Políticos de marca blanca

Publicado por: Pedro Pimentel
08/01/2024 08:00 AM
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Nuestro primer artículo del 2024, será para recordar el año anterior. Y es que el 2023 será recordado como un año políticamente muy movido, un año electoral que ha dejado muchas lecturas y sobre todo un año que ha dejado ver todo lo que un político es capaz de hacer para llegar y/o mantenerse en el poder no sólo a nivel nacional, sino también en los municipios.

 

Indiscutiblemente la política supone la capacidad de llegar a acuerdos entre diferentes actores, y dichos acuerdos son  la consecuencia de un proceso de negociación previa, más en un sistema democrático parlamentario.

 

Sin embargo, esos acuerdos y esas negociaciones se materializan a través de nuestros políticos, de manera que, la calidad de los procesos de negociación y en consecuencia la calidad de los acuerdos que se puedan alcanzar serán directamente proporcionales a la calidad de la dirigencia política de gobierno y de oposición.

 

En base a ello merece la pena preguntarnos, ¿CuáL es la calidad de nuestros políticos?

 

La política sin duda alguna es una actividad compleja, que aunque nos afecta a todos no es válida para todos, y en la que deben conjugarse factores ideológicos, sociales y económicos, entre otros, y en su ejercicio debe prevalecer el respeto y la moral no sólo para con el adversario, sino también para con los electores.

 

Dicho lo anterior, a día de hoy lamentablemente podríamos cuestionar a muchos dirigentes políticos a todos los niveles, e incluso de todas las tendencias, quienes se han alejado del respeto y la moral entre ellos mismos y han actuado muchas veces en contra de su propio electorado.

 

Para este tipo de dirigentes la ética política ha quedado en un segundo plano, más bien parecen adherirse a máximas maquiavélicas en las que "el fin justifica los medios" y por ello todo vale para llegar al poder o para mantenerse en él, olvidando sus principios y valores.

 

Esto podría explicar la situación nacional y los cambios de opinión por ejemplo sobre la Ley de Amnistía y los acuerdos para la conformación de Gobierno, pero también podría ser razón de la ruptura entre Sumar y Podemos, o si nos adentramos en terrenos municipales también podría explicar casos como lo ocurrido en el Ayuntamiento de Navarra, y si queremos buscar respuestas en tierras más cercanas podríamos con ello explicar el transfuguismo de Pioz, en todos estos casos parece que el fin ha justificado lo medios y todo ha valido para los dirigentes políticos que han querido llegar o mantenerse en el poder sea como sea.

 

Ya lo decía Nietzsche, "quien quiere el fin debe querer los medios", dicho de otra manera, "si el fin es la conservación del poder, los medios dependen de las circunstancias concretas en las que se encuentren cada uno de los gobernantes pero sin límites morales", y es esto último lo que debe centrar nuestra atención, lo límites morales en el ejercicio de la política, puesto siempre se podrá encontrar un argumento jurídico, pero no siempre el argumento ético o moral.

 

Necesitamos reeditar una dirigencia política que crea y mantenga que el poder no es el fin, sino que el poder es el medio, y como tal una herramienta a disposición del bien común de los ciudadanos. Debemos exigir a las organizaciones políticas mantenerse firme en sus valores y principios fundacionales, y defender que no vale todo para alcanzar el poder desmarcándose de las prácticas políticas actuales.

 

La realidad política actual, nos obliga a afirmar que ha surgido un nueva clase política que ha infectado a todas las organizaciones,  una clase política que en su afán de ser Gobierno, se vale de prácticas poco éticas e incluso contrarias a los valores que predican sus propias organizaciones, y aclaro, hablamos de dirigentes, hablamos de políticos, y no de partidos, pues nos negamos a creer que se haya perdido la esencia de las organizaciones políticas tradicionales, ni los argumentos fundacionales de los grupos políticos de reciente creación, es decir, no es un problema de ideologías de izquierda o de derecha, sino de los individuos que lideran dichas organizaciones, pues entendemos que la responsabilidad política es individual.

 

Hoy, para mal de la sociedad tenemos una importante cantidad de dirigentes mediocres, carentes de argumentos, carentes de formación política e ideológica, huérfanos de principios, pero con un afán inmenso de poder, una mala y peligrosa combinación que desencadena en la propagación de políticos de marca blanca, al frente de partidos políticos y peor aún al frente de muchos gobiernos a diferentes escalas. De allí que nos estemos acostumbrando a escuchar hablar de pactos contra natura, de transfuguismo, de atentados contra el estado de derecho, de mociones de censura a pocos meses de las elecciones municipales, que no obedecen a intereses ciudadanos sino a pactos políticos cual intercambio de cromos.

 

Hay que decir que, las marcas blancas propiamente dichas han sido por lo general productos de cadenas de distribución que llegaron a los hogares españoles con una calidad similar a las marcas consolidadas, a un precio más bajo, con la intención de resolver una necesidad en los hogares españoles, sin embargo en política pasa todo lo contrario, los políticos de marca blanca jamás tendrán la misma calidad que políticos de formación con valores éticos y morales, llevarles al frente de las organizaciones políticas o de gobiernos nos hará pagar un precio muy caro, que se traducirá en costes políticos, sociales, económicos y culturales muy elevados y lo que es peor, no resolverán ninguna necesidad ciudadana, pues su único objetivo es satisfacer las necesidades propias.

 

Es por ello que, como ciudadanos debemos ser más exigentes con nuestros políticos, debemos pedirles que estén a la altura de la situación actual, debemos exigirles pronunciarse y defender los intereses ciudadanos y no sus intereses propios, en definitiva debemos luchar contra los políticos de marca blanca, sean éstos de la organización que sean, sean éstas de izquierda o de derecha, o el precio que nos tocará pagar será incalculable y el daño a la democracia no tendrá precedentes.

 

Que el 2024 sea un mejor año para todos los lectores de El Decano de Guadalajara, que nuestros municipios prosperen y consoliden sus valores democráticos, y nuestra dirigencia recapacite y retome el diálogo y el entendimiento con respeto, sobreponiendo el interés colectivo al individual. ¡Feliz Año!

 

Pedro Pimentel Cortez es abogado y vecino de Cabanillas del Campo.

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