¡Que nos pille confesados!

Publicado por: El Decano
02/06/2023 02:08 PM
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Ha pasado casi una semana desde la cita con las urnas, que ha pintado de rojo Castilla-La Mancha y Guadalajara. García-Page ha logrado la mayoría absoluta en la región; el PSOE ha mejorado sus resultados en la provincia revalidando la mayor parte de sus plazas tradicionales y obteniendo también la mayoría absoluta en la Diputación Provincial, y, en la capital, la lista más votada ha sido la de Alberto Rojo, que ha sumado un nuevo concejal y ha logrado el respaldo de casi 17.000 votantes, 2.000 más que en los comicios de 2019.


Sin embargo, los socialistas están viviendo un momento agridulce porque, a pesar de tan buenos resultados, podrían perder la Alcaldía de Guadalajara. Algo que ya se da por seguro en los corrillos de la Casa Consistorial. El motivo: la fuerte subida de votos para Vox y la debacle de Ciudadanos y Unidas Podemos, que desaparecen del mapa municipal. 


En el PP están que no caben en sí de gozo porque Ana Guarinos podría ser la alcaldesa de Guadalajara a pesar de haber cosechado unos resultados más que pobres. Tan sólo ha conseguido once votos más que en 2019, logrando sumar un concejal por aquello de los porcentajes. No deberían mostrarse tan felices los populares y les convendría analizar por qué no han sido capaces de atraer a los votantes de derechas ‘de toda la vida’ que hace cuatro años decidieron retirar su confianza a Antonio Román. 


La ‘suerte’ del PP de Guadalajara ha sido Vox. Gracias al subidón experimentado por la extrema derecha, que ha duplicado su representación en el Ayuntamiento pasando de dos a cuatro concejales, Guarinos podría hacerse con el bastón de mando de la ciudad el próximo día 17 de junio. 


Ahora es el momento de los pactos y, sobre todo, de quitarse la máscara. Una máscara que el PP ha estado exhibiendo a lo largo de toda la campaña electoral, sin decir expresamente si pactaría o no con Vox. No le interesaba perder los votos de los más moderados de su formación ni del votante de centro que había perdido la esperanza en Ciudadanos. Pero ha engañado a muy pocos porque lo que seguramente está por venir no le va a sorprender a nadie a estas alturas de la película.


La noche electoral, la señora Guarinos lucía pletórica -insistimos, seguimos sin entender por qué- sin poder disimular lo que era un secreto a voces: sí a pactar con Vox. Pactar con la ultraderecha. Ella, firme defensora de la libertad y la igualdad, tal y como declaró a El Decano en su entrevista electoral. Pues libertad, con Vox, poca. E igualdad, menos.


En su afán por desbancar al PSOE del Ayuntamiento, el PP va a firmar un pacto con el diablo que, a buen seguro, le va a traer más de un quebradero de cabeza y puede convertir la ciudad en ingobernable. El ejemplo lo tenemos en Castilla y León. 

Las negociaciones se avecinan más que complicadas porque Abascal ya ha dado directrices a sus cargos electos: "Mano firme" y no caer en "presiones", "manipulaciones" y "trampas" con el PP.

El patio ya está revuelto incluso antes de empezar las conversaciones, lo que lleva a plantearse en qué medida puede repercutir un Gobierno inestable en el ritmo de una ciudad que había comenzado a despegar y a dejar atrás el rancio provincianismo. ¿Qué va a ocurrir con los servicios sociales? ¿Con las políticas de diversidad? ¿Con los impuestos? ¿Con la cultura? ¿Con las grandes actuaciones todavía en proyecto? En definitiva ¿Qué va a ocurrir con Guadalajara si los radicales tratan de retroceder en todo lo que se había avanzado? 


La señora Guarinos anda preparando el terreno para lo que se avecina. La misma noche electoral aseguró ante los micrófonos: “Estoy convencida de que gobernaremos a partir del próximo 17 de junio. Los guadalajareños han hablado, y en este momento han otorgado mayor apoyo en votos al centro derecha que a la izquierda”.


En primer lugar, suspensa en la asignatura de Cálculo. Si sumamos los votos obtenidos en la capital por el PSOE, AIKE, Unidas Podemos Alianza Verde y Pacma (Partido poco sospechoso de ser de derechas), se obtiene el resultado de 20.867 votantes simpatizantes con las políticas progresistas de la izquierda, frente a la suma de Vox y PP, que consiguen 19.769 votos de partidarios de la derecha y de la ultraderecha.  Y repetimos, derecha y ultraderecha. Porque no se puede disfrazar de “centro-derecha” algo que no lo es. Vox es una formación de la derecha más radical que no oculta su fascinación por el fascismo por mucho que se empeñe Guarinos en suavizarlo.

 

Hace tiempo, desde El Decano de Guadalajara, alertábamos del peligro de la llegada de Vox a los órganos de representación democrática de este país. '¡Cuidado que viene el LoVOX!' se titulaba aquel editorial. Pues bien, el LoVOX, incomprensiblemente, ya ha llegado. Y está dispuesto, como en el cuento de los Hermanos Grimm, a comerse a todo cabritillo que se le ponga por delante.  

 

¡Que nos pille confesados! 

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