Dalma denuncia: “La ciudad de Guadalajara vive de espaldas a su biodiversidad”

Publicado por: Ana María Ruiz
20/04/2024 08:00 AM
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Para la Asociación, el parque de las Cuatro Estaciones es un auténtico oasis biológico//Imagen: Google Maps.
Para la Asociación, el parque de las Cuatro Estaciones es un auténtico oasis biológico//Imagen: Google Maps.

La Asociación para la Defensa de la Naturaleza asegura que en los últimos años se ha producido un importante descenso en el número de aves urbanas, insectos polinizadores y especies singulares de flora, todos ellos indicadores biológicos de primer orden

 

Guadalajara siempre ha presumido de ser una ‘ciudad verde’, con miles de metros cuadrados de parques y un entorno fluvial que todavía conserva buena parte de su estado natural. 


En los últimos años, el cambio climático ha provocado una ola de conciencia ecológica. Las administraciones se empeñan en ‘vender’ políticas de sostenibilidad como si no hubiera un mañana y muchos ciudadanos se apuntan a la bandera del ecologismo. Sin embargo, la realidad se empeña en dar al traste con esta nueva conciencia ambiental. Especialmente en los entornos urbanos. Y todos debemos entonar el ‘mea culpa’.


La Asociación para la Defensa de la Naturaleza, Dalma, que está a punto de cumplir 50 años de actividad en Guadalajara, alza la voz y alerta del deterioro que viene padeciendo desde hace años la ciudad en materia ambiental: “Guadalajara vive totalmente de espaldas a su biodiversidad”, denuncia Juan José Calvo, un histórico de la Asociación.


Así, asegura que se viene produciendo un deterioro brutal de los ecosistemas propios de las especies urbanas. En unas ocasiones por parte de los vecinos y en las más por las malas prácticas de las distintas administraciones municipales a la hora de planificar un desarrollo verde de la capital acorde con las especies de flora, fauna y con los espacios de biodiversidad autóctonos. "Se ha producido un cambio en la forma de pensar, vivir y consumir. Se impone la moda de lo bonito, de los montes de césped, de la tala y poda de árboles sin control, de la siega de flores, de los herbicidas, de los jardines sin vida, con una predisposición negativa por parte de muchos vecinos a los nidos de determinadas aves. Ahora buscamos la belleza, no la vida", se lamenta Calvo. 


Uno de los primeros indicadores de la pérdida de esa biodiversidad es el descenso en el número de aves urbanas. Desde Dalma se ha constatado que en apenas una década, la ciudad ha perdido buena parte de especies que hasta ahora convivían con el hombre: la golondrina común, el avión común y el vencejo común. 


"En algunas zonas de la ciudad prácticamente han desaparecido, especialmente el avión común”, asegura Juan José Calvo. Relata que hace unos años el Panteón de la Condesa de la Vega del Pozo albergaba una numerosa colonia de esta especie que, hoy por hoy ya no existe. Lo mismo que ha sucedido en la calle Mayor o en la zona de las Casas del Rey: "Antes estaban llenas. Hoy en día cuesta encontrar un nido". 


El caso contrario se ha producido en el barrio de Los Manantiales, donde se conserva una buena y numerosa población de avión común -que en muchas ocasiones se confunde con la golondrina- que incluso ha aumentado. "Comenzaron a llegar hace unos días y se quedarán hasta septiembre", informa Calvo.


Uno de los grandes problemas a los que se enfrenta este peculiar y beneficioso pájaro es la destrucción de sus nidos por parte del hombre: "Existe una predisposición negativa de los ciudadanos a la instalación de los nidos por el ruido que hacen y, especialmente, a causa de las defecaciones. Algunas comunidades de vecinos y particulares se dedican a romperlos y no se dan cuenta del daño que están haciendo, además de que está totalmente prohibido eliminarlos".


Según la Ley Española de Patrimonio y Diversidad, está prohibida la destrucción de los nidos de los animales silvestres. En caso de tratarse de nidos de golondrinas, las multas pueden oscilar entre los 5.001 y los 200.000 euros. 


En opinión de Dalma, la solución pasa por la instalación de bandejas y otros objetos que recojan las deposiciones. "Estas aves son transaharianas. Cuando regresan a la península vuelven a los nidos de barro que dejaron hechos pero, si no los encuentran, se tienen que enfrentar al doble esfuerzo de volver a construirlos tras un viaje que para unos pájaros de estas dimensiones es agotador".

