Remedios: “Los golpes iban y venían y yo callaba porque eran otros tiempos. Hoy, no lo haría”

Publicado por: Ana María Ruiz
25/11/2023 08:00 AM
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El Decano de Guadalajara entrevista a una mujer víctima de malos tratos. A sus 78 años, ha decidido dar el paso y no callar más

 

La entrevista que van a leer ustedes no lleva fotografía. El nombre que aparece tampoco es real. Remedios, que así nos dice que la llamemos, no quiere que su imagen se haga pública, ni tampoco su verdadero nombre. Han pasado casi seis décadas desde el inicio de su historia de malos tratos y todavía prefiere mantener el anonimato. Por respeto a su familia. Sus tres hijos conocen de sobra lo que sufrió su madre, pero prefiere que sus cinco nietos nunca lleguen a saber el sufrimiento al que le sometió su abuelo, fallecido hace cinco años. 


¿Cuándo comienza su historia de malos tratos?

 

Demasiado pronto. Yo tenía 20 años cuando me casé. Estaba muy enamorada de mi marido. También es verdad que conocí a pocos hombres. Soy de un pueblecito de Guadalajara y en aquel entonces, en el mundo rural, no salías mucho. Si acaso algún día a la capital, pero siempre acompañada por tus padres. Cuando nos casamos, yo estaba feliz. Iba a formar mi propia familia con un hombre de bien, que trabajaba en el campo y tenía su jornal. Pero la cosa empezó a torcerse enseguida. No se me olvidará la primera vez que me pegó. Ese día llegó muy raro del campo y antes que otros días. Apenas me dirigió la palabra y, cuando vio que la comida no estaba lista, me soltó un bofetón que no olvidaré en la vida. 


¿Qué pensó usted en ese momento?


No supe qué decir. Yo pensaba que era el hombre más bueno del mundo. Era mi marido. Sinceramente, incluso le pedí perdón aquel día y le dije que no iba a volver a suceder. Decidí seguir nuestra vida como si nada, aunque muchas veces todavía recuerdo aquella primera bofetada y me pongo a llorar porque fue el principio del fin de mi felicidad.

 

"Muchas veces todavía recuerdo aquella primera bofetada y me pongo a llorar porque fue el principio del fin de mi felicidad"

 


¿Cómo continuaron los malos tratos?


Pasaron varios meses, la verdad. Todo parecía que estaba bien. Yo ya estaba embarazada de mi primer hijo y él estaba muy ilusionado. Pero otro día llegó a casa muy tarde. Iba bebido, un hombre que nunca había tomado nada más allá de dos vasos de vino en las comidas. Le pregunté que dónde había estado y empezó a gritarme, a decirme que no me metiera donde no me llamaban, que me callara y le respetara porque él era el hombre de la casa y el que traía el jornal. Lo que más me dolió fue que me dijo que yo era una mujer y que mi misión era limpiar, cocinar, tener hijos y cuidar de mi familia. Después, me agarró tan fuerte del brazo que pensaba que me lo iba a romper y me tiró contra el suelo ¡Vas a matar a tu hijo! Le dije. No importa, ya tendrás más me dijo. Se fue a la cama y yo me quedé allí, sin poder levantarme del suelo. Llorando y dolorida.


Al ser la segunda agresión ¿No pensó en decírselo a alguien? ¿A una amiga, a sus padres o hermanos para que le echaran una mano o la defendiesen?


Nunca ¿Cómo iba yo a decir lo que me estaba pasando? Primero, porque la mentalidad de entonces era muy machista, especialmente en el mundo rural, y seguro que ni me habrían creído o lo hubieran justificado. Y segundo, porque me daba muchísima vergüenza. No fui capaz ni de contárselo a mi madre que, afortunadamente, se fue a la tumba sin conocer nada de mi desgracia. Lo peor es que murió pensando que yo me había casado con un buen hombre. 


Usted estuvo casada con su marido hasta que falleció ¿Cómo pudo soportar tantos años de malos tratos?


Pues por mis hijos. Sé que es una tontería porque al final también eran testigos de cómo me pegaba. Eran pequeños pero se daban cuenta de todo. Y yo no sabía cómo reaccionar. Al fin y al cabo era su padre. Los golpes iban y venían y yo callaba porque eran otros tiempos. Hoy, no lo haría. No me hubiese callado. Pero entonces era incapaz de reaccionar.


¿La violencia fue sólo física?


No. Con el paso de los años se fue volviendo más agresivo. Hubo incluso violencia sexual porque cuando él quería ‘fiesta’, yo tenía que estar dispuesta para él. Me gustara o no. Además de ésto y de los palos que me daba, me insultaba constantemente. Y lo peor, delante de los chicos. Me decía que no servía para nada. Me maltrataba psicológicamente porque me hacía sentir culpable de lo que ocurría en casa. De sus frustraciones, de sus enfados y de todo. Al final, yo terminé creyéndome que era la mala de la película.

