Braulio Carlés: "El inmigrante no es un criminal ni nos viene a quitar el trabajo. Viene a buscar una vida para conseguir un futuro mejor"

Publicado por: Ana María Ruiz
28/07/2023 08:00 AM
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Braulio Carlés, junto a miembros del equipo de Accem en su sede de la capital.
Braulio Carlés, junto a miembros del equipo de Accem en su sede de la capital.

El Decano de Guadalajara entrevista al responsable regional de Accem en Castilla-La Mancha, Braulio Carlés, para analizar el papel de la inmigración en el mercado laboral de la provincia

 

 

Accem trabaja activamente por la inserción laboral de los inmigrantes en Guadalajara ¿Cuáles son las cifras de contrataciones en 2022 y en lo que va de año?

 

En 2022 conseguimos insertar a unas 500 personas en Guadalajara y, en lo que llevamos de 2023, a alrededor de 300. Los países de origen son de los que tenemos más inmigrantes en la provincia: Marruecos, Argelia, Ucrania, Venezuela, Colombia y Perú. Estamos percibiendo que cada vez vienen más personas de Latinoamérica, que en estos momentos es un polvorín y está trayendo como consecuencia que están migrando a países próximos en todos los sentidos, como es España. También estamos recibiendo a originarios de países africanos como Mali, Nigeria o El Congo. 

 

Ustedes mantienen colaboración con empresas de la provincia para conseguir que los inmigrantes accedan a empleo dignos ¿Son los empresarios de Guadalajara receptivos a contratar a este tipo de trabajadores?

 

El empresario siempre es empresario. No le importa de dónde venga el trabajador que contrata, sino que trabaje y funcione bien. Lo que quiere es un perfil potente y adecuado y, en este sentido, la población inmigrante lo da porque no podemos olvidar que la gente que nos llega es la más preparada de cada país, la gente con más formación, recursos, capacidades y habilidades. Es frecuente que consigan trabajos interesantes al menos inicialmente y es posible que todo esto haga que en el futuro haya un cierto rechazo por parte de algunos colectivos a esta población. No por nada, sino que nosotros nos hemos acomodado mucho y ellos, por sus necesidades, han espabilado y han buscado todos los recursos para salir adelante. Otra cosa es que luego haya empresarios que, laboralmente, no les consideren igual y que económicamente no quieran pagar lo mismo o que alguno intente aprovecharse para que trabajen de forma  irregular, lo que es una barbaridad. Pero de estos casos hay cada vez menos porque hay muchas inspecciones. Puede haber esta problemática, pero los empresarios no rechazan en absoluto a la población inmigrante y saben que la necesitan. 



¿En qué sectores suele encontrar trabajo con más facilidad este colectivo?

 

Hay en todos los sectores pero trabajan especialmente en la agricultura, la ganadería, los cuidados familiares y del hogar, el transporte, la logística y la hostelería. Aproximadamente trabajamos con un centenar de empresas de la ciudad y la provincia a través del programa Divem (Diversidad en la Empresa). El objetivo es tratar de concienciar y hacer pedagogía con los empresarios en este sentido. Cada día son más las empresas con las que estamos trabajando, tanto pequeñas como grandes. Y hay algo muy importante como es nuestra implicación en la CEOE. Nos está acogiendo muy bien y somos un elemento más de dinamización del territorio. Se trata de ir trabajando en esta dirección y buscar la inserción y la integración. 

 

"Los discursos xenófobos no hacen más que alentar un polvorín. Si estamos lanzando esos mensajes vamos a encontrarnos con problemas muy importantes a corto y medio plazo"

 

Algunas fuerzas políticas tratan de trasladar el mensaje de que los inmigrantes vienen a España a quitarnos el trabajo ¿Qué le parecen estas afirmaciones?

 

No se hace ningún bien porque esto no es verdad. Ni los menas cobran dinero, ni los comedores son para los niños inmigrantes, ni hay  ningún tipo de favoritismo. Incluso diría que no hay ninguna discriminacion positiva, que podría haberla porque necesitan más apoyo para la integración. Necesitamos a las personas inmigrantes. Es cierto que hay una serie de perfiles que nosotros, aunque haya una necesidad, no queremos cubrir. Y al no querer cubrirlos, lo hace la población inmigrante. Estos discursos xenófobos y de rechazo no hacen más que alentar un polvorín. Si estamos lanzando esos mensajes vamos a generar altercados o encontrarnos con problemas muy importantes a corto y medio plazo, con situaciones de las que todos nos tengamos que arrepentir. Basta mirar el modelo de Francia, que en inmigración tiene muchos que mejorar. Nuestro modelo es el de la integración porque estamos llamados a vivir en un nuevo mundo intercultural. Todos juntos, ONGs, entidades, ciudadanos y administraciones, tenemos que construir un país en el que  se pueda convivir de la forma más positiva, una sociedad nueva donde todos nos sintamos a gusto, sin ningún ruido, sin ningún tipo de violencia y, por supuesto, sin ningún tipo de discurso xenófobo o de rechazo. Lamentablemente hacemos estereotipos de todo. El inmigrante no es un criminal ni nos viene a quitar el trabajo. Viene a buscar una vida para conseguir un futuro mejor.

