"Un ladrido, una vida": La experiencia del bombero de Guadalajara, David Hernández, y Vito en las labores de rescate de los terremotos de Turquía y Siria

Publicado por: Marta Perruca
22/02/2023 01:49 PM
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Vito y Titán, los perros que participaron en la expedición de Girecan, con sus respectivos guías. Imágenes: Bomberos Girecan
Vito y Titán, los perros que participaron en la expedición de Girecan, con sus respectivos guías. Imágenes: Bomberos Girecan

El responsable de la Unidad Canina K9 del parque de bomberos de Guadalajara viajaba junto con Vito, un precioso pastor alemán, a la zona sur de Turquía, cerca de la frontera con Siria, dentro del grupo de rescate ligero de la ONG, Grupo Internacional de Rescate ante Catástrofes Naturales (Girecan)

 

David Hernández y Vito se encontraban hace apenas unos días en medio del infierno de escombros y muerte que han dejado tras de sí los terremotos de Turquía y Siria, pero hoy ya están plenamente inmersos en la rutina del parque de bomberos de Guadalajara. Hernández acaba de terminar una guardia de 24 horas y conversa con El Decano tras una noche que no ha dado demasiada tregua para el descanso. Comenta que Vito se encuentra tumbado a sus pies, observando cómo habla por teléfono, porque este pastor alemán, además de ser uno de los activos de la Unidad Canina del cuerpo guadalajareño, es su perro.




El bombero forma parte, junto con Vito, del Grupo Internacional de Rescate ante Catástrofes Naturales (Girecan) desde 2014, pero era la primera vez que participaba en las labores de rescate de un terremoto: “Antes hemos estado en intervenciones de edificios colapsados, búsqueda de personas y simulacros internacionales”, aclara.

 


Dentro de esta ONG, David Hernández figura como bombero y como guía canino: “Vito tiene nueve años y durante todo ese tiempo ha estado trabajando conmigo. Hemos participado en búsquedas en distintos escenarios y cuando nos activaron por el terremoto decidimos ir para allá”.

 


El equipo de Girecan está catalogado dentro de la normativa internacional del Grupo Asesor Internacional de Operaciones de Búsqueda y Rescate (Insarag) como USAR ligero, por sus siglas en inglés (Urban Search and Rescue) y en esta intervención participaba con 15 efectivos y dos perros: Vito y Titán, que acudió con su guía, un sargento de bomberos de Alicante. También contaron con el apoyo de dos intérpretes turcos “que nos facilitaron mucho la labor con el idioma”, añade David.

 


En un primer momento, el centro operativo envío al USAR de Girecan a la provincia de Gazientep “y desde allí nos derivaron al sur, pegando con Siria, a ciudades como Islahiye (en la provincia de Gazientep) o Kirikhan, (provincia de Hatay), entre otras”.

 


“Un ladrido, una vida” fue el lema de esta expedición, cuya labor lograba rescatar con vida a dos personas de 46 y 60 años, respectivamente, en la ciudad de Kirikhan. “Sacamos varios cadáveres, hasta que nuestros perros hicieron un marcaje el penúltimo día, de una persona viva, pero cuando se accedió a ella, ya había fallecido. Al día siguiente, los perros detectaron a otras dos personas, que sí lograron sacarlas con vida”, apunta Hernández. En el primero de los casos, describe, se encontraban dos equipos turcos trabajando sobre el terreno “y estuvimos con ellos ayudando en la labor de facilitadores, hasta que los jefes de los equipos determinaron que fuéramos a otra zona a buscar otras posibilidades de vida. Gracias a ello, empezamos a trabajar en la estructura donde se pudo rescatar a las personas vivas. Estuvimos ayudando en los trabajos de desescombro, pero de igual modo, en un momento se decidió que nos marcháramos a otra zona a buscar nuevas posibilidades. Estuvimos colaborando en todos los rescates, pero cuando llegaron a las víctimas, nosotros ya no estábamos. Para mí es igual de satisfactorio porque al final creo que todos los equipos que estábamos allí éramos uno”.

