Los retrasos a la hora de contener las restricciones crediticias y monetarias, las incertidumbres en las elecciones estadounidenses y una alta demanda por parte de los bancos centrales emergentes, liderados por China, como valor de reserva ha disparado su rentabilidad más de un 20% este año confirmando su atractivo como valor refugio
El precio del oro ha registrado varios máximos históricos en lo que va de año. Esta constante presión al alza demuestra el creciente interés de los operadores en el metal precioso como herramienta para proteger sus carteras de inversión no solo ya ante la persistencia de la inflación sino también ante las grandes incertidumbres que afrontan los mercados financieros en esta recta final del ejercicio.
Las elecciones estadunidenses se presentan como una de las principales amenazas para los mercados de valores internacionales. Las diferencias entre Kamala Harris y Donald Trump en la carrera por ocupar el despacho oval de la Casa Blanca se presentan muy estrechas, con muchos de los Estados clave en el alambre.
De la elección de uno u otro candidato dependerá en buena medida las políticas fiscales, así como las relaciones económicas y geopolíticas con el resto del mundo. Factores que afectan directamente a los indicadores bursátiles con unos efectos impredecibles.
Aunque es cierto que la mayoría de analistas no esperan grandes sacudidas en los mercados, sí comienzan a valorar al oro como una opción atractiva para tener en cartera. Los expertos de la firma suiza UBP la consideran como “un ancla para preservar la riqueza real ajustada a la inflación en años venideros ante las fueres incertidumbres fiscales”.
El lingote de oro supera el millón de dólares por primera vez
Eso explica en gran medida la escalada de la cotización de la onza de oro al contado que este año ha concatenado varios máximos absolutos hasta rondar los 2.500 dólares. El lingote de oro, formado por 400 onzas, ha superado así por primera vez el millón de dólares. Una cota que los expertos no descartan siga escalando a corto plazo, tal y como apuntan los mercados de futuros, tras rondar una rentabilidad del 20% en lo que va de año.
El mercado, además, está sabiendo jugar con el escaso nivel de maniobra por parte de la Reserva Federal. La entidad mantiene entre sus principales mandatos una obligación de neutralidad para evitar favorecer a un candidato sobre otro.
De este modo, incluso a pesar de la reciente inestabilidad de los mercados financieros que ha alimentado la rumorología sobre una posible recesión, lo cierto es que el consenso del mercado apenas espera un movimiento a la baja de un cuarto de punto de los tipos de interés en septiembre para dejar todo el trabajo de ajuste una vez superadas las elecciones.
En general, la fortaleza del dólar y el aumento de los rendimientos de los bonos suelen ir en contra de la cotización el oro que no devenga intereses. En este sentido, los tipos de interés elevados, recuerdan los expertos, son veneno para el metal precioso, pero la debilidad de los fondos cotizados en el primer semestre se ha visto más que compensada por las compras masivas de los bancos centrales. En especial de los países emergentes con China a la cabeza.
La demanda de oro por parte de los bancos centrales sigue al alza
Según los últimos datos del Consejo Mundial del Oro, recogidos por [Mornigstar](https://www.morningstar.es/es/news/249122/c%C3%B3mo-invertir-en-oro.aspx), en el segundo trimestre de 2024, la demanda mundial total de oro aumentó un 4% interanual hasta alcanzar las 1.258 toneladas, lo que supone el nivel trimestral más alto jamás registrado.
Según una encuesta realizada por este organismo, el 29% de los 70 bancos centrales encuestados tiene la intención de aumentar sus reservas de oro en los próximos 12 meses, y el 81% espera un nuevo aumento de las tenencias de oro de los bancos centrales.
La gran pregunta ahora es si la cotización se mantendrá al alza o si es un buen momento para vender aquellos inversores expuestos al oro. En principio, las previsiones de un cambio de ciclo monetario en los próximos meses y las persistencias de las crisis financieras en las dos últimas décadas, con una deuda pública mundial desbocada, permiten pensar en que los metales preciosos seguirán jugando un papel relevante como activos de reserva y de protección de carteras ya sea a través de su inversión directa, por medio de acciones de empresas [mineras](https://eldecanodeguadalajara.com/index.php/news/3081/la-miner%C3%ADa-espacial-supondr%C3%A1-un-gran-reto-para-la-econom%C3%ADa-mundial/) o, algo más sencillo, a través de fondos ETF.