 

Los Manantiales posee una buena población de avión común, cuyos nidos a veces son destruidos por los vecinos.
Los Manantiales posee una buena población de avión común, cuyos nidos a veces son destruidos por los vecinos//Imagen Izda: Dalma.

 


Al problema de la destrucción de nidos hay que sumar la escasez de insectos que estas y otras aves necesitan para alimentarse. Según Juan José Calvo, el uso de herbicidas y la siega en flor que se practica en las zonas verdes de la ciudad está acabando con ellos: "Los insectos, especialmente los polinizadores, han descendido en cantidades alarmantes. Si te das un paseo por San Roque o la Concordia ¿Cuántas mariposas, mariquitas, grillos y pequeños mosquitos se pueden observar en los parterres? Casi ninguno. Con el nuevo tipo de jardines que se crean en las ciudades no se potencia la biodiversidad sino todo lo contrario". 


Esta falta de insectos está provocando un cambio en los hábitos de alimentación de las aves urbanas, especialmente de los gorriones: “La llamada dieta del bocadillo y ofrecerles comida para gatos les provoca anemia, desnutrición y pérdida de masa corporal. Acceden a alimentos que no son adecuados para ellos”. 


Otro de los elementos que tienen en su contra es la tala de árboles en plena época de reproducción o la eliminación de troncos de árboles secos en cuyo interior anidan algunas especies y otras se alimentan de las larvas que se desarrollan en los mismos. A lo que se suma la desaparición de la vegetación en los solares abandonados, "que son auténticos paraísos biológicos". Por no hablar del ruido que genera el desarrollo urbanístico: "Ahora es prácticamente imposible grabar el sonido de los gorriones o de los autillos en Guadalajara", señala Calvo. 


Todos estos y otros aspectos son los que han llevado a la disminución de los aviones comunes en Guadalajara: "Estas aves son especies bioindicadoras y cuando el avión está desapareciendo es que algo está pasando", se denuncia desde Dalma.


Este problema se hace extensivo a las poblaciones de autillos que aún conserva la ciudad o a las colonias de murciélagos e incluso a reptiles como la lagartija y la salamanquesa, habitantes habituales de solares y patios interiores de las viviendas. “Si no hay insectos de los que se puedan alimentar y se eliminan las plantas de esos solares, también tenderán a ir desapareciendo”, denuncia el conservacionista.

 

Desde Dalma se asegura que lo que muchos consideran maleza en los solares abandonados son el realidad
Desde Dalma se asegura que lo que muchos consideran maleza en los solares abandonados son el realidad "auténticos paraísos biológicos".


El Parque de las Cuatro Estaciones, un “oasis biológico”


Para Dalma, en la ciudad existe un lugar privilegiado en el que el ecosistema aún permanece casi intacto. Quizá porque es una de las zonas verdes más desconocidas por los vecinos y se encuentra en un sector prácticamente sin desarrollar: el Parque de las Cuatro Estaciones. "Es la estrella para Dalma", afirma Juan José Calvo. 


Está ubicado en la calle Zaragoza, junto a la antigua fábrica de Avicu. Precisamente el Ayuntamiento de Guadalajara tiene intención de adecenrarlo para uso ciudadano ya que se acaba de aprobar el Plan Especial de Reforma Interior de Mejora “Calle Zaragoza, 55”, SUE-24, donde se plantea la construcción de más de 450 viviendas así como la puesta en valor del parque: "Es una joya histórica, un parque único y excepcional que entra dentro del proyecto para el disfrute de los ciudadanos", afirmaba recientemente la alcaldesa de Guadalajara, Ana Guarinos.


Calvo asegura que se trata de "un verdadero oasis ecológico" en el que existen especies singulares de flora y un pequeño ecosistema muy interesante desde el punto de vista de la biodiversidad. Por ello, confían en que el equipo de Gobierno sea sensible a las demandas de Dalma para que trate de conservarlo como un hábitat especial en el que, además, se puedan desarrollar actividades de conocimiento científico y natural destinados a los colegios, institutos y ciudadanos en general. "Habrá que medir si en este mandato se hace algo diferente a otros anteriores porque todavía existen cuestiones medioambientales en la ciudad que continúan durmiendo el sueño de los justos. Se han planteado modelos de ciudad sostenible que han tenido el mismo efecto que si se hubiese pintado toda la ciudad de verde", ironiza.


