Los mercados financieros internacionales han mostrado un cierto alivio con el inicio de las conversaciones entre Estados Unidos y China, el pasado 12 de mayo, para negociar un acuerdo comercial beneficioso para todos. Ambas partes acordaron una tregua para reducir sus tasas del 145% al 30% del lado norteamericano y del 125% al 10% en el caso de los chinos
Fruto de estas primeras conversaciones, las dos potencias han alcanzado en Londres un pacto preliminar para regular sus relaciones comerciales que queda pendiente de ser aprobado por sus mandatarios. Según Trump, Estados Unidos tendrá acceso a imanes y tierras raras de China e impondrá unos aranceles del 55% a los productos chinos.
A cambio, el gigante asiático recibirá lo acordado, incluyendo el permiso a los estudiantes del país para asistir a universidades estadounidenses y unos aranceles del 10% a los productos norteamericanos.
Un paso importante en la dirección correcta. Eso se ha traducido en una disminución de las tensiones en los mercados financieros, “aunque los niveles arancelarios se mantienen significativamente altos” recuerda Carlos Casanova, economista jefe de Asia para Unión Bancaire Privée (UBP).
Si bien se ha evitado el peor escenario, los aranceles elevados seguirán ejerciendo una presión alcista sobre los precios internos en Estados Unidos, con impactos probablemente visibles alrededor del tercer trimestre de 2025 con una tasa arancelaria efectiva promedio de las más alta desde la década de 1930.
Los datos de alta frecuencia, por su parte, revelan una fuerte disminución en los envíos de contenedores desde China hacia el país norteamericano a finales de abril. Una tendencia persistente en mayo a pesar del cese temporal de los aranceles. Incluso con esta pausa de 90 días, se espera que los datos comerciales se mantengan volátiles, influidos por una importante concentración anticipada de envíos en el primer trimestre de 2025.
En el caso de China, la actividad económica ha mostrado una mayor solidez de la prevista, a lo que se suma un recorte de tipos como medida de estímulo. En cualquier caso, en UBP destacan la necesidad de cerrar un acuerdo comercial concreto para despejar los nubarrones en el horizonte. La caída de las exportaciones en los últimos meses así lo certifican.
El caso es que ambas partes necesitan alcanzar un acuerdo y están abocadas a entenderse tanto en el aspecto arancelario, como a la hora de facilitar el intercambio de productos y una mayor flexibilización del tipo de cambio, a pesar de las probables reticencias de China a estas medidas.
El mercado chino ofrece importantes oportunidades para las empresas estadounidenses. Sobre una base ponderada por capitalización bursátil, aproximadamente el 15% de los ingresos totales de las empresas del S&P 500 provienen de China, con porcentajes aún mayores en sectores como la tecnología y la automoción. "Esto asciende a unos 212.000 millones de dólares anuales, superando las exportaciones estadounidenses a China, que alcanzaron los 143.540 millones de dólares en 2024", subraya Casanova.
Eso quiere decir que las empresas estadounidenses generan más ingresos operando en China que exportando, lo que convierte el acceso al mercado en un objetivo clave en las negociaciones bilaterales, en especial en el sector servicios. Para Estados Unidos, esto podría ofrecer una vía más rápida para reequilibrar la balanza por cuenta corriente, dadas las menores cuotas de mercado en este sector.
Esta oportunidad es especialmente prometedora si Pekín se orienta hacia un mayor consumo interno. Además, China podría estar más dispuesta a permitir que las empresas estadounidenses participen en su economía nacional, ya que esto podría ofrecer protección contra futuras perturbaciones comerciales. Eso rebajaría los riesgos inflacionarios y evitaría el peor escenario posible.
En cualquier caso, los mercados no acaban de fiarse y siguen atentos, con el temor en el cuerpo, a una posible reanudación de las tensiones geopolíticas en agosto a la espera de que el dirigente chino, Xi Jinping, ratifique el pacto preliminar,
En este contexto, solo cabe aparcar la euforia a un lado y apelar a la prudencia. El alivio de los mercados en las últimas semanas más parece una coma que un punto final y aún es pronto para revisar al alza las previsiones de crecimiento de ambas potencias y el fin de la volatilidad extrema que mantiene en vilo a los inversores.
Julio Muñoz. Periodista de información económica y experto en comunicación