Trijueque y la Beltraneja: La historia de una herida abierta por el ladrillazo y la especulación

Publicado por: Marta Perruca
06/10/2024 08:00 AM
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La Asociciación Belmira de Trijueque surge en abril de 2023, según su Junta Directiva, con el objetivo de reclamar soluciones a los problemas de servicios y mantenimiento de las urbanizaciones, pero también del pueblo, y recuperar  reivindicaciones históricas como la construcción de un nuevo colegio, una depuradora para la Beltraneja o un servicio de transporte adecuado con Guadalajara, entre otras

 

La Real Academia Española (RAE) define el urbanismo como el conjunto de conocimientos relacionados con la planificación y desarrollo de las ciudades. Existen actuaciones urbanísticas que sirven para ordenar y cohesionar un núcleo de población, mientras otras, a todas luces, dividen y abren brechas insalvables.

 

La provincia de Guadalajara está plagada de ejemplos que, a golpe de ladrillo y especulación, no sólo han generado importantes problemas para la gestión de los ayuntamientos, sino que, además, han terminado afectando gravemente a la convivencia de sus vecinos.


Probablemente, uno de los casos más antiguos y paradigmáticos sea el de Trijueque, ya que para entender su problemática hay que ir más allá de la burbuja inmobiliaria de principios del nuevo milenio, para remontarse a la segunda mitad de los años 70 del siglo pasado, cuando empiezan a surgir urbanizaciones en zonas rurales cercanas a las grandes ciudades ante la creciente demanda de segundas residencias. La urbanización La Beltraneja se levantaba a más de 4 kilómetros de Trijueque, en medio de un encinar y, un puñado de años más tarde, a finales de los 80 y principios de los 90, surge la urbanización El Mirador de El Cid, a unos 2 kilómetros del casco, con imponentes vistas a la Alcarria.

 

Un ayuntamiento pequeño, como el de Trijueque, se encuentra con que la mayor parte de su población no se encuentra en el casco urbano, sino en urbaciones apartadas. Según datos del INE, a 1 de enero de 2023, Trijueque tenía 1.560 habitantes censados, de los que 830 residían en La Beltraneja, 264 en el Mirador del Cid y 466 en el casco urbano. Pero además, la Beltraneja sigue conservando ese espíritu de segunda residencia, con lo que durante los veranos, la población se multiplica considerablemente y los servicios habituales se quedan pequeños, lo que complica aún más la situación de partida.

 

Estas dos urbanizaciones de Trijueque surgen como Entidades Urbanísticas de Conservación que sufragan los servicios y el mantenimiento de sus calles a través del pago de una cuota por parte de los propietarios. Sin embargo, a principios de la primera década del milenio, el Ayuntamiento de Trijueque recepciona estas urbanizaciones, que según explica el alcalde, Javier Vela, estaban sin terminar y, además, acumulaban una deuda importante por el impago de estas cuotas por parte de algunos vecinos.


Desde mediados de los años 70 ha trascurrido casi medio siglo, pero estas urbanizaciones continúan estando apartadas del casco, con el consiguiente envejecimiento y deterioro de sus calles y el gasto adicional para gestionar los servicios básicos y el mantenimiento.

 

La mayoría de las viviendas fueron construidas en las décadas de los 80 y 90, por lo que muchos de los propietarios originales han fallecido o han buscado otras soluciones residenciales más prácticas. Basta con hacer una búsqueda rápida en Google para hacerse una idea de la oferta inmobiliaria existente en estas dos urbanizaciones. Un atractivo para los demandantes de vivienda de la vecina Comunidad de Madrid y el Corredor del Henares, que ven una oportunidad de adquirir una casa con jardín a unos precios muy competitivos, en un momento en el que el mercado está imposible, lo  que supone la llegada de nuevas familias a estas urbanizaciones, savia nueva que reclama servicios.