Soluciones “sencillas”


Desde Dalma se recuerda que "aún estamos a tiempo de cambiar las cosas para poner en valor la naturaleza en la ciudad". Para ello, se proponen varias soluciones "sencillísimas". 


En lo que respecta a los parques, Juan José Calvo recuerda la necesidad de poner en práctica una jardinería basada en plantaciones rotativas para evitar las siegas en flor. Además de buscar especies de flora relacionadas con las particularidades de cada suelo y aumentar la diversidad de la flora. Asimismo, Dalma clama por no utilizar ni insecticidas ni herbicidas "que inciden en muchas especies y cambian los ecosistemas". 


En cuanto a los árboles, la primera y más urgente petición del grupo ecologista es erradicar la práctica de la tala y poda en plena época de reproducción y cría de las aves urbanas, así como mantener los troncos de los árboles secos que no supongan un peligro "porque albergan insectos y sirven para que algunas especies de aves se alimenten y críen en su interior". 


Con el objetivo de potenciar la biodiversidad se plantea también la puesta en valor de las zonas verdes comunales a través de convenios con las comunidades de propietarios para que conozcan cómo deben planificarse las acciones de conservación y mantenimiento. En este sentido, también se proponen convenios similares con instituciones (Universidad, Ejército, Hospital, centros de salud,etc) y empresas que poseen zonas ajardinadas.


Y como objetivo prioritario, desde Dalma se insiste en la necesidad de concienciar a la ciudadanía sobre la importancia de la conservación de la biodiversidad, especialmente a los alumnos de los centros educativos a través de charlas, salidas a parques y otras acciones divulgativas. En este sentido, Juan José Calvo ha destacado los proyectos que vienen desarrollando los institutos Aguas Vivas y José Sampedro con la creación de huertos o la instalación de cajas-nido. "Se trata de potenciar la ciencia urbana en Guadalajara, crear grupos de trabajo, acercar el conocimiento de su entorno a los vecinos y recuperar la naturaleza poniéndola en valor", concluye.  

 

   

El parque de las Cuatro Estaciones, en la zona de la vieja Avicu, es la
El parque de las Cuatro Estaciones, en la zona de la vieja Avicu, es la "estrella" de la biodiversidad para Dalma//Imagen: Dalma.

 

Plan de Infraestructura Verde


En este sentido, el Ayuntamiento ha presentado hace escasamente un mes el Plan de Infraestructura Verde y Biodiversidad y el Plan de Arbolado de Guadalajara, dos proyectos que pretenden poner en valor la biodiversidad de la ciudad, así como la adopción de medidas medioambientales de divulgación, conservación, mejora y protección del medio natural urbano y su entorno.


Entre sus objetivos: mejorar el estado ecológico general del municipio; mejorar la normativa ambiental y la planificación urbanística; contribuir a la generación de empleo verde; sensibilizar a los ciudadanos sobre una adecuada relación con el medio ambiente y mejorar los espacios de uso público creando ambientes que favorezcan el bienestar, la habitabilidad, la salud y la seguridad. 


Entre las medidas a corto plazo destacadas en el Plan son potenciar el conocimiento de los ciudadanos sobre sus zonas verdes e implicarles en su cuidado, conservación y reorganización, con planes específicos barrio a barrio. Asimismo, se propone la creación de centros de divulgación en la finca de Castillejos, la Fábrica de Harinas Mora en Los Manantiales y una escuela taller en el Poblado de Villaflores.

 

Se apuesta además por la puesta en valor del arbolado y las zonas verdes; la mejora de la gestión; la corresponsabilidad de los ciudadanos; considerar el porte de los árboles antes de su plantación; realizar una correcta selección de especies, un mejor mantenimiento y mayor planificación en la plantación; realizar un inventario de árboles, actualizar la Ordenanza de Arbolado; ampliar el catálogo de árboles singulares; diseñar un estudio de las zonas de plantación y establecer un protocolo de actuación en caso de obras cercanas a los árboles. 

 

Además se prevé la plantación de especies más resistentes al cambio climático, cambiar el modelo de parque inglés y crear más praderas naturales y plantar especies de bajo consumo. 


El horizonte temporal para la puesta en marcha de estas y otras medidas es de 20 años. Confiemos en que no se quede sólo en papel mojado.

 

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