EDITORIAL: Vergüenza

Publicado por: El Decano
08/03/2024 12:51 PM
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Víctor San Vidal//Imagen: Ayto. Fontanar Facebook.
Víctor San Vidal//Imagen: Ayto. Fontanar Facebook.

Hoy es 8 de marzo. El Día Internacional de las Mujeres. En condiciones normales este editorial hablaría de las mujeres, de una jornada festiva, de reivindicación y de lucha contra la brecha salarial, las desigualdades, el maltrato, la precariedad y un sinfín de cuestiones que, en pleno siglo XXI, deberían estar totalmente superadas. 


Pero hoy no vamos a hablar de mujeres, sino de un hombre, Víctor San Vidal, alcalde de Fontanar, que ha protagonizado un repugnante y vergonzoso capítulo de vejaciones, insultos y humillaciones contra una joven trabajadora municipal en la Casa de la Juventud de la localidad alcarreña. 


Los hechos ocurrieron el pasado domingo. Un vídeo grabado por varios testigos corría como la pólvora entre los grupos de whatsapp de Fontanar y Yunquera de Henares, localidad vecina donde acuden a estudiar numerosos jóvenes del pueblo. El Decano de Guadalajara tuvo acceso al mismo y, ante la gravedad de los hechos, lo hizo público en EXCLUSIVA. El revuelo y la indignación no tardaron en hacerse patentes en redes sociales y han sido numerosos los medios nacionales que se han hecho eco de nuestra información.


El comportamiento energúmeno del alcalde, haciendo gala de un claro abuso de poder, no tiene ninguna justificación. No le justifica ni siquiera su dimisión, anunciada anoche, con nocturnidad y alevosía. Este señor -por llamarle de alguna manera- arremetió de forma violenta contra la joven en unas instalaciones municipales al tiempo que le gritaba “subnormal”, “tonta” y “retrasada mental” en un tono absolutamente vejatorio y amenazador, golpeando el mobiliario que encontraba a su paso. Según los testigos consultados por El Decano, salió varias veces al exterior para cerciorarse de que su ‘bravuconada’ no era escuchada por nadie. Porque el vídeo que reproducimos sólo muestra unos segundos de una escena que se prolongó durante varios minutos. Desconocía entonces el alcalde que varios jóvenes del pueblo, alarmados por los gritos, grabaron tan asqueroso acto. Bravo por estos chavales.


Una vez conocedor de que había sido pillado ‘in fraganti’, los intentos de Víctor San Vidal por ocultar los hechos fueron lamentables. Entre ellos, una publicación en su perfil de Instagram -el 6 de marzo, tres días después de la grave agresión verbal- a través de la que intentó hacer creer que ese fin de semana no estuvo en Fontanar. Una imagen nocturna de una calle de Toledo a la que añadió la frase: “Buen finde con buenos resultados por estas tierras… Toledo-España”. Un perverso intento de cubrirse las espaldas, pueril, infame y, sobre todo, cobarde.  


Ante la magnitud que alcanzaron los acontecimientos, con el pueblo casi levantado en armas y la prensa nacional encima, el mismo 6 de marzo, el todavía alcalde colgó en sus redes un comunicado en el que reconocía haber sido el autor de los hechos. Mostraba su arrepentimiento pero, ¡Oh sorpresa!, achacaba su comportamiento a un problema de “estrés acumulado y extrema tensión nerviosa” que justificaba por “la gran carga de trabajo”, la “carencia de medios” y la “persecución mediática y judicial”. Señor San Vidal, si usted no soporta las cargas y las carencias propias de su puesto, no se presente a alcalde, porque todos esos problemas también los padecen cientos de ediles de toda España, especialmente los de los pequeños pueblos, y no la emprenden a golpes, gritos e insultos con sus trabajadores. No se puede ser más perverso en un comunicado en el que, además, se muestra como la víctima y no como el culpable que es. Y en el que anuncia su “baja temporal” aferrándose al sillón en un verdadero ejercicio de vergüenza ajena.


Los acontecimientos se precipitaron. La oposición en Fontanar pidió su dimisión y el Ministerio Fiscal anunció el inicio de diligencias de investigación por un presunto delito de acoso laboral o trato degradante. 


