Desde 2021, los españoles hemos perdido del orden de un 20% de media de poder adquisitivo debido a la subida del IPC. Pero el efecto en nuestros bolsillos, más allá de algunas pequeñas diferencias entre provincias, no es igual para todos. Existen distintos factores como el nivel de renta laboral o la edad que generan un impacto diferencial de la inflación sobre los hogares
Los expertos definen la inflación como el aumento generalizado y sostenido del precio de la cesta de bienes y servicios consumido por un hogar representativo medido en períodos de un año. Ahora bien, señala Clodomiro Ferreira, un artículo para el Banco de España, "los cambios en los precios no son uniformes y ninguno somos exactamente el hogar representativo". Por ello, el impacto de la inflación puede ser muy diferente según ciertos factores, incluso hay hogares que se han estado beneficiando de las tensiones inflacionistas.
En primer lugar, para no generar confusión, es dejar claro que la subida generalizada de los precios, aunque más moradamente en los últimos meses, ha generado un importante impacto negativo en el poder adquisitivo de los ciudadanos, independientemente de los ingresos, altos o bajos, de cada uno. Sin embargo, su efecto sobre los bolsillos ha sido muy heterogéneo en función de determinados factores. Entre ellos, la capacidad de ahorro. El quid de la cuestión.
El valor real de los recursos disponibles para el ahorro viene determinado tanto por los ingresos laborales y el gasto en consumo que realizamos en un determinado período, como por los activos y las deudas que miden la riqueza.
El impacto negativo de la inflación por la vía de ingresos es evidente. La subida de precios reduce la capacidad de compra de los salarios. Si la cesta de consumo se encarece, y los salarios se estancan, el hogar deberá dedicar una mayor parte de sus ingresos para consumir los mismos bienes y servicios. En consecuencia, tanto su capacidad de ahorro y de acumular riqueza disminuye.
La diferencia, en este caso, entre el efecto sobre los hogares depende del consumo relativo. Ningún hogar consume exactamente la misma cesta de bienes y servicios. En términos generales, si el precio del jamón sube y el del salmón no, la inflación personal será mayor para aquellos que consuman más jamón
El otro gran factor determinante en el impacto de los precios es la riqueza. La inflación, recuerda Ferreira "enriquece a los deudores y suele empobrecer a quienes tienen activos: los ahorradores y los acreedores". Esto es así porque inflación reduce el valor real de las deudas, como es el caso de las hipotecas, al tiempo que tiende a disminuir el valor real de los activos y de los ahorros.
Se entiende mejor con un ejemplo. Pongamos que usted pidió un préstamo al banco de 10.000 euros para comprar un coche. Pues bien, si los precios de los coches aumentan, seguirá debiendo 10.000 euros al banco, pero el valor real de esa deuda disminuirá, ya que los mismos 10.000 euros no le permitirían comprar hoy su vehículo. El consumidor, como deudor, sale beneficiado.
En el caso de los activos suele pasar lo contrario. En el caso de tener una cuenta o depósito bancario de 10.000 euros, el valor real de este activo disminuye con la inflación: con precios más altos se pueden comprar menos bienes y servicios hoy que hace un año con ese dinero inactivo o casi inactivo ahorrado en el banco.
Estos tres factores, por tanto, afectan de manera diferente a las personas según el nivel de renta y edad, entre otras características. Y para poder evaluar el impacto neto de la inflación sobre los distintos grupos de la población hay que considerar los tres conjuntamente.
En general, en estos años, las personas de mediana edad (36-45 años) fueron las menos afectadas por la inflación en términos netos. La explicación es que estas personas son, en general deudoras, pues muchas tienen uno o varios préstamos. Para estas personas, las pérdidas del canal de ingreso, que afectaron a todos los hogares, se compensaron con las ganancias que tuvieron a través del canal de riqueza. De hecho, para los hogares jóvenes y de mediana edad de menor renta el impacto neto fue positivo.
En sentido contrario, los principales perjudicados por el repunte de la inflación ese año fueron las personas de más de 65 años, en particular los de menor nivel de renta. Esto se debe a que estas personas suelen ser ahorradores, con una parte muy importante de sus ahorros concentrada en depósitos y cuentas corrientes.
Hasta septiembre, el dinero acumulado por los hogares españoles en depósitos se elevaba por encima de los 982.100 millones de euros. Sin embargo, el valor real de estos activos cae con la inflación, mientras que otros activos, como la vivienda y las acciones, pueden ver su valor real incluso aumentar con la inflación.
En cualquier caso, apunta Ferreira, las conclusiones de este análisis deben tomarse con cautela pues el impacto de estos factores es distinto entre países en función de la estructura socioeconómica y la distribución de gastos de consumo y, además, no tiene en cuenta otros factores como dividendos, el incremento del euríbor para los préstamos hipotecarios, o medidas fiscales que podrían generar cierta variación, pero sí sirve como barómetro medir y comprender el impacto diferencial de los precios en los hogares españoles.
Julio Muñoz. Periodista de información económica y experto en comunicación
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