Un ‘catastrazo’’ directo a la yugular

“Aplicaremos una política fiscal moderada, tendente a la bajada de impuestos y compatible con la prestación de unos servicios públicos municipales de calidad”. Así reza, textualmente, el punto 4 del apartado titulado ‘Un Gobierno municipal transparente, abierto y participativo’, de las medidas incluidas en el pacto suscrito entre PP y Vox para la gobernabilidad del Ayuntamiento de Guadalajara tras las elecciones de mayo. Pues de política fiscal moderada, nada de nada.

Después de que la alcaldesa, Ana Guarinos, se pasease durante la campaña electoral prometiendo a diestro y siniestro que no subiría los impuestos, la primera gran medida económica adoptada por los populares y sus socios de la ultraderecha ha sido una brutal subida del IBI. Una medida que va directa a la yugular de los vecinos de la ciudad.

Por si algún despistado aún no se ha enterado, le recordamos que, gracias a la suma de votos del PP y Vox, el Consistorio capitalino va a dar luz verde a las nuevas Ordenanzas Fiscales para 2024, que recogen una subida del 17,4% en la conocida como contribución urbana, es decir, lo que pagamos por tener en propiedad una vivienda, trastero, plaza de garaje o cualquier inmueble en Guadalajara. Este incremento va a suponer, en la práctica, que se van a tener que pagar entre 90 y 100 euros más al año por una vivienda media en la ciudad. Una verdadera sangría para miles de guadalajareños. 

La excusa argumentada por el concejal de Hacienda, Alfonso Esteban, es que el anterior equipo de Gobierno del PSOE y Ciudadanos dejó un ‘agujero’ de nueve millones de euros en las cuentas municipales, que obliga a subir el IBI para poder asegurar la prestación de los servicios municipales. Y para justificarse, ‘tira’ de un informe del “órgano de gestión presupuestaria” que sólo lee en una rueda de prensa y no facilita en ese momento a los medios. En él, relata, se refleja un “notable déficit” en la previsión de ingresos. Lo que obvia el edil es que en dicho informe no se habla en ningún momento de ese famoso ‘agujero’ de 9 millones de euros.

No vamos a marearles con cuestiones de técnica presupuestaria, lo realmente sangrante es que el PP y Vox, incumpliendo su propio programa de Gobierno y, por ende, mintiendo a los ciudadanos, van a meter un buen bocado a los bolsillos de los guadalajareños en un momento en que la subida de los precios, la inflación y, en general, el estado de las economías domésticas es más que delicado, llegando en muchos casos a niveles de pobreza.

Y no lo decimos nosotros. Un claro reflejo de esta situación se puede observar en las atenciones prestadas en el Proyecto Integral gestionado por Accem y Cáritas Diocesana, presentado esta semana, que desde enero hasta septiembre de 2023, ha brindado servicios de apoyo a 629 familias, lo que suma un total de 1.676 personas atendidas en Guadalajara.  

No pretendemos dar lecciones de economía ni de Hacienda local, en primer lugar, por desconocimiento de los intríngulis presupuestarios, pero cabría preguntarse si no hay otro modo de sostener las cuentas municipales sin tener que pegar tamaño sablazo a los guadalajareños. Seguro que hay fórmulas, y muchas. Otra cosa es que se quiera profundizar, trabajar y proponer soluciones que no castiguen de esta forma a la ciudadanía. 

Podrían empezar por dar ejemplo, aunque sólo fuese de forma simbólica. Así, en congruencia con la austeridad prometida por Ana Guarinos al tomar posesión como alcaldesa, podrían aplicar una contundente rebaja a los sueldos que perciben los concejales liberados del Equipo de Gobierno que, en total, suponen un gasto de casi un millón de euros al año -sufragados con esos impuestos que ahora nos van a subir-, sin contar los pagos a la Seguridad Social y sin sumar lo que cobran los asesores y puestos de confianza de los que se han rodeado los populares y los señores y la señora de Vox en el Ayuntamiento. 

Queda meridianamente claro que la austeridad sólo se la exigen a sus conciudadanos, a los que ya han comenzado a apretar los tornillos. Y lo que nos queda. Concretamente, cuatro años. 

¡Arriba las manos! Esto es un atraco.