Totalmente acorralado, a última hora de ayer jueves anunciaba su dimisión. Tarde, señor San Vidal. Tarde y mal. Tarde, porque debería haber dimitido desde el minuto uno. Mal, porque continúa achacando su comportamiento a un problema de salud mental, en una clara estrategia que le puede servir como atenuante en un más que probable proceso judicial, pero con la que usted ya no engaña a nadie. 


Este editorial, que debería haber estado dedicado a las mujeres, también habla de partidos políticos. Concretamente, de Entre Todos Fontanar, la agrupación de independientes con la que Víctor San Vidal obtuvo la Alcaldía por mayoría absoluta. Una formación que ha defraudado a todo un pueblo, que se ha mantenido al margen, callada y escondida durante cuatro días, sin condenar los hechos y encubriendo al alcalde con su silencio. La obligación de los concejales de ETF debería haber sido retirar la confianza a su jefe de filas desde el principio y pedir su dimisión. Su pronunciamiento público se ha demorado nada menos que cuatro días. Señores de Entre Todos Fontanar, al igual que su líder, tarde y mal. En nuestra opinión, deberían seguir los pasos de su querido Víctor, porque han demostrado más apego al sillón que honestidad con el pueblo para el que gobiernan.


Y en este editorial también hablamos de un pueblo, Fontanar. Una tranquila localidad alcarreña que esta semana ha visto completamente alterada su vida cotidiana. Cámaras de televisión, fotógrafos, periodistas en busca de testigos… Al principio, la difusión del vídeo causó un gran revuelo que se ha ido convirtiendo en indignación con el paso de los días. Un pueblo que se ha unido para decir “¡Basta!” a la forma de actuar de este elemento y que, según fuentes consultadas por El Decano, ya ha protagonizado capítulos similares con anterioridad no sólo contra su última víctima, sino contra varios vecinos del pueblo. Sin embargo, en uno de sus comunicados de esta semana, Víctor San Vidal se define como “pacífico, tolerante y respetuoso” ¿Opinan lo mismo sus vecinos? Juzguen ustedes. 


El pueblo ha levantado la voz, ha apoyado sin fisuras a la víctima y clama por volver a la normalidad que les ha arrebatado su ya ex alcalde. Lo lamentable es que todavía quedan algunos ‘palmeros’ que, en redes, le honran el gesto, le muestran su apoyo e incluso le felicitan: “Un momento de calentón lo tiene cualquiera”, “Ánimo alcalde, todos tenemos un momento de nervios o estrés  y lo pagamos con quien menos culpa tiene, pero lo mejor de todo es pedir disculpas y perdón y eso te honra”, “Rectificar es de sabios, todos tenemos un día malo”, “No sé qué pasó pero tu acto te honra. Grande Víctor”... ¿Es que esta gente no tiene hijas, hermanas, amigas...? ¿Si le hubiese ocurrido a alguna de ellas, también sería tan “grande” Víctor? Sin comentarios. Sin duda a Fontanar le va a costar recuperar la normalidad y quedará más de una cicatriz entre vecinos que sólo el tiempo podrá cerrar. Y se lo tendrán que ‘agradecer’ a la persona en la que depositaron su confianza para llevar la vara de mando del pueblo durante años. 

 

Y cerramos nuestro editorial hablando de mujeres. De la víctima. De una mujer que es el reflejo de las muchas brechas que el machismo trata de perpetuar en nuestra sociedad. Una joven que suponemos que estará pasando por un auténtico calvario ante la dimensión de los hechos y para la que pedimos una tregua. Una joven que está recibiendo el respaldo de todo un pueblo y de una sociedad indignada ante unos hechos deleznables. 


Desde El Decano de Guadalajara queremos denunciar todo tipo de violencia ejercida contra las mujeres y mostramos nuestra más enérgica repulsa ante unos hechos que, de no haberse hecho públicos, hubiesen continuado produciéndose. Si con nuestra información hemos contribuido de alguna manera a que este individuo desaparezca de la vida pública y nuestro pequeño granito de arena ha servido para proteger a una mujer de los abusos de poder a los que ha estado sometida, nos damos por satisfechos.

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