Los arqueólogos continuarán desvelando los enigmas de Castil de Griegos en Checa durante el mes de julio

Publicado por: Marta Perruca
02/07/2023 08:00 AM
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El equipo de investigadores, junto al alcalde de Checa, Jesús Alba. Reportaje fotográfico: Equipo arqueológico de Castil de Griegos
El equipo de investigadores, junto al alcalde de Checa, Jesús Alba. Reportaje fotográfico: Equipo arqueológico de Castil de Griegos

El castro celtibérico posee un sistema defensivo nunca antes descrito en la Celtiberia, que tal y como se ha venido documentando en sucesivas campañas arqueológicas, protegería un centro de producción con varios talleres

 

Las trabajos arqueológicos regresan con el mes de julio al yacimiento celtibérico de Castil de Griegos, situado en pleno corazón del Parque Natural del Alto Tajo, en la localidad de Checa (Guadalajara) que a lo largo de sucesivas campañas continúan desvelando interesantes aspectos sobre cómo vivían nuestros ancestros prerromanos que moraban en este castro, con algunas particularidades nunca antes descritas en la Celtiberia, ligadas a su complejo sistema defensivo.

 

Detrás de las investigaciones se encuentra un equipo coordinado por Juan Pablo Martínez Naranjo (arqueólogo), José Ignacio de la Torre Echávarri (director del Museo Arqueológico de Ciudad Real), Gonzalo García (Vipat) y Daniel Méndez García (Revives/UFV), que estarán trabajando en el lugar durante todo el mes de julio.

 

“Se trata de la tercera campaña que abordamos con ayuda de la Diputación Provincial y empezamos ahora, en el mes de julio”, comenta el alcalde de la localidad, Jesús Alba en declaraciones a El Decano. En esta ocasión, según el primer edil, se realizarán trabajos de restauración, en la zona donde se han documentado diversos talleres, entre los que se encuentran una fragua y un taller de pasta vítrea: “Restauraremos los hornos que nos aparecieron para que puedan ser visitables”, adelanta Alba; y también se abordarán trabajos arqueológicos: “Como existen dos castros en el mismo cerro, vamos a hacer una cata en el recinto que no estamos excavando por dentro en estos momentos para encontrar materiales que nos den información sobre si esos dos castros convivieron en el tiempo”, aclara. Si el mes de julio diera más de sí, añade el alcalde, “seguiríamos con otra de las construcciones que no sabemos si se corresponderá también con un taller o con una vivienda”.

 

Declarado Bien de Interés Cultural (BIC), Castil de Griegos se levanta de manera estratégica sobre un cerro que domina un pequeño valle labrado por el río Genitoris, afluente del Cabrillas, que a su vez lo es del río Tajo, así como una de las pocas vías de paso del Alto Tajo, que posibilita la comunicación con la sierra en sentido Norte-Sur. Además de las vías de comunicación, desde esta posición también se controlaban los recursos agropecuarios y mineralógicos, ya que en esta zona se han documentado yacimientos de hierro y cobre.

 

El yacimiento se estructura en dos recintos amurallados separados por un foso excavado en la roca, además de torreones de grandes dimensiones, “en los que se evidencia un continuo reordenamiento y, por tanto, modificación y rectificación de sus defensas en época prerromana, entre los siglos III-II a.C., si bien hay constatación de estructuras anteriores”, señalan los investigadores en un artículo publicado en la página de Cultura de Castilla-La Mancha

 



Además, las investigaciones arqueológicas no sólo han desvelados estructuras habitacionales, sino también un espacio destinado a talleres que evidencia que “Castil de Griegos puede considerarse un centro productor, y de ahí la presencia de un potente y excepcional sistema defensivo para protegerse”, continúa el artículo.