Con este caldo de cultivo surgía en el mes de abril de 2023 la Asociación de Vecinos “Belmira” de Trijueque, con unos 200 socios, que reclaman soluciones en educación, transporte,sanidad, depuración de aguas,  limpieza y alumbrado público; el arreglo, mejora y mantenimiento de parques, pistas deportivas, jardines y calles, muy deteriorados; así como la mejora de infraestructuras y del servicio de recogida de basuras y restos de poda; y  una mayor oferta de ocio, cultura, deportes etc. 

 

Además, indican que las colonias felinas están descontroladas y el Ayuntamiento nunca ha elaborado un plan para su regulación, ni la asociaicón Luberhuellas ha recibido ningún tipo de ayuda para desarrollar su labor en este campo.

 

Desde el Ayuntamiento aseguran que están trabajando para ir solucionando estos problemas que, tal y como recuerdan, no son de ahora, y piden paciencia.

 

Mientras tanto, se sigue abriendo la herida entre el pueblo y las urbanizaciones, como si se tratase de la rivalidad histórica entre dos pueblos vecinos que llevan siglos mirándose con suspicacia, insistiendo en el conflicto, en buscar culpables y enemigos, en lugar de definir de manera adecuada los problemas, para trazar la hoja de ruta de las posibles soluciones, lejos de un ambiente de crispación y revancha.

 

Carmen, miembro de la Junta directiva de Belmira, explica que lleva más de 25 años residiendo en La Beltraneja: “Entonces era una urbanización privada, con servicio de vigilancia y todo, pero la gente dejó de pagar y tuvo que ser asumida por el Ayuntamiento. En todo este tiempo, ha habido varios equipos de Gobierno y cada uno ha hecho lo que le ha parecido, pero a grandes rasgos, mal. Para conocer el problema hay que tener en cuenta que en la Beltraneja hay más población que en el pueblo y el Mirador juntos”. De hecho, admite que tienen más servicios que en el casco urbano y El Mirador del Cid: “En la Beltraneja hay dos tiendas, consultorio médico de lunes a jueves, por la mañana, centro social, farmacia, dos bares, taller, peluquería, etc. Pero, la gente se ha ido muriendo y vendiendo las casas, con lo que viene gente joven y se encuentran con todos estos problemas”, relata.

 

“Hay un enfrentamiento desde hace tiempo entre el pueblo y las urbanizaciones que nosotras nos hemos encontrado sin comerlo, ni beberlo. La verdad es que en las urbanizaciones faltan servicios, pero el pueblo también se cae a trozos. Necesitamos que todo esto mejore y no pedimos cosas sólo para las urbanizaciones, sino para todo el pueblo”, comentan Noelia y Sara, también de la Junta Directiva de la Asociación.

 



La percepción que tiene Belmira es que los vecinos del pueblo piensan que ellas sólo quieren acaparar servicios e inversiones para las urbanizaciones “y no son capaces de entender que el pueblo es sólo uno”.

 

Al mismo tiempo, consideran que los municipios del entorno han disfrutado de un crecimiento y un desarrollo de los que Trijueque se ha quedado al margen: “Los pueblos vecinos tienen transporte, servicios, turismo… Han crecido mucho en estos últimos años, mientras nosotros estamos estancados, con todo el potencial que tenemos. Los miradores son una maravilla, tenemos las ruinas de la iglesia que son preciosas, el lavadero es muy bonito, incluso hay aguas termales… El sitio es ideal, pero se les ocurrió hacer una urbanización en medio del bosque y el pueblo no ha crecido”.

 

Maite reconoce que el problema no es sólo de este equipo de Gobierno de PP y Vox, sino “de todos los que ha habido con anterioridad, pero nosotros tenemos que reclamar a alguien”.

 

Las posturas permanecen enconadas y en las fachadas han aparecido pintadas que reclaman un colegio digno o la apertura de la biblioteca, que la Asociación Belmira de Trijueque asegura que no han partido de este colectivo.El coche del alcalde también amanecía cierto día con las ruedas rajadas, según opina, porque los últimos comicios daban un alcalde que era del pueblo y no de la Beltranaja, entre otros incidentes que van alimentando ese círculo vicioso de división y enfrentamiento, entre el casco y las urbanizaciones.