 

 Los trabajadores inmigrantes, cuando escuchan este tipo de comentarios ¿Cómo cree que se sienten, qué les transmiten a ustedes como entidad social?

 

Ellos y toda la gente de bien lo tiene que vivir con preocupación. Baste citar momentos concretos como el 11M. Durante un tiempo, los marroquíes, los árabes y los musulmanes se encerraron en sus casas por miedo a que les pasara algo.  Al final todo el mundo lo confunde y cuando ve a un marroquí o un mal llamado ‘moro’, le identifican con esa situación y es peligroso. Cuando ocurren este tipo de rechazos, la reacción de la población inmigrante es de preocupación, de miedo, de temor, de no saber qué les va a pasar a ellos o a sus hijos. Es injusto que ocurra esto.  En el siglo XXI este tipo de comportamientos de extrapolación tendrían que estar totalmente olvidados y abolidos. Pero, por desgracia, sigue habiendo estas actitudes. Es cierto que tenemos que ordenar y organizar la inmigración. No podemos ni cerrar puertas ni abrirlas totalmente porque no tenemos capacidad. Hay que crear políticas migratorias generosas, acogedoras y solidarias y trabajar en los países de origen para que la gente tenga derecho a venir o a no venir. No podemos decir que no se invierta en cooperación internacional y utilizar ese dinero para devolver a los inmigrantes en caliente. Esto es endemoniado, endiablado. Hay que invertir en cooperación internacional y actuar en origen. Mientras no lleguemos a estos puntos estaremos muy lejos de que la migración esté en el punto adecuado.



"Las entidades sociales que gestionamos el área laboral de los inmigrantes nos preocupamos mucho de que el salario sea el justo, el correcto y el adecuado. Igual que nos preocupamos de que el inmigrante esté a la altura de las circunstancias"

 

¿Cree usted que el trabajo de la mano de obra inmigrante está infravalorado?

 

Yo creo que hay de todo. En algún caso hemos rechazado ofertas porque no eran acordes al puesto y al salario que merecían. Pero esto no es lo normal. En general, la inmensa mayoría de la gente es correctísima, paga lo que se tiene que pagar y hace las cosas adecuadamente. Sí que puede haber algún caso donde alguien se intenten aprovechar y, al final, son ellos los que terminan perjudicados. Las entidades sociales que gestionamos el área laboral de los inmigrantes ya nos preocupamos mucho de que el salario sea el justo, el correcto y el adecuado. Igual que nos preocupamos de que el inmigrante esté a la altura de las circunstancias. Primero, porque Accem es una entidad creíble y, segundo, porque el inmigrante que accede a un puesto de trabajo no hace sólo él, sino la población inmigrante en general. Si funciona bien, este empresario va a llamar a más gente inmigrante si lo necesita y, si funciona mal, va a cerrar las puertas a todo inmigrante, con lo cual a todos nos interesa que funcione bien.

 

En este sentido, hay un estudio del Observatorio de la Inmigración que refleja que muchos inmigrantes tienen trabajos peor remunerados y en peores condiciones que los nacionales.

 

Lo que ocurre es que muchas veces son puestos a los que ellos acceden por su cuenta o no terminan de dejarse aconsejar por las entidades sociales. Pero es muy difícil que una entidad social que media en el acceso al mercado laboral acepte estas situaciones. Porque además trabajamos también en formar a las personas de cuáles son sus derechos y sus deberes. Pero evidentemente, el inmigrante en general es un colectivo débil y en esa debilidad van a ser en muchos casos más perjudicados que otros. De ahí el papel fundamental de las ONGs y entidades que, además de la formación que damos al inmigrante, también hacemos pedagogía y sensibilización con los empresarios, con los que la relación en Guadalajara es exquisita. 


Por último, es Guadalajara una sociedad solidaria y acogedora con aquellos que vienen de otros países a trabajar en nuestra tierra? 

 

Sin duda ninguna. En Guadalajara no ha surgido ningún problema relevante en este sentido. Por desgracia, siempre hay algún incidente, pero puedo decir rotundamente que la población de la capital, de sus pueblos y de su Corredor del Henares, es acogedora, solidaria e integradora. Tanto por parte de los ciudadanos como de las administraciones.

 

 

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