 

 

El primero de estos recintos, denominado Sector A, tiene forma elíptica y una superficie que ronda los 600 metros cuadrados. Su muralla se levanta con grandes bloques de roca caliza y el acceso se realiza por una interrupción en la muralla, defendido por una torre vigía. El recinto se encuentra rodeado por un parapeto o antemuro de mampostería y un foso exterior excavado en la roca. Justo al lado se encuentra otro recinto de mayores dimensiones, unos 1.500 metros cuadrados, que se conoce como sector B. En su estructura defensiva se encuentran dos torres, una de ellas al norte, y la otra flanqueando la entrada. El sistema defensivo se complementa con una muralla perimetral que conserva alturas de hasta tres metros: “Esta zona debió ser el centro principal del castro y es donde se han documentado zonas de talleres, uno relacionado con una fragua o herrería y otro con la orfebrería”, relatan los investigadores en su artículo.

 



Hasta el momento y en las sucesivas campañas arqueológicas, tal y como explica el alcalde de Checa, se ha trabajado en la consolidación de las murallas exteriores, para continuar después con el Sector A, que según indica Alba, “es el más antiguo”, y en estos últimos tres años se han excavado tres estructuras que se corresponden con tres talleres. En una de ellas aparecieron cinco hornos y una fragua, “donde trabajaban el hierro y probablemente el bronce, junto con pesas, herramientas y otras cosas”; en la contigua, aparecieron miles de cuentas de collares de pasta vítrea, “algunas de ellas pegadas y elementos que pueden indicar que allí había otro horno donde fabricaban la pasta vítrea”. Finalmente, el año pasado, se estuvo trabajando en otro recinto donde han aparecido cientos de pesas de telar, “lo que indica que allí debía haber un telar muy grande”, valora el regidor municipal.

 

Según relatan los arqueólogos e investigadores del yacimiento, todo parece indicar, teniendo en cuenta las evidencias arqueológicas, que el castro llega a su fin en el siglo II a. C. “si bien hay constancia de distintas fases anteriores, ya en el siglo VIII a.C., como queda atestiguado en la necrópolis existente en sus proximidades”. En este espacio funerario se han documentado varias fases, con la incineración como única forma de enterramiento “Hasta el momento se han documentado más de 280 tumbas; en cada una de ellas se encontraba la cremación del difunto junto con el ajuar correspondiente dentro de una urna cineraria”, indican.

Reconstrucción de Castil de Griegos.
Reconstrucción de Castil de Griegos.



Desde 2005 recuperando el patrimonio arqueológico y geológico de Checa

Corría el año 2005, en los albores del nuevo milenio, cuando unos trabajos agrícolas desvelaban la existencia de la necrópolis Puente de la Sierra asociada a este castro. Por aquel entonces, se llevaron a cabo tres campañas arqueológicas al calor de un convenio suscrito con la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Las investigaciones no cesaron del todo en este yacimiento, a pesar de que la crisis financiera de 2008 y los recortes, ponían fin a las distintas campañas arqueológicas estivales en Castilla-La Mancha que venía financiando la Junta, y se llevaron a cabo pequeñas intervenciones a través de crowdfunding y voluntarios. Posteriormente, en 2016, con fondos Leader, se acondicionaban los accesos y se construyó un aparcamiento, así como material divulgativo.

 

“Se habilitó el parking abajo y ahora el yacimiento es visitable hasta un punto donde existe un panel con una reconstrucción virtual. Los visitantes hacen esta ruta y como tienen habilitada una rampa de acceso, pueden disfrutar de la vista de todo aquello y después visitar la Aguaspeña”, comenta Alba. La Aguaespeña es un edificio tobaceo, recientemente reconocido como Reserva Hidrológica de carácter subterráneo por el Miteco. “Un roca viva con cuevas labradas y una cascada activa, con lo que se configura un conjunto arqueológico y geológico que cada vez atrae a más visitantes”, comenta Alba.



El alcalde de Checa explica que la Aguaespeña se encuentra justo entre la necrópolis y el castro celtibérico, tres elementos que pueden llegar a cerrar el círculo de la visita a esta preciosa localidad del Parque Natural del Alto Tajo: “Ese nacimiento de agua, con la cueva, que luego fue eremitorio, probablemente, debió ser el sitio donde se hacía algún tipo de preparación antes de la incineración. De esta manera, tendríamos el ciclo entero: Dónde vivían, el rito de preparación para la incineración, que se hacía en esa cueva que luego fue eremitorio y la necrópolis donde se enterraban las cenizas”, concluye Jesús Alba.

 

 

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