La sombra de un nuevo colegio que se alarga desde 2008

Uno de los problemas más importantes tiene que ver con el CEIP San Bernabé, que se levantó en los años 60 y se quedaba pequeño hace ya demasiado tiempo. De hecho, debido a la falta de espacio, se construía un segundo edificio también pequeño, de sólo dos aulas, que conocen como colegio nuevo, aunque hace tiempo que dejó de serlo, por lo que las carencias de espacio han sido suplidas con dos aulas prefabricadas provisionales en el edificio principal. El problema es manifiesto desde hace décadas. Ya en 2008, Educación anunciaba la construcción de un nuevo colegio en una parcela de La Beltraneja, ya que al parecer entonces el Ayuntamiento no fue capaz de poner a disposición del Gobierno regional un terreno adecuado en el casco urbano. Entonces, había 107 alumnos, un número similar a la demanda actual y lo que se iba a construir era un colegio de una línea (con tres aulas de Infantil y tres de Primaria), un proyecto del que ya nunca más se supo.


“El patio es muy pequeño. En una de las aulas (del edificio más nuevo) han construido un despacho-almacén de manera irregular, ya que no aparece en los planos y la otra aula la han biselado con un panel y han hecho dos clases, por lo que los niños están hacinados”, comenta Sara. Desde la Junta Directiva de Belmira señalan que no han podido tener acceso al Plan de Emergencias del centro y que no existen salidas de emergencia normalizadas. Entre los problemas que acumula el colegio, indican que, en un principio,  “la caldera estaba dentro del edificio, al lado de las aulas de los más pequeños, debajo de unas escaleras y esa caldera tenía que salir fuera. Tenemos un charco enorme en la entrada cuando llueve. El autobús para ahí, los niños se bajan y llegan empapados. Tenemos dos aulas prefabricadas, una dentro del recinto del colegio y otra fuera. El año pasado hubo inundaciones y la directora esperaba que nuestros hijos siguieran acudiendo a clase, cayendo el agua por el cuadro eléctrico y los enchufes. Tenemos a la entrada de las aulas un charco también, un arenero que han tapado con hormigón y dos puertas con un cierre que no engancha, con lo que puede entrar cualquiera”. Las obras para poner solución a estos problemas, indican, se iban a acometer en Semana Santa, pero finalmente se iniciaron en agosto “y en lugar de arreglar la tubería de la alcantarilla, el Ayuntamiento ha puesto una rejilla que va a acumular todavía más agua. Han sacado la caldera y el depósito a una construcción en el exterior, pero la obra no tiene ventilación. No han puesto cierres de seguridad, ni telefonillo y han echado hormigón en las zonas donde se generaban charcos, pero estamos a la espera de ver cómo se queda la cosa cuando se den lluvias”, comenta Sara.

 

La apuesta del Consistorio pasa por retomar el proyecto para construir un colegio nuevo en el municipio, al tiempo que se acometen algunas soluciones, como la climatización de las antiguas instalaciones con un sistema de aire acondicionado y bomba de calor, que consideran más eficiente, dadas las dimensiones de los edificios, que la caldera de gasoil. El alcalde asegura que ya están en marcha los trámites con la Delegación de Educación, pero prefiere no aventurarse a dar plazos hasta que el proyecto esté más avanzado y haya más certezas sobre el mismo. “Lo que tratamos de explicar a la asociación es que lo que ya está hecho no podemos hacerlo desaparecer y que si vamos a hacer un colegio nuevo, habrá que tirar un año con lo que hay y ojalá en septiembre del año que viene podamos entrar en el nuevo colegio, para quitarnos todos estos problemas”, añade Vela.

 

Además, desde Belmira manifiestan que ambos patios son demasiado pequeños y que el colegio carece de gimnasio, por lo que los niños tienen que desplazarse a las afueras, hasta el polideportivo, por lo que “cuando llueve, no los sacan, pero tampoco hacen gimnasia". Además, afirman que existen goteras y cuando llueve los baños se inundan, así como varias carencias para la seguridad de los más pequeños, como azulejos caídos, paredes cortantes, puntos de luz al alcance de los niños, escaleras peligrosas, etc.




