La República del futuro

12/04/2024 12:26 PM
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Manifestación celebrando el triunfo republicano en Guadalajara el 15 de abril de 1931 a su paso por la Carrera//Imagen: Archivo fotográfico Alfonso Reyes. Cefihgu.
Manifestación celebrando el triunfo republicano en Guadalajara el 15 de abril de 1931 a su paso por la Carrera//Imagen: Archivo fotográfico Alfonso Reyes. Cefihgu.

La clase trabajadora en el Estado español guarda en su memoria la experiencia de dos repúblicas

 

La clase trabajadora en el Estado español guarda en su memoria la experiencia de dos repúblicas. La primera  fue proclamada en 1873, ante el fracaso para dotar al país de una monarquía que no fuera la borbónica por la clase dominante, por lo que ésta como mal menor aceptó la forma de estado republicana. Mejor este gobierno que ninguno. La I República  fue también la expresión de los anhelos populares de ver cumplidas sus reivindicaciones: empleo, mejora de los salarios, abaratamiento de las subsistencias, eliminación de las quintas y libertades democráticas.

 

El rey Amadeo de Saboya, sobrepasado por la situación del país -Guerra Carlista; Guerra 'Larga' de Cuba, desde 1868 hasta 1878; conflictividad social, intrigas palaciegas,..-dimite. El 10 de febrero de 1873 al conocerse la abdicación, la calle en Madrid y otras ciudades pide la República, que se proclama al día siguiente.

 

En Guadalajara, el 13 de febrero, el alcalde Manuel Mayoral y Medina recibe del gobernador civil de la provincia, con fecha del día anterior, la comunicación de la renuncia de Amadeo y la proclamación de la República. Manuel Mayoral convoca una sesión extraordinaria del Ayuntamiento, en la que se aprueba el acatamiento y aceptación de la República por el municipio de Guadalajara. Después, una manifestación pacífica de unos doscientos republicanos, presidida por el profesor de la Escuela  Normal de Guadalajara, Gregorio Herrainz, y el comité local, es recibida en el Salón de sesiones en el que entran con la bandera desplegada, solicitando se les permitiera izar la bandera republicana en las Casas Consistoriales.

 

El acta de aquella sesión municipal concluye diciendo que, tras un intercambio de saludos y discursos "…el ciudadano Manuel González (Hierro), presidente del Comité Provincial Republicano de Guadalajara, pudo colocar dicha bandera en las galerías de este Consistorio con un nutrido y caluroso viva la República…".

 

El nuevo régimen, que contaba con la oposición de la Iglesia, la alta burguesía, la aristocracia y el ejército solo hubiera encontrado una salida a su supervivencia apoyándose en las clases populares, para lo cual debió aplicar reformas sociales.

 

Pero los republicanos antepusieron el mantenimiento del orden establecido a las peticiones del pueblo. En Guadalajara, sucedió que un grupo de segadores venidos de Arganda, se declararon en huelga el 2 de julio de 1873 en el pueblo de Quer, pidiendo aumento de salario, y ante su actitud, las autoridades provinciales no tuvieron reparos en enviarles, además de a la Guardia Civil, al brazo armado del nuevo estado: los Voluntarios de la República, para forzarles a deponer su actitud:

“En Quer estalló una huelga hace pocos días, que ha hecho precisa la intervención del Gobernador de Guadalajara y de la fuerza de voluntarios de la República, no habiendo concluido todavía, pues muchos obreros se niegan a volver al trabajo.” (La Iberia, 4-7-1873)

 

La decepción y la indiferencia cundieron por todo el país ante los nuevos gobernantes y ello fue el caldo de cultivo para que, en enero de 1874, un golpe del general Pavía disolviera las Cortes que fueron sustituidas por un gobierno militar del general Serrano, quien suspendió las libertades y derechos cívicos y la Constitución. A finalizar ese año, la monarquía fue restaurada de la mano del político conservador Cánovas del Castillo, tras el golpe militar del general Martínez Campos, en la persona de Alfonso XII, hijo de Isabel II.

 

Fotografía del antiguo edificio del Ayuntamiento de Guadalajara, desde cuyas galerías fue proclamada la I República el 13 de febrero de 1873. Procedencia fotografía: desconocida
Fotografía del antiguo edificio del Ayuntamiento de Guadalajara, desde cuyas galerías fue proclamada la I República el 13 de febrero de 1873//Imagen: Procedencia fotografía desconocida. Cortesía Enrique Alejandre Torija.

