El futuro que dibuja el cambio climático invita a evaluar la viabilidad del trasvase Tajo-Segura

Publicado por: Marta Perruca
01/12/2022 08:00 AM
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Investigadores de la Universidad de Alcalá de Henares trabajan en un modelo de alto detalle para simular los efectos del cambio climático sobre la cabecera del Tajo con la mayor precisión posible

 

La amenaza del cambio climático ya está aquí y sus efectos irán en aumento a nivel mundial si quienes manejan los hilos no logran llegar a acuerdos para reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera y abordar de manera decidida la transición energética. Un escenario poco probable, teniendo en cuenta que las posturas siguen enredadas entre las economías emergentes, que no están dispuestas a renunciar a su desarrollo, y las primeras potencias, responsables del mayor volumen de las emisiones a lo largo de la historia, que no quieren renunciar a ser competitivos.

 

Las disputas del G-20 parecen lejanas o ajenas a esta provincia de Guadalajara, e incluso a una región como Castilla-La Mancha, eminentemente rural, pero las consecuencias de esta falta de consenso, que año tras año demora la puesta en marcha de medidas contundentes para hacer frente al problema del cambio climático, que se ha constatado que es real, afectan de manera directa a este territorio: "Lo que dicen todos los modelos es que la temperatura va a seguir aumentando (...) y las predicciones para Guadalajara apuntan a que ese aumento será mayor en verano y en otoño y no tanto en invierno y primavera", explica Eugenio Molina Navarro, profesor titular del Departamento de Geología, Geografía y Medio Ambiente de la Universidad de Alcalá  y coordinador de la línea de Simulación Hidrológica del Grupo de Investigación “Agua, Clima y Medio Ambiente”.

 

"Lo que dicen todos los modelos es que la temperatura va a seguir aumentando (...) y las predicciones para Guadalajara apuntan a que ese aumento será mayor en verano y en otoño y no tanto en invierno y primavera"

 

Además, en la región mediterránea, señala este científico natural de Yunquera de Henares, todas las proyecciones indican, aunque con más incertidumbre, que la precipitación va a disminuir. "Aumenta la temperatura y, al mismo tiempo, disminuye el agua disponible por precipitación, por lo que las sequías serán más severas de lo que han venido siendo hasta ahora. Además, ese aumento de temperatura trae consigo un mayor número de días de calor extremo, de noches tropicales, y toda una serie de fenómenos añadidos que hacen que la situación sea cada vez más complicada de gestionar".

 

Según datos de la Agencia Estatal de Meteorología, el año hidrológico 2021-2022 se sitúa como el tercero más seco del siglo XXI y el cuarto de la serie, con un 26% menos de lluvias, sólo por detrás de los años 2004,-2005, 1998- 1999 y 2011-2012. Asimismo, el año natural 2022 es también el tercero más seco de la serie con otro 26% menos de precipitaciones, sólo superado por 2005 y 2012.

 

Con este telón de fondo, los embalses de la cabecera del Tajo se encuentran bajo mínimos históricos, al 19 por ciento, sólo por encima de 2017, cuando prácticamente desaparecieron los embalses. En este sentido, el experto pone el foco en la evapotranspiración, "un fenómeno conjunto que agrupa el agua que se pierde por evaporación directa y por la transpiración de las plantas", aunque en definitiva, en ambos procesos "el agua se convierte en vapor y se evacúa hacia la atmosfera".

 

De manera global, explica Eugenio Molina, en torno dos terceras partes de lo que llueve, vuelve a la atmósfera por evapotranspiración, pero en nuestra provincia ese valor es mayor y puede llegar incluso al 90%. "Es decir, la mayor salida de agua es por esta vía y si aumenta la temperatura se evapora más agua y las plantas tienen que transpirar más. Entonces, estamos perdiendo cada vez más agua por evapotranspiración", aclara.

 

Y es que, según el investigador, "si los ríos llevan menos agua, no es sólo porque llueva menos, que también, sino porque como aumenta la temperatura, también se incrementa la cantidad de agua que perdemos por evaporación y por transpiración de las plantas. Por eso, los ríos llevan menos agua y nuestros embalses están más vacíos".

