Los primeros días de julio de 2024, salía a la calle una obra que está revolucionando el panorama regional. Se trata de 'Cocos, fantasmas y otros mitos de Castilla-La Mancha', de Marcel Félix de San Andrés Sánchez, una publicación en la que se hace un repaso a los relatos legendarios más relevantes de la Comunidad Autónoma.
A través de un recorrido a las cinco provincias castellanomanchegas, 'Cocos, fantasmas y otros mitos de Castilla-La Mancha',se busca ofrecer una visión de las leyendas regionales más conocidas, aquellas que van desde apariciones fantasmales a cocos, pasando por asustaniños, fuegos fatuos, estantiguas, verónicas, chicas de la curva, tesoros mágicos, prácticas curanderiles o actividades brujeriles.
Sin duda, se trata de un recorrido muy sugerente, del que en El Decano de Guadalajara nos hemos querido hacer eco, hablando con el autor de la obra. De San Andrés Sánchez es ciudadrealeño de nacimiento y pasión. Asimismo, es periodista, consultor de desarrollo rural, informador turístico, ilustrador y diseñador gráfico. Pero, sobre todo, es un apasionado de la cultura y los mitos populares, a los que ha dedicado varios lustros de investigación. De hecho, ha publicado diversos libros sobre esta temática. Entre ellos, el que acaba de aparecer gracias a la editorial hispano–mexicana Océano Atlántico Editores, y que se puede consultar en el siguiente enlace.
P-¿Cómo surgió la iniciativa de escribir 'Cocos, fantasmas y otros mitos de Castilla-La Mancha'?
R- Este libro es la continuidad de mi primera obra dedicada a nuestras tradiciones y creencias. En 2014 publiqué 'Mitología y Superstición en La Mancha' y, desde el minuto cero, fui consciente de que acababa de iniciar un camino en el que había mucha distancia por recorrer. Un trabajo no estaría completo salvo que lo hiciera extensivo a las cinco provincias de la región. Además, en las presentaciones, conferencias y talleres impartidos en las universidades populares de Ciudad Real, tuve la oportunidad de recoger nuevos personajes mitológicos, al tiempo que verificaba los publicados con nuevos testimonios.
Durante varios años recorrí distintas poblaciones con el doble objetivo de presentar nuestros mitos y descubrir otros. Aquellos viajes resultaron doblemente gratificantes y me animaron a llegar hasta el final del camino, investigando y publicando sobre los mitos de toda Castilla-La Mancha. El resultado son dos obras recientemente publicadas. Una de ellas es 'Cocos, Fantasmas y otros Mitos de Castilla–La Mancha', que ha salido a la calle hace unas pocas semanas, gracias a la editorial Océano Atlántico Editores.
"Los jóvenes de ahora conocen los personajes mitológicos de Harry Potter, pero no son conscientes de que -en sus pueblos- existen relatos mucho más sorprendentes y poderosos"
P- ¿Cuáles son los fines del nuevo compendio?
R- Cuando escribo sobre las creencias castellanomanchegas, lo hago siempre con un doble objetivo. El primero -que es el realmente importante- consiste en intentar perpetuarlas en el tiempo, evitando que se pierdan y que sean olvidadas. La cultura popular no suele recogerse en los libros. Normalmente, se transmite de boca a oreja, de forma oral, y ahí está la gran amenaza, porque las nuevas generaciones la desconocen, al quebrarse la transmisión popular intergeneracional. Las abuelas ya no cuentan historias tradicionales a los nietos y, si lo hacen, utilizan libros pertenecientes al paradigma anglosajón imperante. Debido a esta circunstancia, los jóvenes de ahora conocen los personajes mitológicos de Harry Potter, pero no son conscientes de que -en sus pueblos- existen relatos mucho más sorprendentes y poderosos.
Además, el segundo objetivo de 'Cocos, fantasmas y otros mitos de Castilla-La Mancha' es consustancial al primero. Pretendo que las historias que incluyo en las páginas sean conocidas y difundidas. En definitiva, que vuelvan a ser populares y del pueblo. Y, para ello, procuro que mi estilo literario sea divulgativo y resulte atractivo para todo el mundo.
P_ ¿A quién va dirigido este nuevo libro?
R- A todo el mundo. A las abuelas, para que vuelvan a contar nuestras historias a sus nietos y nietas. A los padres y madres, para que no olviden y rescaten las tradiciones y creencias de sus mayores. A los y las jóvenes, para que disfruten el mundo mágico castellanomanchego y encuentren vías para conservarlo y hacerlo internacional, de la mano de su creatividad y de las opciones de recreación que ofrecen las nuevas tecnologías.
Obviamente, 'Cocos, fantasmas y otros mitos de Castilla-La Mancha' también se encuentra orientado a las instituciones, que son quienes tienen la principal responsabilidad en proteger nuestra cultura -y, especialmente, de tipo popular, al estar más amenazad-. En los primeros años de la Transición se publicó mucho y muy bueno sobre nuestras tradiciones -muchos de esos documentos han sido fuente de información para mí-, y es tiempo de volver a hacer esfuerzos en ese sentido.
P- ¿Qué apoyos ha recibido a la hora de emprender la realización del libro?
