La Torresaviñán reivindica la conservación de las ruinas de su Castillo de la Luna con un ascenso lúdico a la fortaleza

Publicado por: Marta Perruca
08/08/2024 02:14 PM
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Las citas culturales de este mes de agosto en esta pedanía de Torremocha del Campo se complementan con un concierto, el sábado 17 de agosto, a cargo del grupo de música folk 'Pelejebre', a partir de las 20.00 horas, en el Patio de la Iglesia

 

La Torresaviñán es una pequeña localidad de la Sierra Norte de Guadalajara de apenas una decena de vecinos. Una de las seis pedanías de Torremocha del Campo, cuyo tamaño no se corresponde con el de su orgullo e identidad, que se levantan como un castillo que lleva el nombre del Castillo de la Luna.

 


De esta manera, con la llegada del mes de agosto, cuando la despoblación apenas se aprecia en sus calles y casas, hace patria chica programando algunas actividades culturales. Así, este mismo viernes, a partir de las 20.00 horas, se llevará a cabo una jornada cultural en torno a su fortaleza del siglo XII, cuya imponente torre recorta el horizonte en la lejanía, en el trayecto por la A-2 sentido Zaragoza, antes de llegar a Alcolea del Pinar.

 


Una actividad lúdica que, según la presidenta de la Asociación Castillo de la Luna, Elvira Laina, consistirá en el ascenso al castillo, donde se leerá poesía, se cantarán canciones y se conversará sobre la historia y situación de este castillo, en manos privadas desde los años 60, para dar cuenta después de una merienda en comunidad.

 


En marzo de 2020 se constituía esta Asociación con más de una treintena de miembros y el propósito de buscar una solución para la conservación y consolidación de los restos de la fortaleza, que desde el año 2007 está incluida en la Lista Roja del Patrimonio de Hispania Nostra.

 


La intención de esta organización siempre ha sido que el Ayuntamiento de Torremocha del Campo se haga con la titularidad del castillo, para que pueda acceder a las ayudas de las administraciones que permitan las actuaciones necesarias para su conservación y restauración. Sin embargo, tal y como publicaba El Decano de Guadalajara hace ahora un año, el propietario notificaba la venta del inmueble a unos compradores de origen americano.

 


No obstante, pasados los meses, Patrimonio no ha logrado saber quién es el actual dueño, puesto que en el Registro de la Propiedad sigue apareciendo el anterior titular y desde la Asociación comienzan a sospechar que se trata de “una cortina de humo para que la Administración no sepa a quién tiene que reclamar el mantenimiento del castillo”. Mientras tanto, denuncia Laina, “el deterioro del Castillo de la Luna sigue su curso, cayéndose las piedras”.

 



La actividad cultural de estos días en la Torresaviñán se complementa con un concierto, que tendrá lugar el sábado, 17 de agosto, en el Patio de la Iglesia, a partir de las 20.00 horas, sufragado por la Sociedad de Baldíos de la mano del grupo folk "Pelejebre", que rescatan las tonadas populares de nuestra geografía, interpretadas con instrumentos eléctricos, pero con un sonido tradicional y elegante. El grupo lo conforman Lucía López, a la voz; Miguel Sagrado, al violín y la mandolina; Victor Gallego, a la batería y percusiones y  Jon Wasserman, a la guitarra eléctrica.

 


Sobre la fortaleza

El castillo de la Torresaviñán fue levantado en el siglo XII aprovechando una torre de origen musulmán, durante la Reconquista y su funcionalidad es netamente defensiva, por lo que no tuvo un uso habitacional.

 

Su construcción, tal y como recoge la página web de Turismo de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, se atribuye bien a Manrique de Lara, señor de Molina, para defender las tierras del Señorío en su extremo de los musulmanes, o al obispo Don Bernardo de Agén, para hacer lo propio con su Obispado, pero lo cierto es que el único hecho documentado sobre esta fortaleza es su donación en 1154 al obispo de Sigüenza, por parte del rey Alfonso XVI.

 

“La inmensa y altísima torre es lo que mejor se conserva de la fortaleza. Sin ventanas, y sin su remate, presenta un acceso interior, elevado varios metros sobre el suelo. La escalera para acceder, posiblemente de madera, se retiraría al interior en caso de ataque, quedando la torre como último reducto defensivo. De la muralla exterior se conservan algunos lienzos, y un torreón en uno de sus extremos, así como evidencias de haber tenido un primer y segundo fosos”, describe la plataforma de Turismo del Gobierno regional.

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