 

"En torno dos terceras partes de lo que llueve, vuelve a la atmósfera por evapotranspiración, pero en nuestra provincia ese valor es mayor y puede llegar incluso al 90%".

 

Las confederaciones hidrográficas tienen en cuenta esta información y cada seis años ajustan su planificación hidrológica para intentar adaptar sus políticas a esa disponibilidad de agua. Según el investigador, la planificación hidrológica en España, en líneas generales, "siempre se ha hecho muy bien, porque como España es un país en el que, debido a su clima, los recursos hídricos son escasos, es pionero a la hora de establecer modelos de gestión de los recursos hídricos. La idea de gestionar los recursos hídricos en cada cuenca en Europa se impuso en el año 2000, con la Directiva Marco del Agua y en España lleva existiendo desde hace muchísimos años, con lo que Europa, en cierto modo, ha copiado el modelo español".

Pantano de Entrepeñas. Imagen: Eugenio Molina
Pantano de Entrepeñas. Imagen: Eugenio Molina



No obstante, el caso del trasvase Tajo-Segura, para el experto es "harina de otro costal" porque "aquí están jugando su papel dos confederaciones hidrográficas, la del Tajo y la del Segura, con intereses contrapuestos en los que el juez es el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, del que a su vez dependen las dos confederaciones".

 

Lo cierto es que las reglas de explotación del trasvase apenas han cambiado en las últimas décadas y, "desde luego, no tienen en cuenta este cambio de realidad hidrológica en el centro de nuestro país y, en concreto, en la cabecera del Tajo". Al inicio del trasvase la cuenca del Tajo se caracterizaba como subhúmeda, según el índice de humedad que establece la UNESCO, pero actualmente se considera como semiárida. "La realidad ha cambiado completamente", señala Molina.

 

"Las reglas de explotación del trasvase apenas han cambiado en las últimas décadas y, "desde luego, no tienen en cuenta este cambio de realidad hidrológica en el centro de nuestro país y, en concreto, en la cabecera del Tajo"

 

De hecho, apunta el especialista en Clima, Agua y Medio Ambiente, "las aportaciones en la cuenca del Tajo para la serie 1980-2006 son un 19% inferiores a las de la serie 1940-2006 y en concreto, para la cabecera, las aportaciones medias para el periodo 1980-2018 han sido de 640 Hm3, frente a los 1.435 Hm3 del periodo 1959-1979. las cifras hablan por sí solas".

 

El diseño del trasvase, además, se basó en datos de la serie 1913-1960, considerando una aportación media anual de 1.360 Hm3, aproximadamente el doble que la actual.

 

Por otra parte, el investigador indica que hay que tener en cuenta que los embalses de Entrepeñas y Buendía son de regulación híper-anual que, a diferencia de los de regulación anual, construidos con una capacidad de llenado considerando la aportación media que un embalse recibe al año, están pensados para que sólo se llenen en años de aportaciones extraordinarias: "Es decir, estos embalses, de por sí, están condenados a estar medio vacíos y nadie se puede sorprender, porque se construyeron para eso. Ahora bien, una cosa es estar medio-vacíos y otra es estar casi vacíos, que es lo que está pasando en los últimos años por la disminución de las aportaciones".

 

De esta manera, los niveles de los embalses de la cabecera del Tajo se han reducido en un 50% desde los años 80 y las predicciones no son nada halagüeñas: "Las últimas estimaciones del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático estiman que los ríos en nuestro país verán reducido su caudal a final de siglo entre un 10 y un 50% con respecto al periodo 1995-2014 y bajo un escenario de emisiones medias, porcentaje que irá en un sentido o en otro dependiendo del rumbo que tome la humanidad y de cómo nos responsabilicemos de esa emisión de gases de efecto invernadero. Aun en el escenario más optimista de reducción de gases de efecto invernadero, no se van a poder recuperar los niveles que existían. Las aportaciones van a seguir disminuyendo inexorablemente, por lo que hay que tomar medidas".

