Por Jesús S. Gaitán. Periodista
Confieso que he tenido un poco de reparo y bastantes dudas al titular como he titulado esta reseña. Dadas las fechas en las que estamos, y más en Guadalajara, decir Don Juan nos lleva indefectiblemente a muchos a pensar en otro don Juan que era un calavera, sinvergüenza, vividor, asesino…y todos los adjetivos negativos que ustedes quieran colocarle… aunque al final el amor y el arrepentimiento lo salvaran del fuego eterno según Zorrilla.
Del que hoy hablo es otro Don Juan, que está en las antípodas del anterior. Fue, es (porque nadie termina de morir mientras perdure su recuerdo) un hombre sencillo que dedicó su vida a la enseñanza. Es decir, un maestro-escuela que volcó su vida en algo tan precioso como ayudar a formar personas no solo en conocimiento, sino en personalidad y valores humanos.
Por sus aulas de Mazarete, primero, y del colegio San Antonio de Portaceli y de la Sagrada Familia (SAFA) de Sigüenza, después, pasaron miles de personas que hoy, gracias a su esfuerzo personal pero también gracias al empujón y la ayuda de Don Juan, son lo que son. Por eso, la familia no se sintió sola en los tristes momentos de la despedida
Don Juan Melián López aterrizó en Mazarete allá por 1960 para incorporarse como maestro nacional (como se decía antes) en este pequeño pueblo molinés que todavía era uno de los centros industriales más importantes de la provincia gracias a la fábrica de madera y resinas. Mi padre y el entonces alcalde Ricardo Ciruelos que estaban en la puerta del bar de 'la' Celes lo vieron venir por La Fragua (¡¡Ay La Fragua!!) y cuenta lo asombrado que se quedó al ver su aspecto y, sobre todo, su manera de hablar 'tan cálida'. Cuando se enteraron que era el nuevo maestro lo acogieron como uno más del pueblo. Ellos y sus familias.
Don Juan se adaptó rápidamente a la vida de Mazarete y allí se casó con Carmen Ortiz García. Fruto de ese matrimonio nacieron Belén, hoy también profesora; Juan, hoy economista en una prestigiosa entidad bancaria y Alberto, hoy vicedecano de la Facultad de Enfermería, Fisioterapia y Nutrición Humana en el campus de Madrid de la Salus Infirmorum-Universidad Pontificia de Salamanca.
Diez años estuvo D. Juan en Mazarete y allí recogió no solo el cariño de los mazareteños sino que aprehendió la devoción por San Mamés. Una de las fotografías que acompañan esta necrológica está tomada precisamente uno de los últimos 17 de agosto, en la ermita dedicada al santo patrón de Mazarete en el pinar.
De Mazarete a Sigüenza a proseguir su vocación y la formación de personas, como la actual alcaldesa seguntina que también estuvo acompañando a la familia en estos duros momentos. De la misma manera que lo hizo la alcaldesa de Mazarete, en el tanatorio, y Fran, alcalde de Molina, en el sepelio.
Si en Mazarete fue maestro en todas las materias, tal y como se estilaba entonces en las escuelas rurales, su paso por Sigüenza sirvió primero para impartir matemáticas en el colegio nacional y, después, para especializarse en una asignatura que sería el 'leitmotiv' de su vida docente en esta etapa seguntina: Educación Física, asignatura que impartió simultáneamente en la SAFA, Seminario y Escuela de Magisterio durante 14 años.
Aplicando las tablas de gimnasia, la técnica de saltos y todas las habilidades gimnásticas que había aprendido en las milicias universitarias cuando abandonó su localidad natal de San Bartolomé de Tirajana, Don Juan forjó una pléyade de amantes al deporte durante esta etapa.
Entre ellos el incombustible y amigo Juan Antonio de las Heras Muela quien amablemente ha cedido las otras dos fotografías que acompañan esta despedida y que corresponde a una final regional de futbol escolar de comienzo de los años 70. "Don Juan fue durante muchos años el entrenador del equipo juvenil de fútbol que tantos éxitos consiguió en los años en los que fue subdirector de la SAFA D. Antonio Estrada", subraya De las Heras.
También defensa central Benito, mítico defensa central del Real Madrid de la época y equipo del que también era seguidor D. Juan, De las Heras recuerda con cariño aquellos años en los que la SAFA, y D. Juan, eran siempre o casi siempre campeones provinciales de fútbol y llegaba a las fases finales de los campeonatos escolares nacionales.
Tras esta época deportiva gloriosa, D. Juan decidió asentar su vida y continuar solo como profesor de matemáticas en el CEIP San Antonio de Portaceli, centro en donde también ejerció de director hasta su jubilación en 2001.
En total, más de 40 años dedicado a ayudar a la formación de hombres y mujeres, que quisieron estar en su último adiós acompañando también a su familia. D. Juan descansa hoy en la Galería de San Bartolomé del cementerio de Sigüenza a escasos 4 metros del que fuera su cuñado D. Florentino Ortiz García, canónigo que fue de la catedral de Sigüenza, y que tanto influyó en su vida.