Los inversores tienen un papel muy relevante en la lucha contra el cambio climático

Publicado por: Julio Muñoz
22/10/2023 08:00 AM
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Imagen: Pexels- ArtHouse-Studio.
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Se prevé que Estados Unidos y Europa inviertan miles de millones en los próximos para impulsar los criterios ESG. En este proceso, los inversores representan una palanca importante para animar a más empresas a adoptar objetivos destinados a mejorar su entorno, evitando o reduciendo los riesgos de reputación y mejorando su financiación. 

 

La reciente Cumbre por el Clima realizada en Nueva York a finales de septiembre no ha dejado conclusiones demasiado alentadoras. Pese a los tímidos avances en el proceso de descarbonización mundial, las emisiones globales están en su nivel más alto de la historia y continúan aumentando en medio de una creciente inversión y producción de combustibles fósiles. Las emisiones de gases de efecto invernadero en Estados Unidos apenas han descendido un 7 % desde 1990, en comparación con el descenso del 32 % registrado en la Unión Europea en el mismo período. 
 

Este retraso está obligando al país norteamericano a lanzar nuevos proyectos legislativos que supondrán más de dos billones de dólares en nuevos gastos federales destinados a apoyar los objetivos estadounidenses de reducción de emisiones mediante inversiones en ámbitos como la fabricación nacional, las tecnologías limpias y la agricultura eficiente desde el punto de vista climático. Esta ambición política debe ir acompañada de un refuerzo de los compromisos de las empresas estadounidenses para adoptar vías de descarbonización basadas en objetivos científicos. 
 

Europa saca los colores a EEUU en la lucha contra el cambio climático 
 

De las tres grandes regiones Europa, Asia-Pacífico y Norteamérica, esta última, recuerdan los expertos, es la que cuenta con el menor número de signatarios de RE100, iniciativa que compromete a las empresas a obtener toda su generación de energía a través de energías renovables antes de 2050.  
 

Al respecto, Estados Unidos cuenta con uno de los porcentajes más bajos de empresas que fijan objetivos científicos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. De hecho, apenas el 42 % de los integrantes del S&P500, el principal indicador de Bolsa en Wall Street, han establecido o se han comprometido a establecer objetivos basados en la ciencia (SBT). Esta cifra es muy inferior a la de sus homólogas europeas, donde el 88 % de los integrantes del CAC 40 francés y el 65 % del DAX alemán han establecido o se han comprometido a cumplir objetivos basados en la ciencia.  
 

Para seguir avanzando en este proceso de descarbonización, los inversores tienen un papel relevante pudiendo contribuir con sus acciones a aumentar estos porcentajes tanto con el objetivo de aportar su granito de arena a la mejora del planeta como por la de conseguir grandes rentabilidades económicas.  La inversión en ESG será una de las grandes tendencias en esta década.  
 

Esto requiere un plan de transición hacia modelos empresariales sostenibles, así como transparencia a la hora de medir los avances en la reducción de emisiones. Así pues, los inversores representan una palanca importante para animar a más empresas a adoptar objetivos destinados a mejorar su entorno, evitando o reduciendo los riesgos de reputación y reglamentarios derivados de su contribución al cambio climático. 
  

Estrategias de inversiones acordes con una economía más solidaria 
 

La lucha contra las emisiones y la protección de la naturaleza se ha convertido así en uno de los grandes focos de inversión dentro del universo ESG, no solo en Europa sino también en Estados Unidos, consolidando un cambio de mentalidad en el mundo inversor.  
Para ayudar en este sentido, se han desarrollado una serie de índices de referencia climáticos. Estos suelen estar en función de la huella de carbono, la autodescarbonización, la exposición a combustibles fósiles, la exclusión de actividades del sector empresarial y los ingresos ecológicos, o una combinación de los cinco.  
 

Una de las grandes ventajas para los inversores es la de poder seguir estrategias de inversión acordes con los objetivos de la transición hacia una economía más solidaria y menos contaminante. Al respecto, las empresas que presenten estrategias netas cero completas y sólidas, respaldadas por la ciencia y verificadas por terceros pueden tener un acceso mucho más fácil al capital y a la financiación.  
 

Además, las encuestas demuestran desde hace tiempo que la dirección de las empresas considera que un compromiso con objetivos climáticos basados en la ciencia es un motor importante para reforzar el conocimiento de su propia marca.  
 

BME lanza dos nuevos índices ESG 
 

El impulso vivido en los últimos años, sin embargo, dejan algunas dudas en los mercados financiero cada vez más preocupados ante el fraude en la aplicación de las medidas medioambientales y corporativas con la publicación de informes exagerado o incluso falsos. Algunos grandes analistas han puesto duda en cómo se están haciendo las cosas en ESG y la precisión con que se miden.  
 

Una buena forma para controlarlo y generar una mayor confianza es la creación de índices que obliguen a las empresas a ser mucho más transparentes. Con este objetivo de fondo y con el fin de promover la sostenibilidad BME ha lanzado una nueva familia de Ibex compuesta por dos tipos de indicadores.  
 

Por un lado, el Ibex ESG, que selecciona a sus componentes de acuerdo a determinados criterios de sostenibilidad y que está ponderado por capitalización ajustada por capital flotante, y, por otro lado, el Ibex ESG Weighted, compuesto por los mismos valores, pero con una ponderación ajustada a su calificación de sostenibilidad (ESG Impact Rating). Ambos índices se calculan en tiempo real en tres versiones: precio, con dividendos y con dividendos netos. 
 

Cualquier empresa del Ibex 35 o del Ibex Medium Cap con calificación ESG igual o superior a C+ (existen 12 niveles que van del A+ a D-) puede optar a formar parte de estos nuevos indicadores. Además, las compañías deben cumplir con los Principios Global Compact de Naciones Unidas, y se tienen en cuenta determinados criterios de exclusión por actividades de negocio críticas para la sostenibilidad. La revisión del índice se hará con carácter anual en el mes de septiembre. 
 

Con este lanzamiento, ha apuntado Carmen López, responsable de índices de BME, “se busca ofrecer un indicador claro y con criterios transparentes que sirva para medir el impacto en sostenibilidad de las empresas españolas, algo que tiene una enorme importancia social y económica y con lo que BME, como infraestructura de mercado y también como empresa, está firmemente comprometida”. 
 

La primera composición del índice está formada por las siguientes 47 empresas cotizadas: Acciona, Acciona Energía, Acerinox, ACS, Almirall, Amadeus, Applus, Atresmedia, CAF, Sabadell, Bankinter, BBVA, Caixabank, Cellnex, Cie, Corporación Alba, Ebro, Edreams, Enagas, Ence Faes, Ferrovial, Fluidra, Catalana Occidente, Gestamp, Dominion, Grenergy, Grifols, Iberdrola, Inditex, Colonial, Rovi, Linea Directa, Mapfre, Meliá, Merlin Properties, Pharma Mar, Prosegur, Redeia,  Sacyr, Santander, Solaria, Técnicas Reunidas, Telefónica, Unicaja, Vidrala y Viscofan. 
 

“Esta nueva familia de índices”, ha señalado Marion Leslie, Head Financial Information de SIX, miembro del Consejo de Administración de BME, “busca fomentar los esfuerzos de sostenibilidad de los emisores y aumenta la transparencia para los inversores que desean invertir en empresas con un sólido perfil de sostenibilidad". 



Julio Muñoz es periodista de información económica y experto en comunicación 

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