En este sentido, el alcalde explica que no se trata de un polideportivo, sino de unas pistas que en su momento se cubrieron para guarecer a sus usuarios en invierno.Reconoce que el año pasado “hubo goteras porque el viento levantó las chapas, pero según se levantaron las volvimos a poner, una vez transcurrido el episodio de lluvias y viento, a través de una empresa que las selló y ya no hay más goteras”. Además,  entiende que las instalaciones “no estarán tan mal” cuando ni la dirección del centro, ni Educación han encontrado problemas para que los alumnos realicen allí la gimnasia: “Son unas pistas deportivas que muchos las quisieran tener, porque cuentan con sus vestuarios, agua caliente, duchas, etc”.

 

La Asociación también denuncia que Trijueque lleva más de dos años sin bibliotecaria y que no tiene alguacil. El alcalde explica que, en su día, la bibliotecaria titular de la plaza de Trijueque solicitó un cambio de destino y “Castilla-La Mancha no mandó a nadie”. Cuando tras las elecciones llega a la Alcaldía, reclamó  una persona para que se pusiera al frente del servicio, se le comunicó que oficialmente la plaza está ocupada, porque seguía a nombre de la anterior bibliotecaria, lo que impedía sacar la plaza. La bibliotecaria titular volvía a ocupar su puesto por un breve periodo en Navidad, pero a los pocos días presentaba su renuncia. “Hemos sacado otra vez la plaza de la Biblioteca que lleva mucha burocracia y no podemos contratar a una persona interina mientras tanto”, explica el primer edil. 

 

Por otro lado, señala que la bibliotecaria tenía media jornada y que han solicitado una jornada de siete horas para hacer el puestos más atractivo a las personas interesadas y con el fin de que la otra media jornada restante se emplee en labores de archivo, que es un servicio necesario del que carece el Ayuntamiento.

Una depuradora salpicada por la tragedia

Otra de las principales reclamaciones de Belmira es la depuradora. La Beltraneja lleva desde el año 2003 sin servicio de depuración de aguas, desde que apareciera en sus instalaciones el cuerpo sin vida de Dónovan Párraga, el mediático caso del niño desaparecido en esta urbanización, que fue hallado muerto en uno de los vasos de la depuradora. Según la hemeroteca, en el año 2010 el Ayuntamiento reservó una partida de 400.000 euros para esta infraestructura, que se iba a construir junto a la antigua. Un proyecto que según el actual alcalde, “se quedó en un cajón” y nunca llegó a licitarse.

 

Desde Belmira se quejan de la calidad del agua que, afirman, presenta mucha cal y deja depósitos de gran tamaño en los filtros de los grifos de las casas. Indican que existe un agujero en la valla de los depósitos de agua, con lo que cualquiera puede entrar en las instalaciones, así como fisuras por las que se filtra el agua si el depósito se llena por encima de determinada altura. 


Por otro lado, añaden que en la antigua depuradora “hay un agujero enorme por el que se pueden colar animales, niños y de todo y está en un estado muy degradado, incluso con los pozos destapados”.

 

El regidor municipal relata que ya han encargado el proyecto para construir una depuradora nueva en La Beltraneja, una infraestructura que está reclamando la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) desde 2019 y que de no ejecutarse se corre el riesgo de perder las concesiones de agua, así como tener que hacer frente a sanciones, por lo que entiende que debería haber sido una prioridad para anteriores Corporaciones : “Nosotros traemos el agua del manantial de Valdesaz y también usamos agua de pozos de la Beltraneja, pero en verano nos tenemos que ayudar con agua de la Mancomunidad de la Muela, porque si no, no tendríamos bastante, ya que la Beltraneja se puede poner en 8.000 habitantes o más”, explica.



En relación a las instalaciones de los depósitos de agua, apunta que el agujero en la valla se hizo cuando se acometieron las obras para meter la conducción desde el pueblo hasta el depósito de la Beltraneja y que ya está cosido y asegura, que las filtraciones del depósito se deben a un error en el sellado de las juntas durante su instalación y que su reparación requeriría dejar sin agua a la urbanización entre 15 y 20 días, una solución que por el momento no se puede plantear, por lo que se intenta que el agua no rebase la altura de 1,70 metros, donde se encuentra la filtración.