 

"Levantó la vista, me miró con desprecio y se marchó a la cama. Ni una palabra del tema. Y, lo que es peor, ni una disculpa. Y el silencio fue lo que marcó nuestra vida hasta que falleció"

 


Usted tiene dos hijos y una hija ¿Qué pensaría si alguno de ellos hubiese sido un maltratador o su hija una víctima?


En aquellos años me daba mucho miedo cómo iban a reaccionar. Si su modelo era su padre, podrían ver como algo natural que pegar a una mujer era lo correcto. Y si a mi hija la hubieran pegado, lo primero que le hubiera dicho es ¡Sal de ahí. ¡Ya! Fueron mis tres hijos los que me sacaron de aquel infierno. 


¿Qué fue lo que hicieron?


Cuando eran más pequeños y me pegaba, se quedaban callados, mirando con unos ojitos que nunca voy a olvidar. Asustados. Y yo les decía: no pasa nada, es que papá ha tenido un mal día. Pero cuando fueron creciendo, a los 14 ó 15 años, comenzaron a enfrentarse a él y a defenderme. Si no hubiese sido por ellos, no sé qué podría haber pasado. 


¿Cómo reaccionó entonces su marido?


Como siempre, culpándome a mí de haber puesto a sus hijos en su contra. Aprovechaba cuando estaban estudiando o por ahí con sus amigos para agredirme. Pero mis hijos no eran tontos. Hicieron una especie de ‘guardias’ para que no estuviera sola con él. Pero llegó un momento en que el mayor se hartó de la situación. Habló con él y le dijo que si seguía pegándome iba a denunciarle a la Guardia Civil y se lo iba a contar a todo el pueblo. Aunque yo creo que todo el pueblo lo sabía ya. Y la gente callaba igual que yo. Nunca nadie me preguntó ni se ofreció a ayudarme. Supongo que por miedo. 


¿Cómo empezó comportarse después de que su hijo se enfrentase a él?

 

Todo cambió de repente. Mi marido se volvió huraño, se encerró en sí mismo y se enfadó con el mundo. Pero por lo menos dejó de pegarme y de insultarme. Yo al principio tenía miedo de que un día estallara y volviera la violencia. Pero no fue así. El apoyo de mis hijos, ya mayores, fue muy importante para mí porque empecé a tener más autoestima y volví a sonreír. 

 

"Al primer bofetón o al primer insulto, busquen ayuda, que se lo digan a alguien cercano que les pueda ayudar y, sobre todo, que denuncien"


Una vez que acabaron los malos tratos ¿Alguna vez se enfrentó a su marido o  habló con él del tema?


Nunca más volvió a tocarme. Cuando el último de mis hijos se casó y se fue de casa sí que sentí miedo otra vez. Pero nunca más volvió a tocarme ni hablamos del asunto. Y me arrepiento de ello porque me hubiera gustado saber por qué me maltrató. No sé. Buscar una explicación. Porque pasaban los años, nos hacíamos mayores y la vida en casa continuaba como si nada de aquello hubiese ocurrido. Nunca me atreví a sacar el tema hasta que un día, estando ya él bastante enfermo, estábamos viendo la televisión y salió un reportaje de la violencia contra las mujeres. Me quedé mirándole y le dije: eso es lo que me has hecho tú a mí, me destrozaste la vida ¿Por qué? Levantó la vista, me miró con desprecio y se marchó a la cama. Ni una palabra del tema. Y, lo que es peor, ni una disculpa. Y el silencio fue lo que marcó nuestra vida hasta que falleció hace ahora cinco años. 


¿Qué les diría usted a las mujeres, muchas de ellas muy jóvenes, que están pasando por lo mismo que pasó usted? 


Les diría que no aguantasen como yo. Que, al primer bofetón o al primer insulto, busquen ayuda, que se lo digan a alguien cercano que les pueda ayudar y, sobre todo, que denuncien. En mi época no existían ni tanta información ni tantos recursos y apoyos para mujeres que, como yo, han estado aguantando palos toda la vida. Ninguna mujer merece que se la maltrate sólo por eso, por ser mujer. Les diría también que defiendan sus derechos, algo que no podíamos hacer nosotras, especialmente en los pueblos. Afortunadamente, los tiempos han cambiado y las mujeres también y eso es bueno.

 

"Los golpes, por mucho que pasen los años, nunca se olvidan"

 

¿Qué opina de aquellos partidos políticos o personas que niegan la existencia de la violencia machista?


Opino que es una vergüenza por no decir otra cosa peor ¿Es que no ven las noticias? ¿No ven que todavía siguen matando a mujeres? Yo a esas personas solamente les diría que no me gustaría que hubiesen estado en mi piel ni tres segundos. Los golpes, por mucho que pasen los años, nunca se olvidan.

 

 

 

 

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