 

 


Hernández explica que hay razas de perros que están más predispuestas genéticamente para desempeñar este tipo de labores de búsqueda y rescate: “Llevan generaciones trabajando en este campo; cogen todo mucho más rápido y son fuertes y hábiles. Mentalmente, soportan esa carga de entrenamiento y esfuerzo”. Para los animales, al final, indica, más que un trabajo es como un juego: “Le acostumbras al olor genérico de persona viva y para esto se tarda muchos años. Le vas enseñando a que use la nariz para que encuentre ese tipo de olor y que esa persona cuando le encuentre le da una recompensa: ya sea juego, fiesta, su juguete... Para él, todo trabajo es un juego para encontrar a esa persona que le va a dar esa diversión”.

 

“Fueron unos días muy duros”,afirma el bombero. Parece difícil encontrar las palabras precisas para medir la dimensión de la tragedia, que David Hernández describe como “una montaña de sentimientos”: “Estás viendo un país devastado y a la gente sufriendo. Personas a las que se les ha ido la vida en unos minutos de terremoto. Al que no se le ha muerto un familiar o alguien querido, se le ha caído la casa y se ha quedado sin nada. Tú estás allí ayudando y la gente te abraza, pero a la vez te dicen que está allí su hijo o un familiar. Por un lado, te sientes afortunado por poder estar allí ayudando, pero no dejamos de ser personas. Emocionalmente, tienes que estar fuerte, pero no puedes evitar tener esos sentimientos de dolor”, relata.


Para el bombero este tipo de intervenciones “te hacen madurar profesional y personalmente” y añade que se trata de una experiencia de la que “tienes que estar orgulloso de que se ha hecho todo lo posible, hasta donde se ha podido y nos han dejado”.


Cuando se le pide un mensaje a los guadalajareños tras esos días en medio de la catástrofe señala que las imágenes que se han visto de los terremotos son un 1 por ciento de la tragedia e invita a “disfrutar cada segundo de la vida y de los tuyos, porque esta gente estaba en sus casas durmiendo tan tranquilos con su familia y en unos minutos, la vida les cambió para siempre”


Vito, sin embargo, no es consciente de la tragedia. “Aunque haya muchos olores residuales de personas que han estado trabajando allí o de cadáveres, al final el perro no tiene ese conocimiento de estar en una estructura con, a lo mejor, 27 personas fallecidas y sepultadas debajo. Para él es un sitio más al que le llevo a trabajar para buscar una persona que, por así decirlo, le va a entregar un premio”.

 

La Unidad Canina K9 del parque de bomberos de Guadalajara


Hernández fue el impulsor de la Unidad Canina K9 del cuerpo de bomberos de Guadalajara, que echaba andar en marzo de 2021, como una de las pocas unidades de estas características que existen en España. “Llevo trabajando con perros de rescate desde 2012 y, desde entonces, llevaba proponiendo al Ayuntamiento la formalización de una unidad canina, lo que finalmente se hacía realidad  en 2021”. Hasta entonces, indica, “como bombero del Ayuntamiento, cuando había una búsqueda de una persona, se me pedía colaboración y yo iba de manera voluntaria”.


Según Hernández, existen cuerpos de bomberos con unidades caninas, por ejemplo, en Madrid, Granada, Zaragoza o Valencia “pero son los que menos y por lo general, como no haya unidades caninas de Cruz Roja, en principio no hay intervención de perros”.


En estos momentos, indica, cuentan con dos perros operativos, y entre tres y cuatro canes en formación. Un perro de rescate, relata el bombero, “tiene que tener interés por el premio, por el figurante, además de ser un perro sociable y equilibrado. También tiene que ser atlético, porque se requiere un esfuerzo tanto físico y mental”.


Los canes se encuentran preparados y dispuestos para la intervención, pero el entrenamiento de estos animales requiere un esfuerzo y una dedicación que excede la jornada laboral: “Tienes que ir a estructuras colapsadas diferentes, a búsquedas de personas en grandes áreas en el campo, trabajar con muchos figurantes y todo eso implica muchas horas de entrenamiento en tu tiempo libre”, concluye.

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