 


En relación a la antigua depuradora del caso del niño Dónovan, el alcalde dice, que “eso ya no existe y no se requieren medidas de seguridad, porque se taparon todos los vasos” y añade, que incluso “han nacido las encinas”.

Belmira reclama la adhesión de Trijueque al Plan ASTRA

En lo que se refiere al transporte, Belmira recuerda que no existe ningún tipo de transporte urbano que conecte el casco con las urbanizaciones, mientras el transporte interurbano de titularidad estatal que va a Guadalajara, proporcionado por la empresa Samar a partir de la línea Teruel-Madrid, tiene una frecuencia insuficiente, no cumple con los horarios establecidos y, en ocasiones, ni siquiera para en el municipio. Asimismo, denuncian el deterioro de las marquesinas del transporte escolar: “Por la mañana baja un autobús sobre las 7.00 horas, que lleva a los alumnos de Bachillerato al instituto, porque al no ser educación obligatoria ya no tienen acceso al transporte escolar. Yo bajo a trabajar a las 8.00 y el año pasado, por lo menos en tres ocasionews, no se presentó el autobús, por lo que yo y otros vecinos tuvimos que llevar a los niños a Guadalajara en nuestro coche particular”, comenta Maite. 

 


La asociación valora como una posible solución adherirse al servicio de transporte del Plan ASTRA que disfrutan las localidades Torija, Brihuega y Gajanejos. “En años anteriores, el equipo de Gobierno que había entonces, dijo que no había dinero para ello. Ahora las cuentas están saneadas y hay dinero pero, al parecer, no podemos acceder, no sabemos muy bien por qué. Si es porque los pueblos vecinos no quieren, o porque vale mucho dinero”.

 


En este sentido, afirman que han iniciado campañas de recogida de firmas para reclamar a Fomento un servicio adecuado de transporte, así como un “servicio de analíticas y pediatra que no tenemos”, para lo que han pedido la colaboración del Ayuntamiento. Sara explica que para realizarse una analítica, los usuarios del Consultorio Médico tienen que desplazarse a Brihuega,“teniendo en cuenta que no hay transporte, se tienen que buscar las castañas para trasladarse hasta allí en un vehículo particular”.

 


A este respecto, el alcalde recuerda que el servicio de transporte no depende del Ayuntamient, sino que se trata de una concesión estatal y manifiesta que fue el anterior regidor, José Manuel Ortiz Armada (PSOE), el que “se bajó del autobús, porque era muy caro” y añade que “hasta marzo no vuelven a hacer el convenio del Plan ASTRA. A Torija no le importa que entremos, pero Brihuega pone impedimentos, por lo que entendemos que es la Junta la que tiene que tomar cartas en el asunto para que podamos formar parte en este servicio de transporte”.

 


Por otro lado, la Asociación considera que el Ayuntamiento abusa a la hora de tirar balones fuera, afirmando que los problemas no son de su competencia y se quejan de que no responde a las reclamaciones que desde hace un tiempo tienen que presentar por vía telemática, ya que no se les permite registrarlas de manera presencial: “Por lo visto, nada depende de ellos. Se va mucho la luz cuando hay tormenta y cuando no, también. Por la noche hay muchos microcortes y en el Ayuntamiento nos dicen que no es competencia suya, al igual que con el tema del transporte y el colegio”, afirma Noelia.

Javier Vela: "Hubo semanas en las que me reuní con Belmira hasta cuatro y cinco veces"


“Me he sentado más de veinte veces con ellas y ya no me siento más, porque cuando salen de la reunión se van a los medios de comunicación y cuentan lo contrario de lo que yo he hablado con ellas, así que he tomado la determinación de no reunirme más”, responde el regidor municipal. Vela niega que no se conteste a las reclamaciones que presentan por escrito y asegura “que al principio, hubo semanas en las que me he reunido hasta cuatro y cinco veces con ellas”.