 

La II República

 

Casi sesenta años después, la  II República fue declarada de nuevo un 14 de abril de 1931, tras la victoria de la conjunción republicano-socialista en las elecciones municipales, sobre todo en las ciudades, suscitando grandes esperanzas para millones de pobres. Creyeron que traería pan, tierra y trabajo para todos pero la realidad fue que, según pasaba el tiempo, a las enormes necesidades del pueblo no se les daba una salida, por lo que obreros y campesinos tuvieron que hacer lo que las leyes no hacían y ocuparon tierras y fábricas y las pusieron a trabajar. Su hambre y su miseria no podían esperar los cien años que, conforme a la legislación de la Republica, se calculaba iba a tardar en realizarse la reforma agraria, el reparto de la tierra, algo fundamental entonces en un país que todavía era predominantemente campesino.

 

El resultado final de aquella 'república de trabajadores" es bien conocido: otro golpe de estado que banqueros, terratenientes e industriales -con el apoyo de la Iglesia Católica- encomendaron al general Franco para liquidar las conquistas de los trabajadores.

 

La derrota republicana tuvo mucho que ver con los planteamientos de aquellos que decían "primero hay que ganar la guerra, luego haremos la revolución", posponiendo para un futuro indeterminado la satisfacción de las demandas de asalariados y campesinos pobres, con lo cual surgió en la mente de muchos la inevitable pregunta: "¿Entonces, qué me da a mí la República?" Y ya se sabe, la moral del combatiente en las guerras es algo muy delicado...

 

Las trincheras de los soldados fascistas y las de los milicianos están unas junto a otras. A través de ellas, en un alto en la lucha, discuten a gritos:

 

"Vosotros sois hijos de campesinos y de obreros", grita un miliciano. "Vosotros deberíais estar aquí con nosotros, luchando por la República, donde hay democracia y libertad".

 

La respuesta  no se hace esperar; es el argumento con el que el campesino ha contestado a todo llamamiento reformista desde la llegada de la república en 1931:

 

"¿Te ha dado de comer la República? ¿Qué ha hecho la República por nosotros para que debamos luchar por ella?" (Félix Morrow. 'Revolución y contrarrevolución en España. La Guerra Civil').

 

Hoy casi cien años  después, el debate monarquía o república comienza a estar de nuevo en el candelero y el término 'república' sigue asociándose a transformaciones en la sociedad. En el futuro es de suponer que la disputa se agrande  y con ella vuelvan los viejos y testarudos interrogantes: ¿Una república sin más? ¿Como la que hay en Francia o EEUU? ¿República para solucionar los problemas de la mayoría de la población o un simple lavado de cara al poder como ese edificio que se repinta para que parezca nuevo sin serlo? Como bien expresó Benito Pérez Galdós tras la reposición de la monarquía en 1874:

 

"Ha visto usted, señor Conde -le dijo- la elegante revolución que hemos hecho? Es un lindo andamiaje para revocar el edificio y darle una mano de pintura exterior. Era de color algo sucio, y ahora es de un color algo limpio, pero que se ensuciará en breves años… Luego se armará otro andamiaje…, llámelo usted República, llámelo Monarquía restaurada. Total: revoco, raspado de la vieja costra, nuevo emplaste con yeso de lo más fino, y encima pintura verde o rosa…” (Benito Pérez Galdós. 'La de los tristes destinos').

 

Luchar para cambiar de jaula, aunque ésta tenga barrotes de oro, no vale la pena. La república del futuro será aquella que dé satisfacción a las carencias de trabajo, vivienda, educación... -que gobiernos con un nivel de progresismo como no se había visto nunca en la historia han sido incapaces de hacer en beneficio- de los más o será un fraude.

 

Naturalmente, para que esto sea posible se hará necesario que la riqueza y la gestión de la misma estén en manos de los trabajadores. Ese es el único camino. En él va el ser o no ser de la nueva república.

 

Enrique Alejandre Torija.  Investigador de temas históricos, autor de 'El movimiento obrero en Guadalajara. 1868-1939', 'Guadalajara, 1719-1823.Un siglo conflictivo' y 'La mujer trabajadora en Guadalajara.1868-1939'

 

Fuentes consultadas para la elaboración de este artículo:

 

- Archivo Municipal de Guadalajara

- Cefihgu

- La Iberia

- Pérez Galdós, B., 'La de los tristes destinos' .Classic Reprint. 2018

- Morrow, F., 'Revolución y contrarrevolución en España. La guerra civil'. Akal Editor.1978. Madrid.

 

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