacer para entrar con esa maquinaria que, entre otras cosas, repercute a terceros propietarios”, comentan. En ese sentido, recuerda las enormes dimensiones de estos aerogeneradores, cuyas aspas pueden tener entre 60 y 80 metros de longitud y necesitan de grandes grúas para su instalación, que tendrán que pasar por caminos que hoy por hoy no están preparados, con el consiguiente impacto ambiental que ello supone.
En este sentido, consideran que un proyecto de estas características debería abordarse de manera transparente, dando a conocer el proyecto a los vecinos y buscando el consenso: “No puede decidir una persona, dos o tres por todo el pueblo y más cuando puede haber afecciones a terceros”.
“Mis padres lucharon para dejarnos un trozo de tierra a cada uno de sus hijos, que para nosotros tiene un valor simbólico importante para que luego pongan aerogeneradores y te expropien los terrenos para meter las líneas de evacuación”, comenta Martínez. Este vecino comprende que cada cual mire su economía a la hora de tomar una decisión, pero hace hincapié en que en este caso no es “como el que vende una casa o la alquila, es que perjudicas al de al lado, a la agricultura, al medio ambiente y a los caminos”, concluye.