El BCE cierra el grifo, pero la economía española aguanta bien

Publicado por: Julio Muñoz
14/05/2023 08:00 AM
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Imagen: BCE
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La subida de los tipos de interés hasta su nivel más alto desde 2008 está provocando una fuerte restricción al crédito, pero no está congelando el dinamismo económico

 

 

La economía española está funcionando mucho mejor de lo que cabría esperar después de que el Banco Central Europeo decidiera el año pasado acabar con una década de dinero casi gratis. La entidad presidida por Christine Lagarde subió a principios de mayo sus tipos de interés en otros 25 puntos básicos para situar la tasa de referencia en el 3,75 %. Su nivel más alto desde octubre de 2008. El objetivo es restringir el crédito para enfriar la economía y acabar con la preocupante “inflación pegajosa” que amenaza la estabilidad económica.  

 

Un nuevo paso en el endurecimiento financiero que sigue a los ya dados por la Reserva Federal, cuyos tipos se sitúan en el rango de entre el 5 % y el 5,25 % con el mismo objetivo de lograr la estabilidad de los precios.  

 

Fruto de estas restricciones al crédito, los analistas habían anticipado un fuerte riesgo de recesión económica. A finales del año pasado no se dudaba de ella y la única cuestión era saber la profundidad y el plazo de la misma. Algunos expertos incluso aseguraban que la recesión no iba a ser un mero efecto secundario del endurecimiento monetario, sino la única solución para cumplir con los objetivos de una inflación por debajo del 2 %.  

 

El riesgo de recesión parece reducirse 

 

Pasado el tiempo, sin embargo, el temor ha ido despareciendo gracias a un dinamismo inesperado, sobre todo de la economía española.  Los analistas de CaixaBank, de hecho, ya se están replanteando; para una posible mejora; sus previsiones de crecimiento del PIB fijadas para este año en el 1,3 %. En este sentido, Gonzalo Gortazar, consejero delegado de la entidad, ha reconocido en la presentación de sus cuentas del primer trimestre que el positivo entorno económico está sirviendo para apuntalar su beneficio.  

 

No solo el PIB está evolucionando positivamente, también se está desenvolviendo muy favorablemente el mercado laboral, se está observando una contención del endeudamiento, los precios de la vivienda se han desacelerado y la inflación empieza a mostrar una tendencia favorable. Un entorno muy alentador que incluso puede mejorar si los dos grandes bancos centrales estabilizan o aminoran su estrategia para enfriar la economía. 

 

Los últimos comentarios de sus respectivos presidentes hacen vislumbrar una pausa en la subida de tipos con el fin de ganar tiempo para comprobar los efectos de las alzas acumuladas en los últimos meses. Desde hace algunas semanas, algunos expertos vienen incluso alertando del peligro de que ambas entidades se pasen de frenada. 

 

Es cierto que la estabilidad de los precios es fundamental para la normalización de la economía, pero una excesiva restricción del crédito puede provocar un efecto perverso contrario difícil de manejar tras la concatenación de crisis que se viene sufriendo en Occidente desde la caída de Lehman Brothers y el estallido de la burbuja hipotecaria.  

 

Un buen ejemplo de ello sería la banca. Las entidades financieras, fundamentales para el buen desempeño de la actividad económica, necesitaban de unos tipos de interés razonables para que su negocio funcionara correctamente, dinamizando el mercado. El endurecimiento financiero incluso por encima de lo previsto, sin embargo, podría desalentar en exceso el consumo y hundir el negocio hipotecario, volviendo a la casilla de salida.  

 

Mayor restricción al crédito desde la crisis de la deuda soberana 

 

Una perspectiva que empieza a helar la sangre. Con la subida en espiral del euríbor, el mercado hipotecario empieza a ofrecer datos preocupantes. La firma de préstamos para viviendas durante el pasado mes de marzo registró una caída de cerca del 27 % respecto al mismo mes del año anterior. Un panorama peligroso que amenaza con perpetuarse en los próximos meses en caso de mantenerse la progresión alcista en política monetaria. 

  

La entidad, de hecho, ha confirmado que el ritmo de endurecimiento de los estándares de crédito de los dos últimos trimestres ha sido el mayor desde la crisis de deuda soberana, entre 2009 y 2015. Según una encuesta del propio BCE sobre préstamos bancarios, el 72 % de las entidades financieras ha detectado un descenso de la demanda de crédito no solo en España sino en toda Europa. Un porcentaje extremadamente elevado, sin precedentes desde que se elabora la encuesta, lo cual enciende las alarmas en el sector y, de rebote, en el conjunto de la economía.  

 

Este escenario de deterioro generalizado de las capacidades del tejido productivo para acceder a nueva financiación bancaria y el incremento de sus costes en caso de concesión, aconseja extremar la vigilancia, explican los expertos, sobre la evolución del riesgo de crédito comercial  a través de herramientas de análisis, recuperación y cobertura.  

 

Julio Muñoz es periodista de información económica y experto en comunicación 

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