 

“He nacido en Trijueque, soy de Trijueque y tengo 64 años y lo que está ocurriendo con la Asociación Belmira me suena muchísimo a lo que pasó aquí hace doce años o más, cuando las pancartas, las caceroladas, las protestas por los colegios… Los mismos que estaban protestando salieron de alcaldes en el Ayuntamiento, no hicieron nada nuevo y pasaron sin pena ni gloria. Querían entrar e iban a hacer colegios nuevos y no los hicieron. Iban a llegar a cambiar las calles de la Beltraneja y El Mirador y no las han cambiado (…) Estamos en las mismas. Belmira cuando nació decía que venía a ayudar al Ayuntamiento y nada más lejos de la realidad”, afirma.

 

Según Javier Vela, en Trijuque "siempre ha habido dos anuncios que se llevaban los votos a un lado y a otro: El colegio y el arreglo de la iglesia antigua y ni se ha arreglado la iglesia, ni se ha hecho el colegio”. En relación a la iglesia, explica que, este verano, el Ayuntamiento compraba el inmueble al Obispado con la intención de acometer un proyecto de restauración y aprovechamiento turístico, para lo que están estudiando posibilidades con la Delegación de Cultura.



Para Vela el origen del problema que hoy divide a la localidad se remonta al momento en el que el Ayuntamiento recepciona la urbanización La Beltraneja, que según afirma, no está terminada: “Si estuviera acabada, con todos los servicios, no pasaría nada. Pero el Sector 9 de La Beltraneja no está terminado: ni la acometida de agua, ni los desagües. No hay depuradoras y ahora cómo lo hacemos, cómo se gestiona…”, se pregunta.

 


Según relata el primer edil, cuando la urbanización dependía de la Entidad Urbanística de Conservación, existía una persona responsable de recaudar las cuotas y, supuestamente, las ingresaba en el banco, “pero cuando quiso darse cuenta la Entidad, había un desfalco de más de 2 millones de las antiguas pesetas”. Para el alcalde, ese fue el principio del fin de la Entidad que “hasta entonces había estado funcionando muy bien”.

 


Por otro lado, el regidor municipal calcula que existen más de un millón de euros no cobrados de la Beltraneja, “entre basuras, aguas y el IBI” de 15 años atrás, que nunca se van a cobrar porque han prescrito.

 


El primer edil argumenta que la asociación reclama unos servicios y unas actuaciones que no se han hecho a lo largo de las últimas décadas y que no se pueden acometer ahora de la noche a la mañana.

 

Como posibles soluciones, para el mantenimiento de las urbanizaciones, el alcalde explica que en un principio había un peón para todo ,“que llegaba hasta donde podía”. El año pasado, el Ayuntamiento adquirió una máquina para desbrozar, que ha supuesto un avance para hacer frente a la maleza que crece por doquier en las urbanizaciones. “Ahora tenemos dos peones y hemos llegado a tener seis con el Plan de Empleo, que algo se ha notado”. La intención, de cara al mes de febrero o marzo es “contratar una empresa que haga todo el servicio de podas y limpieza”.

 


No obstante, asegura que no se puede hacer todo lo que se quiere, “pero no vamos tan mal. En agosto nos hemos quitado una deuda importante que tenía el Ayuntamiento. En los 15 meses que llevamos en el Gobierno hemos pagado 300.000 euros de deuda”.


También afirma que en el mes de junio se aprobaba una partida para renovar los parques, de los que la asociación reclama que se encuentran en un estado deplorable. Según el alcalde, el Ayuntamiento ya ha adquirido todo el mobiliario para los parques de la Beltraneja, el Mirador y el pueblo, “e incluso hemos adquirido aparatos biosaludables”. Todo esa infraestructura se encuentra en un almacén del Ayuntamiento a la espera de ser instalado por operararios municipales en las próximas semanas porque, según el alcalde, contratar una empresa especializada para que lo haga, tiene un coste muy elevado, “prácticamente lo mismo que comprar los aparatos y eso un Ayuntamiento como el de Trijueque no lo puede asumir”, valora Javier Vela.

 

 

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