Un año complicado

Quedan dos días para que acabe 2023, un año que ha sido, cuanto menos, complicado. No vamos a analizar la actualidad internacional ni nacional porque bastante sombrío es el panorama. Los titulares se han llenado de guerras, crisis económica, inmigración, hambruna, pobreza y enfrentamientos políticos en los que la crispación, el insulto y las actitudes vergonzosas y poco ejemplares son la tónica del día a día en los medios de comunicación.  

Nosotros queremos repasar lo más cercano, lo que ha acontecido en la provincia a lo largo de estos 12 meses en los que nuestra vida ha girado en torno a las citas electorales. Desde enero y hasta diciembre, la precampaña, la campaña y la poscampaña lo han copado absolutamente todo. 

A principios de año, con las municipales y autonómicas de mayo, todo eran anuncios, promesas y presentaciones de proyectos con los que los candidatos a las alcaldías y al Gobierno regional iban tomando posiciones y dejándose ver aquí y allá. Casi seis meses de venta de iniciativas, las mismas caras en los mismos sitios con diferentes mensajes en una estrategia de marketing electoral que algunos alargaron demasiado y que otros utilizaron para soliviantar al personal con sus particulares ‘guerras sucias’. 

Lo que pasó en mayo sacó del letargo a Guadalajara, especialmente a la capital, donde el resultado de las urnas trajo un cambio de signo en el Ayuntamiento a pesar de que el PSOE ganó claramente las elecciones. El PP, que sólo logró once votos más que en 2019, se hizo con la Alcaldía gracias a su pacto con Vox, formación que dio una verdadera sorpresa duplicando su representación municipal. Los términos de su famoso acuerdo no se dieron a conocer hasta casi un mes después de la toma de posesión de Ana Guarinos como alcaldesa en un ejercicio de desprecio hacia los ciudadanos, especialmente hacia los que les votaron. 

A nivel provincial el PSOE arrasó, convirtiéndose en el partido más votado y, aún perdiendo algunos ayuntamientos importantes que habían sido sus feudos históricamente, logró la mayoría absoluta en la Diputación. Una victoria que sirvió a los socialistas para digerir mejor la pérdida de la Alcaldía en la capital. 

A nivel regional. Lo esperado. Emiliano García-Page revalidaba su mayoría absoluta, aunque con algún sustillo. La sorpresa: la entrada de Vox en el Parlamento regional. 

Casi con el verano empezado arrancó el 'Gran Circo'. Apenas aterrizados en el Ayuntamiento de la capital, comenzaron las dimisiones en el equipo de Gobierno y se conocieron los escándalos de contrataciones a dedo de familiares de Vox, partido en el que estalló una profunda crisis a causa del reparto de sillones. Amenazas, insultos y luchas internas que, curiosamente, han quedado acalladas a golpe de talonario a cuenta del erario público.

Y cuando ya estábamos casi exhaustos de tanta farándula y mercadeo, nos convocan de nuevo a las urnas. Vuelta a las campañas, las promesas, los carteles y las músicas estridentes y machaconas. En esta ocasión, fue el PP el más beneficiado por el adelanto electoral, consiguiendo ser la fuerza más votada en la provincia. El batacazo se lo pegó Vox, que perdió muchos votos por el camino. Una buena noticia para los que no estamos de acuerdo con las tesis de la ultraderecha, ni con sus radicalismos y ni con sus negacionismos.

El verano relajó el ambiente pero llegado septiembre, nueva polémica. En esta ocasión a cuenta de las Ferias y Fiestas de la capital y la supresión de los Puntos Violeta contra la violencia machista. La imagen que dio el equipo de Gobierno fue realmente bochornosa, reforzada además por la actitud de la alcaldesa quien para rematar la faena, impidió la entrada al balcón al ex alcalde, Alberto Rojo, por aquello del sectarismo. 

Casi sin enterarnos el otoño nos pilló tan desprevenidos que cuando quisimos darnos cuenta, nos encontramos con el famoso ‘catastrazo’ en Guadalajara capital, la guerra de los agujeros negros, la cara menos amable de la alcaldesa, un 25N teñido de naranja y polémica, una Navidad que no convence a nadie por cutre y por tristona y el regreso de un fantástico festival, que se ha teñido de negro por el oscurantismo sobre su coste para el bolsillo de los ciudadanos. 

En este relato se habrán dado cuenta de que el Ayuntamiento de la capital se lleva casi todo el protagonismo. Por algo será. Porque a nivel provincial, salvo dos salidas de tono, la cosa anda bastante tranquila. Será porque los gestores de lo público saben hacerlo bien. O al menos lo intentan. Y mantienen tranquilo su gallinero mientras otros andan como pollos sin cabeza. 

Salvando el tema político, al menos 2023 nos ha traído buenas noticias. Y más amables. La victoria de los sindicatos y los trabajadores de la Logística logrando un convenio digno tras tres días de intensa lucha en la calle; el traslado de más servicios a la zona de ampliación del Hospital; los buenos resultados de la campaña contra incendios con un 94% menos de superficie quemada en la provincia; la puesta en marcha del servicio de Transporte a la Demanda; la inauguración del polígono de El Ruiseñor tras 15 años de espera; el aumento de población en las zonas más despobladas o la firma del convenio de las trabajadoras de la Limpieza.  

En El Decano de Guadalajara también hemos realizado balance y nos quedamos con la que para nosotros ha sido la mejor noticia de 2023. El galardón que la Asociación de la Prensa de Guadalajara concedió a nuestra compañera Marta Perruca: el Premio Libertad de Expresión. Una libertad por la que este medio siempre luchará desde la profesionalidad, el rigor y la defensa del auténtico Periodismo. 

Resistiremos, si nos permiten el guiño, como “Una aldea poblada por irreductibles galos que resiste, todavía y como siempre, al invasor”.