 

Con todo ello, Molina valora que ha llegado el momento de "evaluar seriamente la viabilidad del trasvase".

 



Tres proyectos para evaluar las consecuencias del cambio climático en los recursos hídricos en CLM

 

El Grupo de Investigación de Agua, Clima y Medioambiente está desarrollando tres proyectos relacionados con los recursos hídricos y el cambio climático en Castilla-La Mancha.

 

El primero de ellos está financiado por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y es una investigación a tres años para desarrollar un modelo hidrológico de alto detalle que permita predecir con la mayor precisión posible la reducción de los recursos hídricos en la cabecera del Tajo como consecuencia del cambio climático. Tal y como explica el coordinador de la línea de simulación hidrológica, este proyecto de investigación se está desarrollando en colaboración con investigadores de Dinamarca y de la Universidad de Colorado, en los Estados Unidos: "Una parte muy importante de la aportación a nuestros ríos en el Alto Tajo procede de los acuíferos carbonatados y en la Universidad Estatal de Colorado han desarrollado un programa para simular con mucha precisión la actividad en estos acuíferos, por lo que participa la persona que ha creado el programa, el Profesor Ryan Bailey, para conseguir simular este proceso correctamente".

 

El segundo de los proyectos, está financiado por el Ministerio de Ciencia, a través de la Agencia Estatal de Investigación, junto con el grupo de Planificación y Gestión de Recursos Hídricos de la Universidad Católica de San Antonio de Murcia y también está centrado en la cabecera del Tajo, pero con un enfoque más metodológico: "Vamos a utilizar el modelo SWAT: Soil and Water Assestment Tool, de base física y, al mismo tiempo, vamos a intentar simular la cuenca por inteligencia artificial, para comparar qué tipo de modelo da mejores resultados y cómo un modelo puede alimentar al otro para poder conseguir la mejor modelización posible y la mejor simulación de escenarios de cara al futuro".

 

Por último, este grupo de investigación también está colaborando con una de las fábricas que la compañía japonesa Suntory Group tiene en Toledo y que trabaja con varias marcas de bebida como Schweppes o La Casera. "El agua que utiliza para todos sus procesos procede del embalse de Guajaraz, al sur de la ciudad de Toledo, y se han dado cuenta de que cada año tiene menos agua. Esta empresa tiene un sentido ambiental y corporativo muy grande, y mediante uno de sus programas, que se llama Santuarios del Agua, nos han financiado un proyecto para hacer una cuantificación de los recursos hídricos de la cuenca que vierte a este embalse y simular el impacto que va a tener el cambio climático en los volúmenes almacenados en el embalse para que ellos puedan prepararse y saber cómo van a tener que operar en la planta en un futuro", comenta.

 

"Esto que están haciendo desde esta fábrica, escalándolo, es lo que debería hacer todo el mundo para adaptarnos a esta nueva circunstancia: Escucharnos a los científicos, ser conscientes de la realidad y de lo que se van a reducir los recursos hídricos y tomar medidas".

 

¿Cómo podemos contribuir a frenar los efectos del cambio climático?

 

Aunque el acuerdo del G-20 es crucial para revertir en cierto grado esta situación, el experto señala que los ciudadanos también pueden contribuir a reducir la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera con pequeñas acciones como apostar por una movilidad más sostenible, por ejemplo, utilizando la bicicleta para ir a trabajar; preparando bien nuestros residuos en casa para facilitar los procesos de reciclaje; ahorrar en consumo de agua o energía; consumir de manera responsable; comprar productos locales y con la menor cantidad de envases posible o incluso a través de la dieta: "Hay alimentos que tienen mucha huella hídrica y de carbono, es decir que necesitan mucha agua y cuya producción produce elevadas emisiones, en particular la carne y, sobre todo, la carne roja procedente de ganadería intensiva, por lo que a lo mejor ha llegado el momento de consumir un poco menos de carne e intentar sustituirla por proteína vegetal", concluye.

 
 

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