R- Todas las puertas a las que he llamado se han abierto para facilitarme el acceso a la documentación requerida. Afortunadamente, estamos en la era de las nuevas tecnologías y se ha hecho una magna labor en favor de la digitalización de documentos, lo que me ha facilitado enormemente la investigación. Pero el apoyo más importante que he recibido ha procedido de Océano Atlántico Editores, cuyos responsables, desde que conocieron la idea de la obra, se mostraron dispuestos a publicarla. Y, gracias a ellos, se encuentra ahora en vuestras manos. También quiero mencionar a quienes me precedieron en la investigación, porque han sido una fuente de información y conocimiento fundamental e inagotable.
P- ¿Cuánto tiempo ha dedicado a 'Cocos, fantasmas y otros mitos de Castilla-La Mancha'?
R- Al día siguiente de publicar mi primer libro -algo que ocurrió en 2014-, comenzó la labor de investigación para los siguientes títulos. Han sido casi diez años de documentación y escritura. Se ha tratado de un tiempo ocupado en recoger testimonios orales y escritos de la numerosa bibliografía consultada, un esfuerzo que -posteriormente- hubo que poner negro sobre blanco.
"El lector podrá encontrar cientos de personajes mitológicos de la provincia"
P- ¿Qué historias destacaría de las contenidas en el libro?
R- En este compendio repasamos categorías de personajes tan relevantes como los cocos y asustaniños, entre los que destacan el hombre del saco, el sacamantecas o el Tío Camuñas. También hablamos de fantasmas y aparecidos, como Verónica, la chica de la curva, las ánimas benditas o las procesiones de muertos. Todo ello, sin olvidar las enfermedades atendidas por las curanderas y curanderos locales, como el mal de ojo, la culebrilla, las quebrancias o las verrugas.
Igualmente, se ha hecho mención a nuestra rica herpetología y a los ritos para protegerse de alicantaras, saetones, salamandras, salamanquesas, tarascas o lagartos. Investigamos la presencia del diablo y sus intentos para apropiarse de las almas de los incautos, así como sus representaciones rituales mediante botargas, pecados y danzantes y -como no- las formas para librarse de él a través de exorcismos. Incluso, descubrimos historias con gigantes como protagonistas; buscamos tesorillos encantados con grimorios, como 'el ciprianillo', y conocemos las creencias y rituales relacionados con la Luna y la Noche de San Juan. En resumen, el lector podrá encontrar cientos de personajes mitológicos.
P-¿Cuáles son las historias más destacadas relativas a Guadalajara?
R- Para mí sería un atrevimiento destacar mitos vinculados a la provincia, habiendo tantos y tan buenos investigadores arriacenses. Si diré que Guadalajara tiene a su favor compartir mitos aragoneses y castellanos, así como su pasado celtíbero y visigodo, aportándole -todo ello- una identidad propia.
A riesgo de equivocarme, citaría algunos enclaves destacados, como el Alto Rey, un paraje relacionado con tesoros mágicos, gigantes y monjes sobrenaturales, del que se cuenta que un padre enojado por las frecuentes disputas entre sus hijos los convirtió en tres montañas: Alto Rey, el Ocejón y el Moncayo. Asimismo, las Tetas de Viana fueron lugar de aquelarres de las brujas arriacenses. Este accidente geográfico también se vincula a la leyenda de una mora gigantesca a la que corresponderían dichas elevaciones…
Igualmente, en el capítulo de cocos y asustaniños, Guadalajara comparte las tradiciones de la mitología ibérica y aporta algunas propios, como el Chamuco (Chera), Juan Delgado (Peñalén), y otros entroncados con los territorios vecinos de Teruel y Cuenca, como el Uñazas, los Guzpatas, el Lacuerco, el Pateta, el Duque de Alba y la Madre del Rio. Al igual que en el Campo de Montiel (Ciudad Real), también aparece el mito del Perro Negro, nombrado en otros enclaves como el Perro Sacrílego. Las leyendas sobre fantasmas son abundantes en la provincia. Destacaría la de Doña Blanca –en Sigüenza– y la de la maldición del judío en Torija.
Para terminar, quiero citar algunas de las conocidas curanderas-brujas de la provincia, especializadas en sanar el mal de ojo, los problemas de impotencia o las 'insolaciones', como fue el caso de María Medina, que colocaba un orinal con aceite y agua sobre la cabeza del paciente con una hoguera detrás representando al sol. Juan Tejedor, carnicero de Trillo, ejercía de curandero, recorriendo los pueblos cercanos santiguando a los niños para protegerlos del mal de ojo. A su vez, curaban el mal de ojo Mariana Pérez, en Jadraque; Ángela Jiménez, La Bolicha, en Pastrana; o Elvira Núñez, en Cifuentes. María de Santarem –en Guadalajara– y María Turmil –en Gárgoles de Abajo– sanaban los problemas de impotencia o realizaban amarres por encargo.
Un personaje destacable -por su especialidad de lobera -fue María Gómez, vecina de Mondéjar, quien recitaba un conjuro para controlar las manadas de lobos y pedía dinero a los ganaderos por evitar ataques a sus rebaños. La de lobero fue una profesión eminentemente ejercida por hombres, aunque en Castilla–La Mancha tenemos la fortuna de contar con dos mujeres que la practicaron. Fueron la ya mencionada María Gómez -en la villa mondejana- y Ana García, en el Valle de Alcudia (Ciudad Real).
Julio Martínez García. Periodista, historiador y editor.